
LA IZQUIERDA QUE QUIERO
«La izquierda del PSOE es plural, como mi familia, mi grupo de amistades, mi alumnado, el vecindario de mi urbanización. En resumen, como todos los grupos humanos».
Por Paula Gómez Rosado

Recibo esta viñeta y me da un pellizco en el abdomen que me deja con la vista clavada y el dolor ahí un rato. Pero después, me hace pensar y esto es lo que se me ocurre, es posible que como está el patio, no servirá de mucho, pero si a alguien le sirve para pensar y contar lo que piensa para ir sumando, a lo mejor llegamos a un mismo sitio toda la gente que tenemos claro que la izquierda con sus valores y sus propuestas es necesaria.
En investigación cada tesis es siempre demostrada y en política, cada opinión es justificada, puede que con argumentos falsos o disparatados, pero el ser humano se empeña en demostrar que lleva razón aunque, como el anuncio, elija pulpo como animal de compañía. Tenemos un concepto del poder como ser el mejor y ganar al resto que pierde, sin embargo, el verdadero poder es el que da capacidad para hacer algo que mejore y ayude a todos/todas.

Viene esta introducción al caso de la situación política en España y la actitud de los diversos grupos de izquierda que mientras se miran el ombligo pierden gota a gota, como odre agujereado al fondo, el electorado. Pero no se paran a buscar la forma eficaz y a la vez honesta de arreglarlo, es decir, no tienen agallas para hacer una lista conjunta con propuestas alternativas a las situaciones reales que estamos sufriendo.
La izquierda del PSOE es plural, como mi familia, mi grupo de amistades, mi alumnado, el vecindario de mi urbanización. En resumen, como todos los grupos humanos. Pero las colectividades eficaces son aquellas que en vez de centrarse en las diferencias individuales, buscan la finalidad común con todas las miradas, sin sentir nadie que la suya es la buena, la verdadera, la única, todas ellas son necesarias para hacer una imagen real desde las distintas perspectivas, con todas las aristas y poder NEGOCIAR acuerdos hasta el consenso encaminados a lograr ese objetivo general.

Me alegró el proyecto de SUMAR, fue una esperanza por su capacidad para aglutinar; agradecí su empeñoen negociar con el PSOE y valoro todas las aportaciones de la izquierda en el gobierno que han beneficiado a la ciudadanía y han dado un empujón en derechos y libertades y, lo menos esperado, en la economía que en esta época redunda en todos los ámbitos de la vida cuando el dinero se convierte en el centro, como ocurre a nivel mundial en estos momentos.
Pero el momento político ha cambiado en este escaso tiempo desde las elecciones generales. La fragmentación de la izquierda lleva a resultados insuficientes en todas las estadísticas, justo cuando la influencia de las políticas neoliberales que desmantelan lo público y conllevan una ideología neofacista con “enemigos” bien señalados (feministas, migrantes, homosexuales y trans, comunistas y gente de izquierda en general o quien disienta del ideario y las prácticas impuestas) están en auge con líderes poderosos que logran difundir sus ideas como grandes verdades, utilizando a menudo la mentira o incitando a la violencia, lo que influye principalmente en la gente más joven que se deja llevar más por las emociones sin poner mucho de cerebro.

Ellos tienen los medios, pero la izquierda tiene las ideas para una vida mejor, inclusiva y respetuosa con el medio y la libertad o el bienestar de las personas, es decir, desde el respeto a los Derechos Humanos y de la Tierra, que pienso constituyen la base de todo el pensamiento y la acción de la izquierda. Y las propuestas no se pueden quedar en el disco duro de los ordenadores, hay que materializarlas, pero primero, hay que conseguir que la gente las conozca, piense, compare y, finalmente, vote. Como decía Julio Anguita: “Programa, programa y programa”, lo demás llega después solo.
Para ello, es necesario, muy necesario, el acercamiento aunque resulte complicado, pero no es tan difícil sentarse en una misma mesa, eso sí, se necesita dejar los egos en casa, pensar en “gano yo porque ganamos todas/todos”. Poner en el centro las necesidades y NEGOCIAR las soluciones con mucha paciencia para resolver los conflictos que surjan, mucha empatía que ayude a cuidar y cuidarse, mucho sentipensar que lleve a encontrar las soluciones más creativas y eficaces a las necesidades. Y como dice Victoria Camp “La democracia necesita una virtud: la confianza. Sin su construcción, no puede haber una auténtica democracia”. Para negociar hay que partir de la confianza mutua, dejar los prejuicios atrás y poner sobre la mesa las cartas no marcadas de antemano con los vicios adquiridos, es decir, sacar una baraja a estrenar con cartas que se vean y muestren la realidad social y política y no los intereses particulares.

Por necesidad sociopolitica, por sentido común, por interés de los propios grupos políticos y por deseos de la ciudadanía, la izquierda necesita mostrar que realmente le interesa el bienestar de la gente y, por ello, necesita trabajar con miras más largas para que su mensaje se escuche y sus propuestas para una vida mejor que alcance a todas y todos y se materialice en unas políticas viables que se lleven a cabo para que se logren mayoría en los órganos de gobierno. La sanidad, la educación, las condiciones laborales reales, la corrupción política de empresas y cargos políticos, las condiciones de las fuerzas de seguridad y otros organismos del Estado, la migración y las personas migrantes o exiliadas, nuestra posición en la UE y en la situación geopolítica… Son problemas a debatir y resolver que necesitan soluciones urgentes y no será la derecha quien los arregle.
Para terminar, la democracia es, por ahora, el mejor de los sistemas de gobierno porque se basa en la igualdad, la libertad y la participación de todas las personas sin distinción. Costó mucho esfuerzo y el sacrificio de demasiada gente valiente y generosa conseguirla, todavía no ha cumplido los 50 años, es joven para dejarla morir. Por eso es necesario que, quienes creemos en ella desde la izquierda, pongamos todo nuestro empeño en conservarla y defenderla.
Paula Gómez Rosado es escritora y feminista.