«PAROLE, PAROLE, PAROLE…» Y EL CHIVATAZO FISCAL DE LAS PULSERAS
Por Mariquilla Laprimera
Aquí me tienes de nuevo, amiga, esta vez indignada y «jarta» de tanta matraca semántica como la que nos están dando por todos lados a cuenta de la palabra que hay que elegir para definir lo que está pasando en esa terrible guerra entre Israel y Hamás en la franja de Gaza. ¡Como si no tuviéramos suficiente con las imágenes y las noticias que nos llegan de aquella zona!
-¡Qué horror! Yo cuando veo ese exterminio diario de la población gazatí con tantas personas heridas, cadáveres de todas las edades, niños desnutridos, enfermos, mayores y menores con miembros amputados y esas resignadas mujeres tapadas y sufriendo… me levanto del sofá y me entran ganas de coger el pañuelo y la bandera y embarcarme en la flotilla esa que va para el mar Rojo a ver si puedo ayudar en algo.
Es que estás viendo a la gente obligada por el gobierno israelí a escapar de un infierno para meterse en otro, a gente que está siendo asesinada por los misiles y el hambre a la vez, y se te corta el cuerpo ante la pasividad internacional.
Bueno pues encima aguanta las bombas de posturero que se lanzan entre sí nuestra clase política desde hace dos semanas a cuenta del término genocidio. Como si -lo resalta Podemos– acabaran de descubrir lo que está pasando en Palestina cuando esa infame guerra empezó hace casi dos años.
– Ya lo sé porque es la polémica de moda: Si dices genocidio estás contra Israel, «en el lado bueno de la historia», y si no lo haces es porque te poner de parte de Netanyahu, el que manda y ordena los ataques y, por tanto, «eres cómplice de la matanza» y del sacrificio al que ese gobernante corrupto está sometiendo al pueblo palestino. Y así una y otra vez en cada comparecencia, en cada rueda de prensa, en cada declaración. Sin mayor profundidad y sin más argumentario.
Sí. En sus discusiones estériles y repetitivas reducen el genocidio o como quieran llamarlo, a un pim pam pum doméstico que a veces ni siquiera tiene que ver con Gaza: tú dices genocidio para tapar tu propia corrupción y tú no pronuncias la palabra para quedar bien con la UE; para ti es genocidio porque buscas propaganda internacional; tú en cambio, al negarlo, no quieres condenar porque eres cómplice de esa crueldad; tú hablas de genocidio para que te vean como un líder justo y compasivo pero te importa un pimiento esa guerra; y tú no pronuncias la palabra porque eres un irresponsable con «mala fé» incapaz de gobernar; tú, al decir genocidido lo que has conseguido es que te aplaudan los terrroristas de Hamás y tú, como no lo reconoces, defiendes a los inhumanos ya los desalmados; tú dices genocidio sin respaldo internacional, solo por interés propagandístico; Tú eres perverso porque lo niegas pese a que la ONU también lo llama así; hay que esperar a que lo diga la Corte Penal Internacional; tú lo que quieres es que se alargue años; y tú eres un hipócrita que apruebas medidas sabiendo que no las vas a cumplir… y así hasta el infinito mientras en Gaza la gente sigue sufriendo, se impide la entrada de ayuda humanitaria, todavía continúan varias decenas de rehenes secuestrados, nadie ni dentro ni fuera de la franja apuesta por la paz y la locura del gobierno israelí, apoyado por el americano, con el pretexto de acabar con los túneles de los terroristas va destruyendo a diario aquella tierra y a su población y echando a los supervivientes.
– Y tanto, salvo que lo de parar la vuelta e irnos de Eurovisión haya quien lo entienda como un desembarco en Normandía o como batallas tipo Trafalgar, Covadonga, Warterloo…
Lo cierto es que nadie se atreve a tomar decisiones rotundas le pesen a quien pesen, que puedan contribuir de alguna forma eficaz a parar esta vergonzosa matanza, genocidio, exterminio, holocausto, crímenes de lesa humanidad o como quieran llamarla. Tampoco se plantean en serio acciones contundentes, ni siquiera de rotura de relaciones diplomáticas. Ya lo dijo Sánchez, «como no tenemos armas nucleares», ahí va un inofensivo embargo de armas a Israel si es que llegan a concretarlo antes de que termine la guerra porque su «redacción», según dicen, es «complicadísima».
– Y ahora parece que la Fiscalía quiere implicarse y que la la ex fiscal general y exministra, Dolores Delgado, tiene el encargo de estudiar los delitos de esa guerra. A ver en qué queda esta iniciativa y si sirve de algo.
Para llevar la paz a Palestina no lo sé, me inclino más porque pueda servir para ayudar a lavar la imagen de la institución que no pasa precisamente por su mejor momento con el fiscal general a punto de sentarse en el banquillo a cuenta de lo del novio de Ayuso.
-¡Uf! Ese es otro pim pam pum: que si el fiscal es inocente, que si no lo es; que si deben de cesarlo o él debe dimitir; que si no lo dejan y sufre la institución… menor mal que sobre el novio de Ayuso no cabe duda: es culpable.
UN CHIVATAZO NO PRESUNTO
Ya, pero me refiero a que esta Fiscalía no sale de una cuando se mete en otra. Te lo tengo que contar aunque se nos alargue la conversación. Resulta que en la Memoria anual que el fiscal general presentó hace diez días, se hacía referencia a un fallo garrafal ocurrido con las pulseras telemáticas anti maltrato que ha dejado a los pies de los caballos no sólo a las víctimas sino también al Ministerio de Igualdad que, por lo visto lo sabía, pero no había dicho nada hasta ahora.
-O sea, otro chivatazo pero esta vez de «presunto» nada.
¡Claro y meridiano! Pero nadie se percató porque la gente estaba ese día que se expuso la Memoria más pendiente del propio fiscal que del informe que presentaba y lo del «fallo» de las pulseras pasó desapercibido hasta para Igualdad. Sin embargo la cosa va «pa» largo porque se trata de un verdadero escándalo teniendo en cuenta la gravedad de los datos de violencia y el incremento de las agresiones sexuales en nuestro país.
LOS FALLOS DEL «COMETA»
Te resumo: la Fiscalía alerta en su Memoria de que hubo “incidencias”, fallos en el sistema Cometa, que es el que activa el control telemático cuando el juez impone una orden de alejamiento para que el maltratador pueda ser localizado en todo momento, y las víctimas reciban una alarma inmediata en otro dispositivo que ellas llevan, y así estar avisadas junto con la Policía si se aceca el maltratador. Pero desde julio de 2023 hasta marzo de 2024 se produjeron fallos.
-Entiendo que el asunto es serio porque esas situaciones se resuelven a veces en cuestión de minutos y, si los datos fallan, las víctimas han podido encontrarse en grave peligro.
Y tanto. La oposición ya ha pedido la dimisión de la ministra Ana Redondo aunque la culpa de todo este lío no fue suya sino de su antecesora, Irene Montero. Un «error» que dejó sin control a los maltratadores con orden de alejamiento de sus víctimas, y ha provocado algunas sentencias absolutorias aunque no se saben cuántas. Como no podían probarse los delitos al no disponerese de los datos de los tipos que incumplían esas órdenes, pues los jueces los mandaban a su casa dejando a las víctimas perplejas como ya te puedes imaginar.
-Las que lograran sobrevivir…
¡Calla,calla! que la ministra de Igualdad dice que ninguna mujer ha sido asinada por ese motivo ni excarcelado ningún maltratador, aunque sí ha reconocido que los casos en que se produjo sobreseimiento o absolución representan el 1%, pero no señala el total. Así que solo sabemos que hay 4.500 mujeres que disponen del dispositivo para localizar a sus maltratadores a través de las pulseras que se les ponen a ellos, pero no cuántos se saltaron la orden de alejamiento durante los 8 meses de apagón telemático del sistema de protección.
Y claro, en el Ministerio de Igualdad están que fuman en pipa por el chivatazo, posiblemente involuntario, de la Fiscalía. Se quejan de que el informe hace una «valoración sin datos que ha generado una alarma que no se compadece con la realidad» y Redondo insiste por un lado, en que los dispositivos no dejaron de funcionar durante esos meses, que siguieron emitiendo alertas, detectando acercamientos, etc. Y también por otro, que el fallo ya está solucionado, que la migración de datos ya se completó, y que los juzgados de nuevo tienen acceso a la información necesaria:
ANA REDONDO: «No hay un problema de sistema, no hay un problema de pulseras, no hay un problema de seguridad.»
-¿Y por qué dejaron de funcionar las pulseras?
Porque como te decía, Irene Montero, la exministra, decidió en 2023 cambiar de empresa adjudicataria del servicio que gestiona las pulseras: pasó de Telefónica a una UTE formada por Vodafone y Securitas. Durante el período del cambio fue cuando falló lo que llaman «la migración o descarga de datos» que se recogen en las pulseras y como consecuencia, en varios procesos judiciales no pudieron acceder a información esencial que podría probar que un agresor quebrantó la orden de alejamiento.
-¡Tiene bemoles que cuando más estamos gastando y más esfuerzo dedicamos a la lucha contra la violencia de género más fallos descubrimos!.
Cómo no va a haberlos si compraron las pulseras en AliExpress. Lo cuentan los técnicos del Ministerio de Igualdad, que recibieron muchas quejas de su funcionamiento. Y, aunque el Ministerio no ha dado datos ni la Fiscalía, se sabe de al menos 2 juicios que terminaron en sentencias favorables para los presuntos maltratadores.
-Alguien debería dimitir en el país donde no dimite nadie.
¿Pero quién? El lío se montó con Irene Montero y Ana Redondo lo arregló como pudo. Ninguna de las dos han dicho ni pío. Ahora toca que alguien aclare con datos reales cuántas víctimas se vieron afectadas y qué desenlace tuvieron sus respectivos casos.
– Toca, toca. Tienen que saber que si quieren el voto de las mujeres deberían empezar por decirnos la verdad.
Eso. eso. La verdad y la justicia, aunque caigan los cielos, como dijo el clásico.
Mariquilla Laprimera escribe bajo seudónimo su sección «¡Y yo con estos pelos!»
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