Armand de Fluviá i Escorsa (Barcelona 1931-2024)
«Los hombres homosexuales, tachados de afeminados, presentados como el contrapunto de la virilidad, pese a ser tan solo la cara oculta de la luna, han contribuido más que ningún otro colectivo a demostrar, y demostrarnos, que se puede ser hombre sin ser machista, que la realidad no es en blanco y negro, y que cada cual ha de considerar en qué punto de la escala de grises se sitú«.
Por J. Ángel Lozoya
Querido Armand, me dicen que has muerto, pero no acabo de creérmelo, la última vez que hablamos me dijiste que querías venir a Sevilla para pasar unos días en casa y presentarnos a tu marido. Me alegró tanto saber que por fin habías encontrado el compañero que tanto tiempo habías deseado que no se me ocurrió pensar que tal vez no pudieras hacernos esta última visita.
Tu ausencia me deja un poco más huérfano, recordando momentos compartidosen Sevilla, Barcelona y Barbate, y muchos de los chismes que nos contabas sobrea lgunos miembros de los linajes más conocidos de las Españas, de la revisión de los escudos de los municipios catalanes, de las historias de amor entre samuráis o de la vida de los faraones.
Pero hoy quiero recordarte como te veía en el acto de entrega del Reconocimiento “Hombre por la Igualdad 2008” que celebramos en Sevilla y volver a aquellas palabras que te dediqué el 17 de noviembre de 2008:
«Armand es genealogista, heraldista, homosexual, catalán, de izquierdas, y creo poder decir sin temor a equivocarme que también es mi amigo.»
«Por lo que vi ayer en Google su currículo es alucinante, pero yo lo conocí por motivos personales. Corría el año 1985 y él era ya un reconocido dirigente homosexual, en tanto que yo empezaba a interesarme por la crisis de la condición masculina».
«Ese año escribí un artículo en el que planteaba la necesidad de superar la masculinidad tradicional para avanzar hacia la igualdad entre los sexos, e impulsé la constitución de un grupo de hombres con este objetivo. Un grupo de 17 amigos que fueron desapareciendo sin dar explicaciones hasta que quedamos cinco; entonces constatamos que éramos tres homosexuales, uno que aprovechó para salir del armario y el que os habla: yo, que pese a estar encantado con su compañía, no dedicaba a los mismos quehaceres el tiempo libre. Mis compañeros acabaron incorporándose al movimiento de liberación homosexual y yo tardé unos años en reponerme lo suficiente como para animarme a participar en el impulso de otro grupo de hombres.»
«Mis amigos aprovecharon unas jornadas homosexuales que se celebraban en el País Vasco para ir, ver y triunfar. Se vincularon al movimiento y ligaron con lo mejorcito del evento. Lo sé porque compartía casa con un par de ellos y usaban nuestro hogar como club social de su movida».
«En estas jornadas Armand se enamoróde Juan Pedro y pretendió llevárselo a vivir a Barcelona. Juan Pedro, que no las tenía todas consigo, me pidió que hiciera las veces de padre ante lo que tanto se parecía a una pedida de mano, para que indagara acerca de las intenciones del pretendiente y del futuro que le esperaba si accedía a irse a las Cataluñas. Para mi sorpresa, y pese a la honorabilidad del personaje, o quizás por ello, Armand no tuvo ningún inconveniente en reunirse conmigo en privado para darme toda suerte de explicaciones».
«Como veréis, es una forma atípica de empezar una relación que ha sobrevivido a la muerte de Juan Pedro, y de tantos otros amigos, a causa del SIDA. Una relación que se ha mantenido a pesar de la distancia gracias al cariño que nos profesamos, al teléfono, a las visitas ocasionales y a su participacióndesinteresada en cuantas jornadas hemos podido invitarlo: Primeras Jornadas Andaluzas de Pedagogía Sexual (Sevilla1985), Semana de Debate sobre Sexualidad y Sociedad (Sevilla 1991),V Congreso Estatal de Sexología (Granada ¿1993?), Primeras Jornadas Estatales sobre la Condición Masculina (Jerez 2000)».
«De Armand me han impresionado siempre su erudición, sus militancias y su vitalidad. Es sin lugar a dudas el joven más mayor que conozco. No os quepa la menor duda de que a mí con su edad me gustaría conservar su amor por la vida, su insaciable curiosidad, su capacidad para seguir sorprendiéndose y su entusiasmo.»
«Pero hoy no estamos aquí para hablar de mí, ni de nuestras relaciones personales, sino para rendirle homenaje por su lucha en pro de las libertades sexuales. No por su orientación sexual sino por su trayectoria a favor de la normalización de la homosexualidad, por su contribución a un movimiento decisivo en la ampliación y consolidación de las libertades democráticas, y a la erosión del modelo masculino tradicional.»
«Los hombres homosexuales, tachados de afeminados, presentados como el contrapunto de la virilidad, pese a ser tan solo la cara oculta de la luna, han contribuido más que ningún otro colectivo a demostrar, y demostrarnos, que se puede ser hombre sin ser machista, que la realidad no es en blanco y negro, y que cada cual ha de considerar en qué punto de la escala de grises se sitú«.
«Este reconocimiento a la contribución de Armand a la denuncia de la homofobia como violencia de género —no olvidemos que se les llamó degenerados— no pretende “capitalizar a los homosexuales como héroes, de forma parecida a como la Iglesia católica reivindica como precursores a quienes en vida les hizo la puñeta” (Josep-Vicent Marqués 1977), sino que busca incorporar al Movimiento de Hombres por la Igualdad a una política de alianzas que impulse la igualdad de derechos y oportunidades, a partir del reconocimiento del derecho a las diferencias».
«Pero no nos engañemos: aunque el homenaje se lo hacemos nosotros a Armand, el favor nos lo hace él a nosotros aceptándolo, porque con ello nos legitima. Él ya es un personaje inserto en la historia de la Transición que cuenta, entre otras muchas distinciones, con la Creu de San Jordi, y que la semana próxima recibirá la Medalla de Honor del Ayuntamiento de Barcelona. Este es por tanto el más modesto de los reconocimientos, aunque no por ello el menos sincero ni el menos afectivo, la expresión más humilde ante la deuda que tenemos contraída con la coherencia de su trayectoria. Por todo esto, por lo que no he sabido expresar y por estar entre nosotros, gracias de todo corazón».
¡Hasta siempre, amigo Armand!
José Ángel Lozoya es miembro del Foro de hombres por la igualdad de Sevilla