LA VIOLENCIA DE GÉNERO ES UNA PANDEMIA MÁS LETAL QUE LA DEL CORONAVIRUS
.- Ana Bella es la personalidad española más internacional en la lucha contra la violencia machista.
.- Fue maltratada durante once años. Tuvo el coraje de salir de su infierno y en 2001 creó la Fundación que lleva su nombre contra la violencia de género.
.- La Fundación ANA BELLA ha ayudado a más de 47.000 mujeres de 82 países a través de su Red de Mujeres Supervivientes en la que están integradas 27.000.
.-Dice que si las 1.167 mujeres asesinadas en España por sus parejas desde 2003, hubiesen sido futbolistas habría estallado una revolución social.
Cuando se acerca el 25 de Noviembre o cualquier otra fecha emblemática para las reivindicaciones de los derechos de las mujeres, Ana Bella Estévez Jiménez de los Galanes (Sevilla, 1972) se siente desbordada. Si ya de por sí su actividad diaria es frenética, en estos días se ve reclamada por todo tipo de entidades de ayuda a la mujer, y es que podría decirse de ella sin quedarnos cortas, que es una especialista mundial en la lucha contra la violencia de género.
Las mujeres del sur tenemos además la suerte de tenerla cerca, en Mairena del Aljarafe, donde hace casi 22 años creó la Fundación que lleva su nombre: ANA BELLA. En aquel tiempo la conocí y la entevisté por primera vez en un modesto piso bajo, de una pequeña plaza del pueblo, en el que dos jóvenes voluntarias colaboraban con ella. Entonces me contó su inédito y atrayente proyecto: ayudar a las mujeres maltratadas a salir de la violencia, apoyarlas para que logren sobrevivir dignamente y conseguir que se involucren en el apoyo hacia todas las que sufren las situaciones que ellas han podido superar.
A.B. –«La violencia de género es una pandemia más invisible y letal que la del coronavirus y afecta a 1.200 millones de mujeres en todo el mundo. En la Fundación Ana Bella hemos descubierto una vacuna que funciona en cada país y que consiste en canalizar la experiencia, la empatía de las mujeres supervivientes para que ayuden a otras a salir del yugo de la violencia».
«En la lucha contra la violencia de género las víctimas no somos un problema sino parte de la solución. Cuando creé la Fundación Ana Bella, en el mundo no había ninguna institución que se apoyara en las mujeres supervivientes de esa violencia. Buscaba soluciones eficaces, involucrar y empoderar a las víctimas, a los medios de comunicación, a las administraciones, a entidades sociales y a empresas. Y empezamos a pedirles que que actúen como agentes de cambio social frente a esta lacra machista».
RED DE MUJERES SUPERVIVIENTES
Al día de hoy, la Fundación ANA BELLA ha logrado dar su apoyo a más de 45.000 mujeres que han podido salir de la espiral de la violencia de género y 27.000 de ellas se han integrado en su Red de Mujeres Supervivientes para seguir ayudando a las demás en 82 países, hasta el momento. Ha proporcionado 8.000 oportunidades laborales a las que salieron con lo puesto de sus casas o de los pisos de acogida y ha dado formación a 400.000 personas para que actúen como agentes de cambio en esta cruel pesadilla machista que sufen las mujeres por culpa de sus parejas o ex parejas.
A.B.-¿Que cómo me siento cuando miro para atrás? Pues emocionada, porque empecé en mi casa alojando a una mujer, esta ayudó a otra, y a otra, y así ya somos decenas de miles de supervivientes en la Red ANA BELLA. Pero es que ayer me llamó una mujer que me conocía desde hace 12 años y que quiere crear una asociación para ser agente de cambio en su comunidad y formar parte de nuestra red. Lloraba al escucharme porque, me dijo, tú me has cambiado la vida».
La gente la conoce y la para por la calle. «Eso me pasa cada dos por tres. Me doy cuenta de que lo que he vivido y sufrido no se ha quedado en el victimismo ni en la estigmatización, sino que ha servido de luz para que otras mujeres vuelvan a ser felices».
ONCE AÑOS DE MALOS TRATOS
Lo que ha vivido Ana Bella es algo que también estos días atormenta su memoria y no le permite olvidar. Lo cuenta en todos los actos en los que participa, en todas las actividades a las que acude para recordar e insistir en que el maltrato tiene salida de emergencia.
A.B.: –«Ahora que llega el veinticinco de noviembre tengo que contar mi historia en muchos sitios y es como una herida que nunca se me cierra. Pero si el que yo alce la voz sirve para salvar la vida de otra mujer habrá merecido la pena. Mi historia ha dejado de ser mía y se ha convertido en una herramienta para el camino de otras mujeres. Al escucharme se sienten identificadas conmigo y son capaces de romper su silencio, de pedir ayuda y de imaginar que se merecen ser felices y empezar una vida nueva. Ese es el primer paso».
«Esa es mi satisfacción y ese es el sentido de haber sido maltratada: que no se quede en el victimismo».
A esta sevillana del 72, que brillaba en sus estudios y triunfaba en su trabajo como galerista de arte, no le duelen prendas reconocer que gracias a los sufrimientos que ha vivido ha podido ayudar a otras mujeres que han vivido un calvario como el suyo.
A.B.: -«Al principio no era consciente, no me daba cuenta de que era una maltratada a pesar de los golpes que recibía. Yo veía en la tele programas donde salían noticias de mujeres asesinadas, y me preguntaba ¿y estas mujeres porque no se van de su casa antes de que las maten? No conseguía creer que yo misma era una de ellas incluso si ese mismo día mi marido me había pegado con la correa. Sé que esto parece surrealista pero me ha pasado a mí: te puedes plantear que si es maltrato psicológico resulta más difícil de darse cuenta, pero Ana Bella, me digo ahora, ¿como es posible que te peguen y tú no te reconozcas como víctima de la violencia de género?
Era muy joven. Había sacado las mejores notas de España de su promoción para entrar en su carrera. Levantó desde cero en Portugal un negocio de Galería de Arte que marchaba estupendamente. Pero la violencia que sufría a manos de su marido la condujo, aún con miedo y reparo, a llamar a uno de los teléfonos 900 habilitados contra el maltrato a finales del siglo pasado:
A.B.-«Llamé para preguntar si yo podía separarme aunque mi marido no lo quisiera, porque él me había obligado a firmar un documento en el que yo me comprometía a seguir casada con él incluso si me siguiera pegando. Claro, yo le dije a él ‘no quiero que me pegues más, no somos felices juntos ¿no sería mejor que nos separemos?’ Y él me dijo: ‘no chiquita, no. Tú nunca te separarás de mí. Lo nuestro es amor o muerte. Y me pegó una paliza de muerte mientras yo, de rodillas, rezaba el Padrenuestro. Reza, me decía, que esta pelea la va a ganar quien de los dos quede vivo».
«Y por eso llamé, para separarme, no para denunciar que era una mujer maltratada», añade. «Me dijeron: tienes que venir a una cita con una asesora jurídica para que te explique el procedimiento y yo les dije no puedo ir. Y me contestaron: cómo que no puedes venir ¿tienes coche? Yo les dije sí, pero no puedo salir sola de mi casa sin que él sepa dónde voy».
«No hace falta un estado de alarma para que las mujeres maltratadas vivamos confinadas con los maltratadores».
A CARA DESCUBIERTA EN CANAL SUR
Ana Bella logró escapar de su marido y refugiarse en una casa de acogida después de soportar la violencia machista durante once años. Cuando de allí salió ya no era la misma. Una idea le mpezaba a rondar la cabeza:
A.B.-«Cuando dejé la casa de acogida no podía dormir. Pensaba en todas las mujeres que estarían viviendo ese terror silencioso e invisible que yo había vivido. A mi nadie me ayudó, nadie se dio cuenta de lo que estaba viviendo, ni siquiera yo misma. Tenía que hacer algo para despertar las conciencias».
Habida cuenta de que muchas de las mujeres maltratadas no se identifican con el maltrato, ni siquiera ante carteles donde se muestra a las víctimas con los ojos morados, Ana Bella decidió presentarse a cara descubierta en los medios de comunicación y contar su experiencia para que la víctimas de la violencia machista pudieran identificarse con ella.
A.B.: –«Salí en Canal Sur contando mi historia en positivo. Fui la primera maltratada que apareció en pantalla, a cara descubierta, después de Ana Orantes, porque hasta entonces las víctimas salían con el rostro oculto para protegerse. Di mi nombre y mi apellido porque me dije, el culpable es él. Mi mensaje iba -y va- en positivo, sonriendo, diciéndoles a las mujeres que hay una alternativa a la de ser asesinada que es la de ser feliz, y que si yo pude salir adelante ellas también podían».
UN GRAN CAMBIO LEGAL
Indudablemente España es, hoy por hoy, uno de los países que mejores leyes tiene para luchar contra la violencia de género, a pesar de las modificaciones que algunas de estas normas puedan necesitar para su eficaz desarrollo como es el caso de la recientemente aprobada Ley del Sí es sí. Para Ana Bella, que planta cara a esta violencia día a día en buena parte del mundo, hoy nuestro país «es -dice- uno de los que más medios tiene de protección, recuperación y de prevención y de los que más recursos destina a este gravísimo problema».
Reconoce también, esta mujer infatigable y solidaria, madre de dos hijas Yaiza y Aimara y dos hijos Tairo y Shelton y abuela de su nieta Ildia, que esta evolución en la forma de encarar la violencia de género en nuestro país se ha producido en los último 20 años.
A.B. –«Gracias a las leyes contra la violencia, a todas las medidas que se han adoptado y a la formación que reciben ahora las personas profesionales que atienden a las víctimas se ha podido dar el cambio. Yo tuve que poner 16 denuncias en varios juzgados. y con distintas abogadas. Mi marido me amenazaba, no me dejaba los niños, se saltaba la orden de alejamiento… Era un calvario. Ahora todo lo que denuncies va en un solo procedimiento a un juzgado especializado en violencia contra la Mujer. Antes, aunque yo tuviera una orden de alejamiento contra él, debía de entregar mis hijos a mi ex marido cuando le tocaba según el régimen de visitas. Ellos no querían ir con él. Mi hija la mayor se ponía hasta con fiebre de cuarenta. Fuimos a juicio, ganamos y conseguí que ella no tuviera que visitar a su padre, aunque le pusieron un punto de encuentro. Sin embargo, con los otros no lo conseguí. ¿Cómo podía ser un buen padre para unos y mal padre para otra?»
«Así las cosas, hemos tenido que esperar 20 años y varios asesinatos de menores para conseguir que cuando haya una orden de alejamiento contra el padre maltratador se le restrinjan las visitas porque los niños son también víctimas. Se ha tardado demasiado en regular esto».
También mira de cerca Ana Bella a los medios de comunicación. Les pide que no se centren solo en las mujeres asesinadas por malos tratos y que den también visibilidad a las que, gracias a denunciar, dice, «hemos salido adelante y volvemos a ser felices, pues hay hombres buenos con los que podemos tener relaciones sanas».
ROMPER EL SILENCIO SOCIAL
Uno de los retos de la Fundación Ana Bella es conseguir que la sociedad se implique en combatir esta lacra histórica y cambie. Son muy pocas las denuncias que se interponen por gente del entorno de la víctima:
A.B.: –«Tenemos aqu´çi en nuestro país las mejores leyes del mundo, somos un referente legal mundial, pero todavía muchos hombres siguen asesinando a sus parejas y, en numerosas ocasiones, sin que existan denuncias previas por malos tratos por parte de las víctimas».
«Sólo denuncia el 25% de las mujeres maltratadas. El resto sigue invisible«.
«Y no denunciamos porque -asegura Ana Bella-, como me pasó a mí, no nos damos cuenta de que lo estamos siendo. Además, aunque tengas conciencia, estás llena de miedo, sientes una indefensión que has interiorizado por culpa de los malos tratos que te impide reaccionar. Te crees la culpable de mandar a la cárcel al padre de tus hijos y de tus hijas, y no puedes pensar que no eres tú la que lo condena porque supones que nadie te va a creer. Ellos ganan porque de cara al exterior son maravillosos. Por eso, es muy difícil que una mujer rompa el silencio y pida ayuda sin la complicidad social. La gente de alrededor que no está siendo maltratada por él, que no tiene ese yugo, sí tiene la libertad de ir a denunciar y esto es lo que hay que fomentar.»
Una de las actividades de la Fundación Ana Bella se centra en las empresas, con las que establece protocolos para la formación de su personal. «Queremos que aprendan a detectar y apoyar a las víctimas invisibles y que actúen frente a la violencia de género para que el lugar de trabajo se transforme en un espacio seguro donde las mujeres puedan escapar del Silencio».
EMPRESAS AGENTES DE CAMBIO FRENTE A LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Impacto: Más de 200.000 integrantes de plantillas empresariales ha sido formado por la Fundación Ana Bella. Más de 300 mujeres han sido visibilizadas dentro de esas empresas. En total, 111 sociedades implicadas que han incorporando protocolos contra la violencia de género en sectores masculinizados como minería, ingeniería y automoción. Resultado: aceleración del cambio social logrando que las empresas se anticipen a la ley .
La Fundación Ana Bella trabaja también con institutos y universidades, a los que lleva a chicas jóvenes supervivientes. «Les enseñamos – dice esta luchadora feminista- señales de alarma para que ellas detecten si su relación es abusiva». Les explican cómo mantener relaciones sanas y cómo ayudar a una amiga que esté siendo maltratada. El año pasado la entidad que preside pudo formar a 4.000 jóvenes y 250 le pidieron ayuda. También lo hicieron diez profesoras:
A.B.: –«Uno de cada cinco jóvenes cree que la violencia de género es una ideología. Llaman así a lo que es una vulneración flagrante de los derechos humanos, a un delito, y ellos hablan de ideología… también creen que el feminismo busca ir contra ellos… Ahí tenemos lo sucedido en el colegio mayor madrileño recientemente. Y en cuanto a las jóvenes, ya vimos también en ese episodio que están llegando al extremo de ver como normal los insultos machistas».
UN PASITO P’ALANTE MARÍA…
Las macabras estadísticas de la violencia machista ofrecen hasta ahora y desde que se iniciaron en 2003, la cifra de 1.167 mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas en España y 38 en lo que llevamos de 2022. Aparte de un importante incremento de las agresiones sexuales a jóvenes y de innumerables manifestaciones de conductas machistas.
A.B.: –«Con todas estas cosas a veces siento que estamos yendo para atrás a pesar de los pasos adelante que se han dado. Me duele que haya habido más de mil hombres que hayan asesinados a más de mil mujeres porque no me gusta decir sólo mil mujeres víctimas. Son los hombres los que asesinan y hay que poner el foco en ellos, en quién lo ha hecho. Debemos hacer también las estadísticas en base a los responsables de la violencia de género que son los hombres».
«Mi reflexión es qué hubiera pasado en España si en vez de mil mujeres asesinadas hubieran sido mil futbolistas de primera división?»
–«Estaríamos viviendo una revolución social, pero claro, como sen trata de mujeres….»
La violencia machista en España se produce en el 12% de las parejas. En México la cifra se eleva al 53%, en EEUU al 33%, en Dinamarca al 31%, en Finlandia al 29% y en el Reino Unido al 24%.
El empeño de la Fundación Ana Bella es llegar y actuar allí donde no hay nada o donde no llegan ni medidas ni leyes, y completar con sus recursos los muchos déficits de las Administraciones públicas que sí se comprometen en contra de la violencia contra las mujeres. «Detectamos a las invisibles; profundizamos donde nadie llega y les acercamos a estas mujeres olvidadas los recursos que necesitan. En países donde no existen recursos de ningún tipo, los suplimos», dice esta activista reconocida internacionalmente.
Eso es lo están haciendo por ejemplo, en Guinea Bissau, donde hay una ley desde 2013 contra la violencia de género pero no se aplica por falta de medios. «Nuestra Fundación está construyendo allí la primera casa de acogida para mujeres maltratadas con las ayuda de la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo. Nos encontramos claro, con el problema de que la crisis y la guerra de Ucrania también afecta a las mujeres», dice, e insiste:
A.B.:-«Cuando empezamos a construir allí el cemento valía 2 euros el saco y ahora vale 10. En México, las mujeres sólo pueden estar tres meses en el refugio, tiempo muy insuficiente para empezar una vida nueva. Nosotras las ayudamos con el pago de alquileres para que no tengan que regresar con sus maltratadores y consigan empezar una vida nueva. O sea, complementamos los recursos».
M.S.: -¿Y en España? ¿Son suficientes los recursos?
A.B.: –«¿Pero tú te crees que los 426 euros que dan son suficientes para una mujer que sale de una casa de acogida sin trabajo? En Sevilla todavía, pero ¿y en Madrid o en Barcelona? ¿Cómo se puede alquilar algo disponiendo sólo de esa cantidad? Pues ahí tenemos que entrar nosotras y colaboramos para que estas mujeres salgan de la violencia no como víctimas dependientes de un subsidio sino como mujeres empoderadas, con un trabajo acorde a sus aspiraciones personales y que se sientan felices. Porque claro, como tú has sido maltratada, te ofrecen solo trabajo invisible, poco remunerado, sin prestigio social, un trabajo que nos lleva a la exclusión».
M.S.: -¿Y qué hacemos con este remate del problema de la violencia, con la llamada estigmatización de las víctimas?
A.B.: -«Nosotras le estamos dando la vuelta. Trabajando con empresas hemos conseguido que les ofrezcan oportunidades laborales para empoderarlas, de cara al público, en trabajos que ellas quieren y que no sean sólo los típicos de la limpieza -ojo, que son muy dignos y a muchas les gusta hacerlos-, pero no tienen por qué verse avocadas exclusivamente a eso por haber sido maltratadas. Este es el cambio de paradigma que hemos hecho, y que se nos está reconociendo internacionalmente: nos han dado tantos premios que nuestros métodos se han convertido en referentes para el necesario pacto social y económico con las empresas comprometidas en el rechazo a la violencia contra las mujeres y en el cambio social.»
Ana Bella fue elegida Emprendedora Social de Ashoka en 2010. Desde entonces se ha convertido en referente mundial en procesos que generan cambios para la construcción de una sociedad en igualdad, recibiendo numerosos reconocimientos: El del Ministerio de Igualdad, Sanidad y Política Social (Madrid 2011); Premio del Observatorio Contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial (Madrid 2012); Mejor Proyecto Europeo de Co-Creación con Impacto Social y Económico dentro de la Empresa (Suiza 2014); Premio a la Innovación Social Europea Vision Award (Berlin 2014); Mejor Proyecto Mundial para el Empoderamiento de la Mujer (París 2015); Medalla de Oro de la Cruz Roja (Sevilla 2017); Premio a la Innovación Social por la Fundación la Caixa (Barcelona 2018); Premio Arborus por promover la Igualdad en la Empresa, Nueva York, ONU (Sept 2019); Medalla de Andalucía a los Valores Humanos, (Sevilla 2020); Amazing Women Award Fundación Orange (París 2020); Premio Meridiana del Instituto Andaluz de la Mujer (Córdoba 2021).
A.B.:-«No dejes de apuntar mi teléfono y los datos de la Fundación para que quién quiera pueda hacernos una donación» me dice. «No hace falta que sea de mucho dinero, pero necesitamos ayuda económica, que nos donen, que se hagan socias, que sepan que cada nueva mujer que se integre repercute en otras a las podemos ayudar, que sólo siendo 300 socias ya hemos ayudado a 42.000 mujeres. Son 10 euros, 5 euros.. necesitamos que se nos unan más mujeres. Y también quiero que pongas que si ven que tiene una amiga, una vecina o alguien cercana que está siendo maltratada, que denuncien o nos llamen sin dudarlo a mi teléfono».
Y ahí van los datos: colaborar con la Fundación Ana Bella: Tf: +34 667233133
Dirección web: https://www.fundacionanabella.org/colabora/hazte-socia-o/
Lo bueno que tiene entrevistar a Ana Bella, tal como sigo constatando cada vez desde que le puse el micrófono hace veinte años, es que además de disfrutar de su potente mensaje ella se retrata sola. Esta sevillana inteligente, luchadora, tenaz, perseverante, enérgica, combatiente y emprendedora ha tenido muy claro su objetivo desde que logró escapar de los correazos. Una meta que recorre acompañada de numerosas mujeres que se le han ido incorporando a lo largo del camino. Una mano por el cielo y otra por el suelo y sin apartarse de la ruta. Ahí reside su secreto.
Nani Carvajal
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