MUJERES SENEGALESAS RESIDENTES EN SEVILLA REIVINDICAN LA DESCOLONIZACIÓN DE SU HISTORIA
.- Bajo el título «Al encuentro de Cheik Anta Diop», antropólogo africano impulsor de la descolonización del continente, mujeres senegalesas residentes en Sevilla reivindicaron la emancipación de sus raíces en un encuentro organizado por la asociación «Mujeres de Negro en contra de la Guerra, Isbilya”, con la participación de expertas en la cultura de los pueblos del África negra.
Por Laura Hurtado
“Las Mujeres de Negro en contra de la Guerra, Isbilya” de nuevo, hicieron su magia. Una fría tarde de enero, uno de los espacios que en Sevilla despiertan el cariño, con luces cálidas y un patio andaluz, La Carbonería, ha sido esta vez el punto de encuentro. Un café/bar pequeño e íntimo que sirvió de escenario para tres invitados estrella con el objetivo de poner en relieve la supervivencia africana.
El acto comienza a las seis y media de la tarde mientras los técnicos trasteaban con el sonido, porque sólo había un micrófono a repartir entre tres personas, pero el espacio era tan pequeño que hasta una señora del público sentada en la esquina opuesta al escenario podía escuchar el cuchicheo entre las personas invitadas. El cartel del acto resaltaba sobre la pared blanca, y es que la cartulina negra no hacía más que avivar las coloridas letras que gritaban al viento, “África Libre Soberana”.
Susana Moreno, profesora de Antropología de la Universidad de Sevilla, presidió la mesa y llevó la charla como si tuviera una batuta en la mano. Sus conocimientos antropológicos arrojaron luz sobre un tema que en las universidades españolas, aún a día de hoy, no se trata: la colonización.
“Las Mujeres de Negro contra la Guerra, Isbilya” es una organización de mujeres que ha dejado su huella en la ciudad. Se formaron entre las calles de Sevilla con un sueño común: concienciar a la población de las consecuencias que la colonización tiene hoy en día en sus víctimas. Desde entonces ha sido un no parar entre encuentros, charlas, itinerarios y reuniones con profesionales de todas partes del mundo.
«TONTINES», COMUNIDAD Y MÚSICA
Aida, una voluntaria de una organización de mujeres senegalesas, fue la encargada de contar cómo Sevilla acogió a su comunidad hace ya más de 20 años, y narró una de las tradiciones más antiguas que practican millones de mujeres en África: las «tontines». Una costumbre que también han traído a la capital hispalense.
Como integrante de uno de los mayores grupos de mujeres senegalesas en Sevilla, Aida lleva 20 años practicando una de las tradiciones más antiguas que las mujeres africanas siguen transmitiendo hoy en día. La «tontine» no es otra cosa que una muestra de resistencia y perseverancia femeninas:
-“Es una forma de ayudarnos entre nosotras sin depender de los bancos. Aquí en Sevilla seguimos haciéndolo, casi 50 mujeres reunidas cada mes”, dice Aida.
Con la misma finalidad que un préstamo bancario, la «tontine» es la recaudación de un donativo mensual entre las mujeres de una comunidad que, al final de cada mes, es cedido a una miembro al azar con el objetivo de ofrecer una financiación sin intereses. Una forma de ayudar económicamente a una familia de la comunidad que, en un país ajeno, depende de aquellos que comparten el mismo lugar de origen.
Esta muestra de resistencia cultural fue recordada también con cariño por Birane Aman Wane, el cantautor senegalés que asistió al acto para compartir su visión de su país como artista y músico: “Lo que más recuerdo de mi infancia eran las fiestas a fin de mes. Nunca sabíamos para qué eran, porque éramos muy pequeños, pero recuerdo que mis padres nos compraban ropa con el dinero que les tocaba«, dijo.
Precisamente, esta práctica de las «tontines» llevada a cabo por las mujeres africanas consiguió avivarse de nuevo durante el siglo XX gracias a la influencia de la figura del antropólogo senegalés Cheikh Anta Diop, pionero del panafricanismo y cuyo nombre da título a una de las universidades más conocidas de Senegal.
Cuando se habló de Diop —Susana sostuvo su libro en alto— a Aida y a Birane se les iluminaron los ojos: “Diop hablaba de cómo la alienación cultural es el principal arma contra África. Gran parte de los africanos no tienen interés en aprender sobre su historia.”
Fueron palabras que compartió Susana Moreno, con el libro abierto y el micrófono sujeto con fuerza. Entre las ciudades senegalesas, hogar de Aida y Birane, la cultura francesa prevalece sobre la africana, erradicada de los libros de texto desde que los navíos franceses llegaran a puerto.
El público asistente, sobre todo las personas de origen africano, miraba con emoción. Aida, que se encontraba sentada entre Susana y Birane, tomó la palabra con una voz profunda y segura, la voz de una mujer que abandonó su país en busca de una oportunidad.
La música también estuvo presente en el acto. Birane, siendo cantautor y director de un festival cultural como lo es Back to Roots, compartió cómo la cultura africana ha sabido abrirse paso entre calles nombradas en honor a esclavistas franceses.
–“Siempre canto en Wolof”, comentó refiriéndose al idioma natal de Senegal, marginado por el predominio del francés. “La música es capaz de convertirse en un vehículo de identidad y cambio. Deberíamos cantar más en nuestras lenguas; eso llega a la gente de a pie.”
Con una carrera como músico a sus espaldas, Birane interpretó para terminar una de sus obras: una canción escrita y compuesta por él mismo hacía ya más de una década, grabada en las calles de San Luis, su ciudad natal.
El proyector, una simple pantalla de tela blanca, mostró a tres jóvenes que cantaban con las voces de su pueblo a sus espaldas. Paseando por las calles que los vieron crecer, y mostrando a unas madres que, con la única rebeldía que podían permitirse los criaron con el Wolof en la lengua, Birane dejó claro que el futuro de África reside en su memoria:
-“Las nuevas generaciones están muy unidas y quieren un cambio, y esta es la oportunidad que los negros llevamos esperando hace tiempo. Una vez que creamos por fin en nosotros mismos, las cosas podrán ir a mejor», aseguró el músico.
Las palabras de Aida pusieron el punto final al encuentro y, entre aplausos del público, terminó la canción y se apagó la luz del proyector.