
¿ES MACHISTA EL DÍA DE LOS ENAMORADOS?
«Se puede observar que a través de un consumismo masivo, la celebración del día
de los enamorados mantiene arraigada esa idea del amor cortés que debe recibir una mujer,
fruto de una cultura machista camuflada por el amor romántico».
«La festividad comienza a celebrarse oficialmente en el siglo V, cuando el Papa Gelasio I la
instauró el 14 de febrero, en un intento de cristianizar la antigua festividad pagana
Lupercalia, un festival romano relacionado con la fertilidad».
«Fomentando la idea de que un mejor regalo se traduce en más amor, San Valentín se emplea como excusa comercial, en un intento de generar necesidad de consumo.»
Por Natalia Marín García

14/2/2025
La celebración del día de San Valentín, el 14 de febrero, se vincula históricamente al amor, además de generar grandes sumas de dinero cada año. Debido a la antigüedad de esta tradición, su procedencia es incierta, no obstante, se conoce que el mes de febrero se encuentra vinculado al romanticismo desde la cristiandad y las tradiciones romanas. El origen de esta festividad se remonta a la Antigua Roma, y se asocia a más de una leyenda. La Iglesia Católica recoge más de dos santos con el mismo nombre, de los cuales todos son considerados mártires. El relato más conocido a lo largo de los años, ha sido el de San Valentín de Roma: un sacerdote cristiano que vivió durante el reinado del emperador Claudio II, en el siglo III.

La leyenda cuenta que el emperador prohibió el matrimonio entre los jóvenes soldados, puesto que asociaba estar soltero con un mayor desempeño de sus labores como guerreros en el ejército. Sin embargo, ante este acto de injusticia, San Valentín desobedeció a Claudio II, y empezó a casar en secreto a parejas formadas por soldados. Tras ser descubierto, fue arrestado y ejecutado el 14 de febrero del año 270 d.C, dejando como legado la conmemoración del Día de los Enamorados.
La festividad comienza a celebrarse oficialmente en el siglo V, cuando el Papa Gelasio I la
instauró el 14 de febrero, en un intento de cristianizar la antigua festividad pagana
Lupercalia, un festival romano relacionado con la fertilidad. Durante casi 800 años, los
jóvenes romanos realizaban ceremonias denominadas lupercales, que consistían en colocar en
una urna nombres de mujeres adolescentes, para que los jóvenes eligieran un nombre al azar,
y así cada uno escogiera una compañera para el resto del año.

En aquel momento, la mujer era considerada un bien material y emocional, lejos de ser una ciudadana más.
Con el tiempo, San Valentín se convirtió en el patrono de los enamorados, se popularizó en
Europa y tras ello, en todo el mundo. En el siglo XIX, se consolidó la costumbre de
intercambiar cartas, puesto que era un método sencillo a la hora de expresar las emociones.
Más tarde, en el siglo XX, la celebración se volvió más comercial con la venta de flores,
chocolates y cenas románticas. Actualmente, el día de San Valentín se festeja en numerosos
países a través de distintas tradiciones.
No obstante, hoy en día, se ha convertido en una fecha comercial, más que de carácter religioso o sentimental.

Desde un punto de vista de género, parte del origen de esta conmemoración puede
considerarse como un acto de rebeldía por amor, aunque realmente su instauración oficial como celebración, fue un reemplazo de una tradición que materializaba a las mujeres y las desprendía de su capacidad racional de elección. Además, el desarrollo de esta tradición incorporó un vínculo con el “amor cortés”, que a grandes rasgos idealiza a la mujer y la sitúa en un rol pasivo desde la perspectiva masculina.
Si analizamos su representación actual, se puede observar que el Día de los Enamorados sigue arraigado en los mitos del amor romántico, impulsado por una gran comercialización.
En su mayoría, el día de San Valentín comprende que el hombre debe sorprender a su pareja
con regalos o encuentros de gran magnitud, y que las mujeres, deben esperar ese cortejo. Este
ideal, no hace más que perpetuar los roles de género tradicionales, que sitúan al hombre en
una posición de poder y a la mujer en una posición subordinada. Del mismo modo, debido a
su comercialización extrema, las campañas publicitarias contribuyen a reforzar los
estereotipos, asociando la magnitud del amor hacia a la pareja con mejores regalos, como
pueden ser joyas o cenas costosas. Al acercarse este día, las empresas aprovechan para
ofrecer productos relacionados con temáticas amorosas, materializando el significado original
de esta festividad. De este modo, fomentando la idea de que un mejor regalo se traduce en
más amor, San Valentín se emplea como excusa comercial, en un intento de generar
necesidad de consumo.

Por lo tanto, se puede observar que a través de un consumismo masivo, la celebración del día
de los enamorados mantiene arraigada esa idea del amor cortés que «debe recibir una mujer», fruto de una cultura machista camuflada por el amor romántico. El Día de los enamorados mantiene interiorizados los roles de género, a pesar de que en algún momento llegó a simbolizar la expresión del amor con gestos simples como cartas. Aunque, actualmente, está aumentando de forma significativa el número de personas que semanfiestan en desacuerdo con estas prácticas, negándose a celebrar San Valentín, o ejerciendo el rol cortés desde ambas partes de la pareja.
Natalia Marín García es licenciada en Sociología y estudiante del Máster de Género de de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.
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