¿Y LAS MUJERES QUÉ NOS QUITAMOS, SR. PRESIDENTE?
¿Eso, de qué prenda tendríamos que desprendernos nosotras, Sr. Presidente? Usted ha propuesto hoy en su balance de fin de la temporada que los hombres abandonen la corbata para estar más cómodos y frescos y así poder ahorrar energía en su casa o en su trabajo o donde se encuentren. ¿Y con las mujeres qué pasa? ¿Por qué no se ha referido a nosotras?
¿Es que piensa que sólo los hombres pueden ayudar a que se reduzca el gasto energético? ¿No se ha percatado de que no cuenta con las mujeres? ¿O es que no nos ve capaces de contribuir con gestos cotidianos a bajar el consumo eléctrico?
La boutade que ha largado usted como broche final de su intervención en el balance de la actividad de su gobierno no puede haber sido más machista. Me ha dejado perpleja: precisamente usted, que se ha vanagloriado tantas veces de presidir el ejecutivo más feminista de la historia de este país, ha olvidado a las mujeres en su llamamiento para economizar energía en un momento clave y de restricciones a la vista.
¿Cómo es posible que no cuente con el 50% de la sociedad española para impulsar y empujar en la necesidad de ese camino ahorrativo? Ya me escamaba a mí lo del gobierno más feminista cuando el tímido indulto a Juana Rivas, que no resolvió el problema de raíz de esta madre de Maracena ni de tantas otras que han sufrido lo mismo que ella, optar por saltarse la Ley para proteger a sus hijos e hijas. Como cuando su Ministerio de Justicia impidió al de Igualdad que gestionase el indulto a María Salmerón, la madre sevillana que evitó a su hija pasar los días que la justicia le asignaba con su padre maltratador y que lleva 20 años sufriendo las consecuencias. Es inaudito que a estas alturas no tenga para sus intervenciones públicas un filtro feminista y que se haya dejado colar esta boutade machista. Le sugiero que a ese asesor tan ocurente además de la corbata le pida que se quite de enmedio.
No creo equivocarme si afirmo que, en el balance del ahorro energético, somos las mujeres las primeras en evitar el consumo innecesario tanto en en nuestros hogares como en nuestras empresas. Y somos más del 50 % de nuestra sociedad.
Por eso le recomiendo que no se corte, que nos incluya en su campaña y nos indique por favor, ya que no solemos usar corbatas, qué es lo que nos tenemos que quitar: si la chaqueta, la camiseta, la blusa, la falda, el vestido, el sujetador – que es elástico y suele dar calor-, las bragas – si no son de algodón-los calcetines… o tal vez las medias de verano que nos permiten una mejor presencia social. Podría sugerirnos también esas mallas negras de algodón elástico tan generalizadas que nos hacen las piernas más delgadas y, por supuesto, ardientes. Claro que, a lo mejor, prefiere aconsejarnos eliminar de nuestro vestuario el color negro, la lycra, los tejidos sintéticos y toda prenda que no sea de transpirable algodón veraniego.
SE HA EQUIVOCADO POR OMISIÓN, SR. PRESIDENTE
Cualquier cosa, Sr. Presidente, menos dejarnos olvidadas que eso dice muy poco de usted. No nos trate como si no existiésemos. Propónganos ropa y colores frescos, de textura ligera… algo que podamos aguantar a 27ª, aunque sea nada más que por mencionarnos. Lo que no se nombra no existe. Alguna de sus ministras debería de recordarle que el machismo no significa sólo tratar mal a las mujeres, considerarlas inferiores, despecharlas, oprimirlas, relegarlas… también ignorarlas, no reconocerlas en igualdad. Rectifique en cuanto pueda, Sr. presidente, que eso lo hace muy bien. No nos asuste pensando cómo serían las ocurrencias de un gobierno machista si estas son las del más feminista.
Con lo de las corbatas usted ha ignorado y excluido a las mujeres y eso nos indigna. Se ha equivocado por omisión, Sr.Presidente. En nuestro caso no le sirve como respuesta la que le ha dado a Galán y a Botin -que también le han protestado aunque por otras medidas-, «vamos en la buena dirección». Las corbatas no son para el verano sin las mujeres.
Serena Lagos