
DÍA DE LAS MADRES PERO MENOS
La corresponsabilidad es el reparto equilibrado de las tareas domésticas y de las responsabilidades familiares, tales como su organización, el cuidado, la educación y el afecto de personas dependientes dentro del hogar, con el fin de distribuir de manera justa los tiempos de vida de mujeres y hombres. (1)
Por Paula Gómez Rosado

Ser madre no deja de ser una responsabilidad propia de la vida adulta y, quien la asume libre y voluntariamente, porque no olvidemos que es una elección personal, por supuesto que también la disfruta porque las relaciones afectivas siempre son gratificantes y las personas somos felices cuando cuidamos a seres vulnerables, además de lo satisfactorio que resulta ir descubriendo cada día los avances en la madurez de los hijos e hijas y sentirnos actrices útiles en ese proceso.

Pero ser madre no es más que un accidente cuyas consecuencias duran toda la vida. El patriarcado se encargó de romantizar la maternidad porque era la mejor forma de descargar a los hombres de las responsabilidades de crianza, pero tenemos que admitir que, todavía hoy, las madres son mujeres que asumen con un exceso de tareas y esto les genera cansancio, estrés y falta de tiempo propio. Además, la mayoría de mujeres cuando son madres renuncian a aspectos de su vida anterior que a veces son decisivas en su propio desarrollo personal, como ejemplo, sus renuncias en su carrera profesional o en el ejercicio de algún deporte o en una actividad de voluntariado que les resultaban estimulantes y satisfactorias. Por tanto, es necesario la asunción corresponsable de los cuidados para lograr una sociedad más justa.

Por otro lado, si reflexionamos con honestidad, ese papel sobredimensionado de las madres en los cuidados, ha sido perjudicial tanto para ellas como para los padres que se han visto relegados a un papel secundario en el contacto con sus hijas e hijos y, demasiadas veces, padres totalmente invisibles que cuando se daban cuenta sus hijas e hijos habían crecido y eran unas personas adultas totalmente desconocidas con quienes no sabían como interactuar, lo que generaba dolor por ambas partes.

Optar por una paternidad corresponsable sería importante que se convirtiera en un objetivo social básico en el que todo el mundo se implicara en la medida de sus posibilidades, desde las administraciones con campañas y otras actuaciones de concienciación, no sólo con permisos de paternidad, que también y además deben ser obligatorios. Además es necesario lograr una decidida apuesta delas madres para dar un paso atrás, sin sentirse “malas madres” y que exige de ellos un paso al frente en los cuidados activos desde el momento que nacen las criaturas, en el doble papel de cuidadores directos y de responsables de cuantas tareas son necesarias para el desarrollos infantil con salud física, mental y emocional. Porque es verdad que ellos ya asumen tareas, pero en la mayor parte de los casos, como “chicos buenos” que obedecen, mientras las madres siguen cargando con el peso de la responsabilidad mental de conocer necesidades, buscar soluciones y organizar la intendencia. Por último,
aboguemos por una sociedad de iguales en las que los cuidados, como centro de la vida, sea una tarea de toda la sociedad, de toda la familia, de todas las personas.
Para ello, es necesario una educación en la corresponsabilidad que incluya en el curriculum los valores, actitudes y tareas que nos preparan para ser cuidadoras y cuidadores amorosos y responsables, de nada sirve un curriculum basado en el desarrollo intelectual de cara a ser útiles en lo público, si no se soluciona de manera justa la base social que sostiene todo el sistema, es decir, si abandonamos los cuidados.
HIJA DE MIGRANTE

Nunca pude conocer a mi madre, pero le agradezco dos cosas: que tuviera la
valentía de parirme en aquellas condiciones tan duras y que me dejara en manos de su
madre, mi abuela, la mejor cuidadora-educadora-madre amorosa que me pudo dar. Por mi
madre y todas las madres migrantes que tuvieron que dejar a sus hijos para cuidar hijos
de mujeres en países o ciudades desconocidas.
Un veraniego día yo abrí por fin los ojos
para observar del mundo tan solo un pecho cálido.
Qué largo recorrido madre tan divergente
desde mi edad primera
tú ese camino extraño sin volver a pisar
tus zapatos el suelo cuyo polvo te hizo
yo aquí al abrigo ajeno
forastera en mi tierra
sin lugar en mi casa.
La herida del desgarro quedó por siempre abierta
en el cuerpo cansado de quien voló a otro mundo
y en el que aquí esperaba salir de la orfandad.
Mas abre la distancia senderos invisibles
a veces despejados
casi siempre seguros
por el que se transita de una orilla a otra orilla
del mar de los afectos sin barcos ni aviones.
Vi crecer las raíces en mi propio arriate
de semillas plantadas y compost nutritivo
regadas a conciencia con palabras que alientan
al cálido resguardo de otras manos cercanas.
Así que gracias madre
te debo cuanto soy
nada hemos compartido pero te reconozco
el doloroso esfuerzo de aceptar mi existencia
y creo haber llenado la vida que me diste.
Paula Gómez Rosado es escritora y feminista.
(1) Pag. 6 de la Guía de Corresponsabilidad , la corresponsabilidad también se enseña. Organización de mujeres de los STEs