Mujeres del Sur

MUCHO QUE DECIR

LA ESCLAVITUD DEL SIGLO XXI

«Los talibanes quieren impedir que las mujeres hablen en público, que viajen solas sin un hombre al lado en el transporte público, les han negado el derecho a la educación… lo que está pasando en Afganistán y por ende en los países musulmanes es algo que las mujeres del mundo no podemos ni debemos tolerar».

Por Cristina Martínez

De nuevo Afganistán. Las mujeres en ese país ahora ya no pueden hablar en público.
El sonido de su voz es una falta grave contra la modestia según los censores del Ministerio de la Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio.
Con esa nueva prohibición, los talibanes estrechan el círculo en el que tienen encerradas a las mujeres quienes a partir de ahora tampoco podrán viajar en un vehículo público si no van acompañadas por un varón de su familia.
Otra prohibición más que la comunidad internacional tolera con las quejas consiguientes, pero sin mover ni un dedo.

En ese país, la educación está prohibida para las niñas. 79 mujeres, todas ellas maestras y alumnas, han sido envenenadas por incumplir la prohibición y algunas se encuentran en estado crítico. En junio del año pasado 82 alumnas fueron asimismo envenenadas por esa razón.
Las mujeres deben cubrir por completo su cuerpo y su rostro para evitar la tentación. Otras prohibiciones incluyen el adulterio pero, ¡ojo!, sólo la mujer es lapidada, el hombre adúltero se va a casa con unos cuantos azotes, la homosexualidad, los juegos de azar, las peleas de animales, la creación o visualización de imágenes de seres vivos en una computadora o teléfono móvil, la ausencia de barba o una barba demasiado corta en los hombres. Está prohibida «la amistad» con «un infiel» o sea con un no musulmán.
Afganistán se ha convertido en una enorme cárcel para sus habitantes en general y para sus mujeres en particular.

Un niño de cuatro años tiene más autoridad que su madre…

Ahora bien, China y los Emiratos Árabes están dispuestos a reconocer a ese gobierno.
Que los Emiratos Árabes los acepten va en su línea de acción. También en esos países las mujeres han sido eliminadas como civiles y son víctimas de una misoginia aberrante. En el caso de China, los chinos están dispuestos a casarse con el diablo con tal de venderle una moto.
Lo que está pasando en Afganistán y por ende en los países musulmanes es algo que las mujeres del mundo no podemos ni debemos tolerar. Si se lo hacen a una, nos lo hacen a todas. ¿Qué tal empezar por boicotear los productos chinos si de facto reconocen al gobierno talibán?

Cristina Martínez Martín es escritora, profesora jubilada, empresaria y feminista.