CANNABIS, ESPÍAS Y EL MERCADER DE LA MUERTE.
Por Raquel Domínguez.
Mis queridas Mujeres del Sur, hoy quiero hacer referencia al que podría ser el título de una novela negra de poca monta o más bien dicho previsible y muy vista, Cannabis, Espías y el Mercader de la Muerte. Se trata del retrato de una trama que vuelve a dejar a una mujer como moneda de cambio, en una jugada política del “querido” Vladimir Putin, de la mano de Biden o lo que viene a ser lo mismo, Kremlim vs Washington, en la que sigue siendo la Guerra Fría 2.0.
La jugadora Brittney Griner, una auténtica “Avatar de James Cameron” con sus 2,09 m de
altura y reconocida como la versión femenina de Lebrón James (siempre las comparaciones entre deportista masculino o femenino, obviamente dejando claro que el referente y la supremacía deportiva es la masculina) fue, para ponernos en situación, detenida en un aeropuerto ruso, por posesión de vapeadores de aceite de cannabis para consumo propio. Lo llevaba, al parecer, para soportar el estrés que le supuso la recuperación del covid, aunque ella misma calificó el hecho como “un error sin mala intención” cuando la sentaron en el banquillo y acabo siendo condenada a 9 años de prisión por cargos de narcotráfico.
Birittney Griner, laureada con medallas olímpicas y patrocinada del mismísimo emporio
Nike, convirtiéndose en el primer deportista abiertamente homosexual que la marca
patrocina, algo que, aunque “noticia destacable” no deja de reflejar la hipocresía y homofobia aún presente en todos los estamentos sociales y en particular en el mundo deportivo, sin dejar de aplaudir que cada vez hay más de elles, que hablan de quienes son sin bajar la cabeza y dando su mejor versión como profesionales.
No cabe duda de que el delito cometido por la jugadora es condenable, pero estamos sin duda ante una maniobra política en medio del estallido de la guerra de Ucrania y un pulso que desde Rusia mandaron a Estados Unidos, poniendo en la diana a una de las estrellas del firmamento WNBA. Esta liga tiene la particularidad de que, cuando descansa, la mayoría de sus jugadoras prestan sus servicios a otros equipos del mundo, razón por la que Griner se encontraba en el país de la estepa siberiana como jugadora.
Fue al ser requerida de vuelta por el gobierno de los EEUU, ante la sacudida mundial producida por esta guerra, cuando la apresaron por posesión de drogas, algo que llama poderosamente la atención por el momento tan “oportuno “ en el que se produjo. Desde entonces se entabló entre ambos gobiernos una autentica partida de ajedrez que terminó hasta hace unos días con la libertad de la condenada, después de una serie de movimientos de trueque poniendo en el tablero liberaciones de marines, espías, mercenarios etc., algo que suele ser habitual entre países, liberar presos y rehenes de distintos bandos para “acercar posturas”.
En este caso Rusia lo tenía claro, quería a Viktor Bost de la muerte) un peligroso traficante de armas, terrorista entre otras “gracias” detenido en los EEUU. Meses de negociaciones entre ambos países y las continuas peticiones/acciones que la abogada y esposa de Britteney la activista Cherelle Watson, hicieron posible el intercambio en tierras de Emiratos Árabes como lugar “neutral”. Nada es lo que parece en esta mala novela negra.
UNA VUELVE, OTRA SE VA
Por suerte, en estos días y sin dejar de alegrarme por el final feliz que ha supuesto la libertad de la medallista Norteamérica, quiero terminar con una deportista con mayúsculas, que Sí es lo que Parece: nuestra Ona Carbonell.
Galardonada con la “Huella de Oro” premio otorgado en su retirada, Ona nos dejó en cada brazada y apnea que dio una autentica lección de sacrificio, valores, ética, pasión y principios, llegando con todo ello a lo más alto de la natación, como mujer y como persona valiosa en una sociedad que demasiadas veces anda denostada por actitudes y aptitudes de personajes de esas novelas que antes os mencionaba, mis queridas Mujeres del Sur.
Raquel Domínguez es paratriatleta campeona olímpica, actriz de doblaje y cooperante internacional