La carta, tiulada «La caída de la natalidad», publicada en ABC de Sevilla el pasado veinte de agosto, ha levantado polémica, generado confusión e incendiado las redes sociales con toda la razón del mundo. No hay más que leer cualquiera de sus párrafos para evidenciar un palpable atentado contra la igualdad de los sexos y contra las mujeres, un alegato del patriarcado y una oda al machismo más rancio por muy respetables que sean todas las opiniones, se publiquen donde se publiquen.
La carta la firma Fernando Alés Villota, un tipo cuya identidad no se conoce bien, aunque se cree que puede tratarse de un antiguo seminarista que se presentó como nº 9 a concejal del Ayuntamiento de Sevilla en las últimas elecciones municipales, bajo las siglas de «Contigo más»:
Este alarde nostálgico de machismo y misoginia propios de un machista más antiguo que el hilo negro, no pegan entre las páginas de ningún medio de comunicación del siglo XXI, al menos del mundo occidental. De hecho, durante las primeras horas se pensó que podría estar tratándose de una misiva irónica, de una broma contra las mujeres, pero poco a poco esta hipótesis se fue despejando y el pitorreo, la guasa y las críticas al periódico de machista y misógino llegarían enseguida desde las redes que echaban chispas: que si la carta iba dirigida al diario Hasht e Subh Dayly de Kabul, donde hubiese tenido mejor acogida; que si igual les faltaban cartas y pusieron una de 1954 o de 1956: que si estamos ante un periódico troglodita…
ABC NO COMPARTE LOS ARGUMENTOS DE LA CARTA
El periódico ha respondido hoy. Su flamante director, el joven periodista, Alberto García Reyes, calificaba la publicación de la carta como un error y aseguraba a través de un artículo titulado «La triste opinión de un lector», que el periódico no comparte ninguno de los argumentos de la misma. Así lo anunciaba en su twitter:
LA PUBLICACIÓN DE LA CARTA FUE UN ERROR
En su columna «La alberca», García Reyes dice que los argumentos de la carta «son injustificables. Punto. Sin matices.» Considera el director de ABC que «la libertad de expresión tiene límites y entiendo el revuelo que se ha formado por la publicación de esa carta que vio la luz por un error». «No voy a poner excusas. Los periodistas también nos equivocamos y debemos tener la honradez de reconocerlo. Lo que dice el lector (en la carta) es su exclusiva opinión y ABC no sólo no comparte ni una sola línea de su reflexión, sino que la combate con hechos. Para este periódico la igualdad es un pilar. Basta con repasar sus firmas para comprobarlo».
Termina diciendo Alberto García Reyes que la carta de Fernando Alés es «si se quiere, la tontería más grande del mundo. Nada más. Y publicarla sin el suficiente control es nuestra lógica penitencia.Nada menos».
Con esta errática carta García Reyes ha tenido un estreno polémico como nuevo director de ABC en sustitución de Álvaro Ybarra Pacheco. La libertad de expresión, como bien dice en su artículo, es fundamental pero tiene sus límites.
En el siglo XXI -lo sabe García Reyes y lo han vociferado las redes- esa misiva está obsoleta. No pega en ningún periódico que respete los Derechos Humanos. Ha sido un triste error y así lo ha reconocido el periódico que no ha podido evitarlo. También, según García Reyes, una «triste opinión. No necesitaba publicación. La que fuera editora de Vocento y ex presidenta de ABC, Catalina Luca de Tena, sin duda hubiera tirado la carta a la papelera…
Mujeres del Sur