TUVE UN MAR
Por Paula Gómez Rosado
Cuando yo era solo agua
tuve un mar todo mío
que me aportó sus sales
y fundida en su mundo
descubrí el infinito
inabarcable
diverso
que contiene la vida
con todos sus misterios.
El mar me ayudó a ser
me construyó en los ojos
un depósito eterno
de agua
salada
y me dejó en el fondo
su moldeable forma
para que yo pudiese
encajar sin un roce
en toda situación.
Por último me abrió
una vía de escape
y cuando hay marejada
mi mar interno
se agita
se crece
los ojos se desbordan
y las olas me brotan
invadiendo mi rostro
con su sabor a sal.
Paula Gómez Rosado es escritora y feminista