NOS VEMOS EN LAS MONTAÑAS.
–Por Raquel Domínguez
Queridas Mujeres del Sur, ando hilando que el 14 de abril, parece tener algo que da luz a hechos que cambian la historia, momentos como la II Republica en España, el hundimiento del Titanic y en este 2023 nos trae el hito de una mujer llamada Beatriz Flamini, alguien que se considera ante todo “alpinista, deportista de elite y escaladora“. Pero sobre todo es una mujer valiente que ha batido el récord de permanencia en una cueva, en la bella Motril (Granada), durante 500 días a 70m de profundidad, 12 m de altura y anchura aproximadamente, en riguroso aislamiento y sin luz natural.
El objetivo era hacer un estudio sobre cómo afecta física y psíquicamente ese aislamiento social y la inevitable desorientación temporal por la falta de consciencia sobre el tiempo, en la deportista. Se buscaba comprobar también todo lo que han podido suponer sobre ella los cambios y transformaciones neuropsicológicas por la falta de luz y la incomunicación. Y se han cumplido las expectativas porque para Beatriz, lo importante “es acercar la espeleología a la gente y si mi experiencia sirve para ayudar a alguien bienvenida sea”.
La gesta se ha podido llevar a cabo gracias a una empresa que propuso la propia deportista a la productora Dukumalia, así como con el apoyo de las Universidades de Almería y Granada. El «timecave», que así se llama la proeza, es una técnica superior deportiva, que exige también la necesaria formación en prevención de riesgos laborales en altura, espacios confinados, trabajos verticales, además del dominio técnico de expediciones en solitario y autosuficiencia.
Para Beatriz este no ha sido su primer ni único proyecto en solitario y en autosuficiencia, pues prácticamente ha llevado a cabo numerosas actividades deportivas de alto riesgo. Ya se atrevió con un recorrido por por la Cordillera de Altais, en el que atravesó Mongolia, pero según ella, existe una diferencia con el Timecave que acaba de superar: Según sus propias palabras, ha podido hacerlo “gracias a que cuento con un gran equipo técnico y humano, encargado de la asistencia, que se requiere para efectuar algo así”. De hecho, esas necesidades en cifras alcanzaron la
tonelada entre comida y material, 1000 L de agua e incluso un paréntesis
dentro de los meses de retiro por un problema en el router con el que mandaba
información al exterior (pero nunca al contrario) y que le produjo unas
alucinaciones auditivas -sonaban alaridos- que se solventaron en 6 días. Pero lo peor, confiesa, fue cuando tuvo que superar una «plaga de mocas».
Beatriz ha demostrado disponer de la suficiente fortaleza mental para soportar
este duro aislamiento, y también ha evidenciado cómo se rompen los estereotipos que la sociedad patriarcal y heterosexista impone sobre las mujeres que empiezan a tener «una edad». Beatriz Flamini cumplió precisamente dentro de la cueva 50 años, entrando así en una etapa cronológica en la que la sociedad patriarcal tiende a invisibilizar a la mayoría de las mujeres con sus profesiones incluidas: las actrices desaparecen de las carteleras; las cantantes, deportistas, dependientas, administrativas, amas de casa etc. ya pasan a ocupar el roll social de “ querer y no poder”. No por falta de capacidad, como ha demostrado Beatriz y lo hacen a diario millones de mujeres en muy diversos ámbitos, sino porque se trata de otro de otro “poder”: el del machismo que sólo ve en las mujeres las pieles tersas, las melenas al viento, y, si me apuran, a «Lolitas».
Además de querer manifestar toda mi admiración por una deportista de la magnitud de Beatriz, del récord que acaba de lograr y de las reflexiones sobre lo que las mujeres somos capaces y podemos hacer, no he podido evitar ponerme en la piel de esta mujer e imaginar cuán diferente han podido ser para ella esos 500días, esta experiencia asumida deliberadamente con ganas y pasión y que la ha llevado a someterse a una experiencia tan dura, en comparación con otros destierros que sufren millones de mujeres y que no son voluntarios. Me refiero a las que han llegado a verse prisioneras incluso más de 500 días y sometidas al cautiverio de depredadores, monstruos con nombres y apellidos que se encuentran localizados a lo largo y ancho de este mundo.
¿Qué secuelas salen en los estudios que se les realizan a esas mujeres, si es que se hacen? ¿Por qué luchan, que les motiva a respirar, recobran verdaderamente la
libertad y la luz del día cuando se las libera? Sólo cabe esperar que no les falten
los recursos necesarios para afrontarlo de la mejor manera y que la
sociedad, la política, las leyes etc. sean por fin esa mano amiga que tanto necesitan. Desde luego, el aliento de las Mujeres del Sur no les va a faltar.
Pese a este paréntesis tan duro como real, vuelvo a reiterar mi aplauso a
Beatriz Flamini que ha vuelto a marcar en rojo un 14 de abril en los
calendarios de todo el mundo…sigamos mis queridas Mujeres del Sur y…
¡Que vivan los 50!