Por Rosalía Romero Pérez.
INDULTO PARA MARÍA SALMERÓN O DIMITAN DE SUS CARGOS
Clara Campoamor en su ensayo El pensamiento vivo de Concepción Arenal nos recuerda que Nicolás Salmerón dimitió como presidente de la Primera República Española para no firmar una sentencia de pena de muerte. Hoy la Ministra de Justicia debería indultar a María Salmerón o dimitir, porque lo que está haciendo es meter en la cárcel a una mujer que lleva décadas sufriendo la violencia de género. De lo contrario, su partido, en el gobierno, seguirá sumando para que el distanciamiento entre Feminismo y prácticas políticas del actual ejecutivo se intensifiquen.
Sra. Ministra, usted alega no haber tenido margen para poder indultar a una mujer denunciada por un maltratador cuya hija no quería estar con él, que ha agredido de forma continuada a su ex pareja haciendo víctima también a su hija, y que no ha pisado la cárcel: ¿no es suficiente margen las recomendaciones de Europa, inspiradas en la Convención de Estambul? ¿Conoce usted mejor la ley que la Asociación de Mujeres Juezas de España en cuyo comunicado contra su decisión dicen literalmente: “el Estado español, una vez más, está desoyendo tratados internacionales que proclaman, entre otros, el principio de diligencia debida, y que, en caso de conflicto con la ley interna, prevalecen sobre la misma”? ¿Ha olvidado que la Convención de Estambul ha llevado a Europa a iniciar el proceso de equiparación del delito de violencia de género con delito de terrorismo?
¿Qué hubiera pasado si una víctima de terrorismo hubiera sido condenada a cárcel y su agresor estuviera en libertad?
Pues esa es la situación a la que su decisión aboca. Su decisión pusilánime y retrógrada de no indultar a María Salmerón reproduce la situación que la gran penalista de nuestra historia, Concepción Arenal, nos descubrió: las mujeres son mayormente las víctimas del sistema criminal porque las leyes han sido elaboradas sin pensar en sus vidas y en todo lo que las rodea. Sra. Ministra, cuando esto ocurre, y desgraciadamente está ocurriendo, tenemos el legado de nuestras antecesoras las Sufragistas: las leyes cuando son injustas hay que cambiarlas o desobedecerlas. Pero usted, Sra. Ministra, ni siquiera se ve en esta situación, la de desobedecer una ley del siglo XIX (que dicho sea de paso, ya podrían haber cambiado): tiene el respaldo de Europa.
TODAS SOMOS MARÍA SALMERÓN
En la historia se toman dos tipos de decisiones: unas reversibles y otras irreversibles. La decisión de no indultar a María Salmerón es reversible.
Sra Ministra de Justicia, Sr. Presidente del Gobierno, actúen y no consientan convertir en verdugo a la víctima, a las víctimas, a María Salmerón y a su hija, Miriam Ruiz Salmerón.
¡No teman a la extrema derecha! De mantenerse en su actual postura, tendrán una responsabilidad sin parangón en la historia del patriarcado español contemporáneo; responsabilidad de la que Mariano Rajoy supo eximirse cuando indultó la última vez a nuestra compañera.
Todas somos María Salmerón, y recordamos las palabras pronunciadas por la sufragista inglesa Emmeline Pankhurst hace poco más de un siglo: “Pero mi última palabra es para el gobierno: ¡yo incito a esta asamblea a la rebelión… Detenedme, si os atrevéis, y si es que os atrevéis, os advierto que no me meteréis en la cárcel…!”