DÍA DE LAS MUERES RURALES:

CASI DOS MILLONES DE ANDALUZAS VIVEN EN ZONAS RURALES LEJOS DE LA IGUALDAD
.-Precariedad laboral, brechas salariales y roles tradicionales limitan su protagonismo socioeconómico y político.
.- La titularidad de las explotaciones agrarias sigue siendo mayoritariamente masculina. En Ganadería, sólo el 16% de las empresas están a nombre de mujeres.
.-Se enfrentan además a la despoblación y a la falta de renovación generacional en el campo.
.- La ONU ha declarado el año próximo, 2026, como «Año Internacional de la Mujer Agricultora».

Cuando en 2007 la ONU acordó establecer el 15 de octubre como «Día Internacional de las Mujeres Rurales» pensaba en las campesinas que sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados que pongan en valor su esfuerzo. También quiere recordar la ONU que las mujeres que viven alejadas de las zonas urbanas soportan mayores dificultades para acceder a los servicios públicos, la educación, la asistencia sanitaria, y en muchos casos hasta para las infraestructuras, como el agua y saneamiento, déficits que hay que superar.
La fecha actúa así como altavoz para que se conozca la situación de estas mujeres que además de enfrentarse a la desigualdad de género tiene también que superar la discriminación territorial. Su invisibilidad llega hasta el nivel de la estadística: faltan muchos datos sobre empleo femenino rural, brecha salarial, titularidad de exploraciones agrícolas, liderazgo local… cifras todas ellas, actuales o pasadas, que al desconocerse con precisión imposibilitan la comparación e incluso la evolución, por lo que se ofrecen visiones más aproximadas que reales.

Se calcula que el 20 % de mujeres de áreas rurales de entre 18 y 64 años llevan a cabo tareas empresariales fuera de sus propiedades particulares o de otras ocupaciones como jornaleras por cuenta ajena, entre otras. Para impulsar este emprendimiento la Junta de Andalucía en colaboración con el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) viene desarrollando un programa destinado especialmente a mujeres rurales de municipios de menos de 5.000 habitantes con ofertas de formación, asesoramiento, itinerarios de orientación, etc. También se han puesto en marcha iniciativas patrocinadas por la Unión Europea dentro de los programas Leader / FEADER.
Y es que las andaluzas, como las mujeres rurales de cualquier otra región europea hacen frente a diario a situaciones muy similares: la mayoría trabaja sin cotizar, sus oportunidades laborales son muy reducidas y además la violencia machista se sufre en una mayor soledad y con recursos escasos o inexistentes. También tienen en común con el resto de las europeas las cantinelas oficiales de «guardianas de las tradiciones» que a veces suponen más un freno que un impulso decisivo para la mejora de su situación. Un buenismo institucional que suele quedarse en eso: buenismo.

PRINCIPALES RETOS ESTRUCTURALES
-Aumento de las políticas que refuercen la igualdad salarial, empleo estable y reconocimiento del trabajo no remunerado.
-Romper con los estereotipos de género, especialmente en roles agrarios tradicionales, para que las mujeres puedan acceder a la toma de decisiones, titularidades, subvenciones, etc.
-Mejorar la conciliación, ya que la carga de cuidados sigue recayendo mayoritariamente sobre mujeres, lo que limita sus opciones laborales y movilidad.
-Aumentar el acceso a servicios públicos básicos en los pequeños municipios rurales: sanidad, educación (incluyendo formación profesional), transporte, conectividad digital.
-Combatir el aislamiento geográfico y el deterioro de servicios para prevenir que más mujeres emigran o abandonen el medio rural.
Un día, este 15 de octubre, para volver a recordar que sigue pendiente para todas las mujeres rurales un plan mundial por la igualdad de género centrado en eliminar la pobreza, lograr justicia climática y garantizar la participación plena de todas en el desarrollo sostenible. Vivan donde vivan.
Sara Lagos