BRECHA DE GÉNERO TAMBIÉN EN LAS AGRESIONES
.- El futbolista del Sevilla, Lucas Ocampos, víctima de una agresión en el trasero cuando jugaba en Vallecas, por parte de un joven aficionado del Rayo.
.-La Liga denunciará el hecho ante la Fiscalía de Menores.
.-Ataques similares suelen sufrir las mujeres por razones machistas en bullas, fiestas, autobuses y eventos multitudinarios desde siempre sin que, desgraciadamente, se conozcan aspavientos mediáticos y sociales como los que ha levantado el caso Ocampos.
Por Sara Lagos
¿A que jode? Han invadido tu intimidad hasta el punto de profanarte el esfínter. Han interrumpido tu saque de banda en un momento importante para tu equipo, el Sevilla, que empataba con el Rayo en Vallecas. Te han cabreado, te han hecho volverte sorprendido y recriminar al niñato de las palomitas y a sus dos amiguetes también bukaneros. Te has contenido en lugar de darle como mínimo, un bofetón. El árbitro te ha defendido, has abierto los informativos deportivos de la mañana, tu vejación ha llenado de reflexiones las tertulias, las redes se han incendiado con la injusticia del escarnio cometido en tu culo y, al final, lo has bordado con tus palabras al no extender el comportamiento inapropiado de «un tonto» a toda la afición del Rayo:
-«Ojalá no pase en otros ámbitos, porque si pasa en el fútbol femenino sabemos lo que puede llegar a pasar. Me contuve porque tengo dos hijas y ojalá el día de mañana no les pase, así que esperemos que tomen las represalias que tengan que tomar y que un tonto no manche a la afición, que se comportó muy bien».
UNA DE LAS AGRESIONES QUE MÁS SUFREN LAS MUJERES
Tienes razón, Ocampos. Fíjate qué pronto ha tomado medidas la Liga y va a llevar el caso a la Fiscalía de Menores para que gestos obscenos y repugnantes como el que acabas de sufrir, no vuelvan a producirse y a tus hijas no les pase jamás lo que a ti. Lo que será una suerte porque, fuera del ámbito deportivo, una de las agresiones más generalizadas que sufren las mujeres en cualquier parte del mundo, de cualquier edad o condición es esa en su variante de que les «cojan el culo» o les «pongan un rabo».
Quiero explicártelo porque veo que eres un futbolista noble y serás capaz, después de lo que te ha pasado, de ponerte en la piel de millones de niñas y mujeres que han sufrido lo que tú. No en los estadios sacando de banda, como ha sido tu caso, pero sí en autobuses, bullas, discotecas, fiestas, carnavales, verbenas, celebraciones, espectáculos multitudinarios… o simplemente andando por la calle sin que te percates de que tienes detrás a uno de tantos millones de agresores impúdicos de los que cometen esas y otras felonías contra las mujeres, jóvenes y niñas en cualquier parte del mundo.
Sucede que, hasta hace muy poco, las mujeres no teníamos donde reclamar y exigir, -tú has tenido la suerte de contar con la Liga de Fútbol-, para que estas cosas no nos sucedieran más. Sin embargo, en los últimos años y después de mucha lucha, hemos conseguido que por fin se califiquen estas conductas agresivas que nos han machacado tanto como delitos sexuales, de tal forma que los tribunales de Justicia deban ampararnos cuando alguien nos embiste como a ti.
Tú, como además de hombre eres un futbolista de nómina millonaria, has obtenido enseguida y sin ninguna duda los apoyos profesionales y la solidaridad mediática que se necesitan para superar tan escabrosa provocación. A nosotras las mujeres nos ocurre que, después de siglos y siglos soportando vejaciones y guarradas similares procedentes de machistas de todas las edades, con o sin palomitas, hoy sólo nos queda cuando nos atacan armarnos de valor, hacer frente a comentarios y juicios procacez, y dirigirnos al Juzgado de Guardia con la esperanza de que su titular se sepa el protocolo de la violencia de género.
BRECHA DE GÉNERO ANTE LA MISMA AGRESIÓN
Como además de buen futbolista has demostrado que eres un hombre inteligente y nada agresivo, reconocerás por lo que te acabo de explicar que la brecha de género también existe cuando un hombre o una mujer sufren la misma agresión, y que precisamente por eso te estás equivocando, igual que muchos comentaristas deportivos, al intentar comparar lo sucedido contigo con el caso de Jenni Hermoso.
Para que el ataque que has sufrido en el campo de Vallecas no se quede sólo en algo reprochable y puntual, sino que puedas sacar conclusiones que te permitan madurar en tu vida como hombre y así ayudar mejor a tus hijas, no te olvides nunca de que los gestos o las acciones intimidatorias, -desde las amorosas a las pornográficas, desde las suaves a las violentas-, cuando se practican contra las mujeres sin su consentimiento se convieten en delitos de agresión, acoso o violencia sexual. Y eso es precisamente, lo que sufrió tu colega Jenni Hermoso por parte del que fuera presidente de la RFEF, Luís Rubiales, con el agravante además de que al provenir de un superior hay que califcarlo también de acoso. Así está recogido por fin en el Código Penal porque las mujeres sufren y han sufrido tantas embestidas, tantos asaltos, tantas y tantos tipos de agresiones por parte de los hombres que se ha hecho necesaria e imprescindible la protección legal.
Lo tuyo al final se va a quedar en una asquerosa gamberrada propia de niñatos sin ninguna educación. Cuentas con el apoyo de la Liga, que articulará medidas para que no vuelvan a ocurrir estos hechos deleznables, también de los medios, de las redes, del público y hasta de la afición contraria. La diferencia con Jenni es que ella ha necesitado la protección legal para obtener la misma comprensión, apoyo y solidaridad que en menos de 24 horas has logrado tú del entorno mediático, profesional y social en general. España ha comprendido enseguida que tú no querías que te entraran por detrás, mientras Jenni ha tenido que dar muchas explicaciones, adaptar su vida y soportar desde hace cinco meses falsas acusaciones, dudas, recelos, burlas… hasta que por fin se llegue a aceptar y corroboren los tribunales, que Rubiales se pasó una jartá y que ella no quería que la besaran.
Esa es la pequeña diferencia y sus grandes consecuencias, Lucas. Hasta luego.