UNA INOCENTE CASUALIDAD O MÁRKETING Y OPORTUNISMO.
Por Macarena Moreno Pascual
El pasado 17 de octubre Carmen Mola ganó el Premio Planeta 2021. Fue en este momento
cuando se destapó que bajo el seudónimo femenino se encontraban en realidad tres
hombres: Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero. Este descubrimiento ha traído
consigo una enorme polémica por la utilización de un nombre de mujer como seudónimo
de tres escritores.
En 2021 el Premio Planeta ha aumentado su dotación económica al millón de euros cantidad ante la cual estos tres escritores no han dudado en lanzarse a por dicho galardón con su nueva obra La Bestia (2021), triunfo millonario que finalmente consiguieron llevarse, junto con toda la controversia generada.
Aunque desde su nacimiento se conocía que el nombre de Carmen Mola funcionaba como un seudónimo, tras este se creó toda una historia: al nombre de Carmen Mola respondía una supuesta profesora de instituto que vivía en Madrid con sus tres hijos.
En entrevistas previas a la consecución del premio, Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero aseguraban que lanzaron la trilogía policiaca La novia gitana (2018), La red púrpura (2019) y La nena (2020) bajo este seudónimo para poder disfrutar de su intimidad y no exponerse a juicios por escribir a seis manos. Una vez les fue otorgado el galardón y comenzaron las críticas, los escritores se defienden de estas asegurando que la decisión de utilizar un nombre de mujer como seudónimo fue totalmente fortuita e inocente, como lo hubiera sido si hubieran optado por un nombre de varón.
Sin embargo, en una etapa en la que poco a poco, muy poco a poco, la literatura escrita pormujeres va teniendo cabida y éxito, el público no ha tardado en levantar la voz y criticar el escondite de estos tres hombres bajo el seudónimo femenino como un acto totalmente oportunista, una auténtica práctica de marketing y toda una estrategia comercial. Si nos remontamos tan solo algo de tiempo atrás en la historia, recordando a autoras como las hermanas Brontë, no hace tanto que las mujeres no teníamos cabida en la literatura en una sociedad patriarcal, y nos era totalmente imposible publicar una obra sin escondernos detrás de un seudónimo masculino. Como ya sentía Virginia Woolf al escribir Una habitación propia “¿Puede el sexo del novelista influir en su integridad, esta integridad que considero la columna vertebral del escritor?”.
Ahora que la literatura femenina vive un momento esperanzador, usar un seudónimo de mujer sin necesidad es reírse de todas aquellas que durante siglos vieron condenada su creatividad, no pudiendo firmar con su propio nombre.
Con mucho esfuerzo, tanto desde dentro de la literatura, como luchando en todos los
ámbitos sociales y culturales, las mujeres hemos ido haciéndonos un hueco en esta industria y hemos conseguido llegar a una etapa en la que las novelas negras más vendidas en España son las escritas por nosotras.
Es en este contexto en el que estos señores se han aprovechado del espacio ganado por otras escritoras para vender, inmiscuyéndose en momentos que hemos reservado para darle prioridad a las obras femeninas como el día de las escritoras, celebrado el 18 de octubre, o colándose en los estantes de algunas librerías que exclusivamente exponen literatura femenina.
CARMEN NO MOLA TANTO
Aunque aseguren que la decisión es totalmente inocente y se tomó de la misma manera que podrían haber elegido un nombre masculino, es difícil creer que tres escritores que han conseguido llegar a ganar este premio millonario y han visto convertidas sus novelas en éxitos superventas, no supieran que de otra forma el mercado no los habría acogido de la misma manera.
Volviendo a citar a Virginia Woolf; “Puesto que las novelas tienen esa analogía con la vidareal, sus valores son hasta cierto punto los de la vida real. Pero muy a menudo, es evidente, los valores de las mujeres difieren de los que ha implantado el otro sexo”. Y es que, aunque ellos aseguren apoyar el feminismo, no hay gesto más masculino que la supuesta sororidad de suplantar su identidad con un nombre de mujer para intentar vender más libros en una etapa en la que se intenta priorizar la literatura escrita por mujeres. Carmen Mola, pero esto no mola nada.
Macarena Moreno Pascual es comunicadora