DE SIMONE DE BEAUVOIR A ALMUDENA GRANDES
Por Kechu Arámburu
Las mujeres que apostaron por usar las letras y la pluma para contar intra historias propias y ajenas, o catecismos de vida para enseñarnos con formatos camuflados, o al natural, los pilares del poder, de los amores prohibidos, de los puentes sin atravesar, o sencillamente recitarle a la imperfección de la belleza.
Ellas no siempre dispusieron de derechos, y menos de reconocimiento por el valioso oficio de transmitirnos ese territorio de mujeres invisibilizado, que nos estremece, y nos da la pócima para conocer más y mejor el norte, y el sur, el este, y el oeste de la geografía femenina, de la que bebemos y donde nos referenciamos.
Compensar la discriminación histórica de las mujeres en la vertiente literaria, o en los catálogos alejados de la paridad, debe superar la onomástica de un calendario que marca en octubre “el día de la Escritoras” situándonos más allá de la tímida quiebra del olvido que enmascara la velocidad de un tiempo vivido con atajos, y dándole bula a la memoria secuestrada.
Para ello es inevitable traer al estrado, algunas muestras de los ingentes nombres de mujeres que siempre nos representaron, y nos representan, y fueron víctimas de la desmemoria y el silencio, unas más y otras menos, ellas que nos allanaron el camino para hoy (Simone de Beauvoir, Mary Wollstonecraf, Rosalía de Castro, Virginia Woolf, Agatha Christie, Carmen de Burgos, María Teresa León, Concepción Arenal, Carmen Laforet, Kate Millett, Ana María Matute, Emilia Pardo Bazán, Gloria Fuertes, María Zambrano, Rosa Montero, María Dueñas, Almudena Grandes, y tantas otras…)
A pesar de que según la última edición del estudio «Hábitos de lectura y compra de libros en España», editado por el Ministerio de Cultura, desnudan la obscena discriminación, y vuelve a darnos las cifras que demuestran, como la igualdad real no ha sido compañera de viaje de las escritoras.
Y los números que nunca son silenciosos, gritan desesperadamente estos porcentajes de mujeres lectoras (69%) significativamente superior al de los hombres (59%), pero el delator implacable es el de las publicaciones masculinas (62%) y las femeninas (38%). Sin embargo, a pesar de que ellas leen más, ellos son los principales productores de literatura, los datos de obras registradas en el ISBN en 2021 dicen que:
«De 66.371 títulos inscritos en España, el 61,8 % son de hombres y el 37,8 % son de mujeres.«
También el espejismo de la igualdad se ve reflejado de forma nítida en los premios literarios: 16 mujeres han ganado el Premio Nobel de Literatura, que, desde su creación en 1901, han conseguido 112 hombres. En España, el Premio Cervantes ha galardonado a 4 mujeres, frente a 41 hombres, desde 1976.
Demoledoras cifras que nos devuelven hoy, a una realidad altamente masculinizada, y que nos interpela como mujeres, como escritoras y como sociedad a tejer alianzas literarias, y conquistar una de las herramientas más poderosas del ser humano, las letras para esa mitad de la población no solo relegada, sino víctimas de un negocio con un profundo sesgo de género, que desestabiliza los espacios de igualdad en el mundo literario.
Artículo publicado por Kechu Arámburu, patrona de la Fundación María Fulmen, en la Web oficial de la Fundación: fundaciónfulmen.com: «A modo de homenaje a María Fulmen, con motivo de la próxima celebración del día de las Escritoras (16 de octubre de 2023)».