«FRUSTRACIÓN PERO NO DESÁNIMO»
Urgía hacer algo. Quedarse de brazos cruzados aumentaría el clamor social. Las seís víctimas de la violencia machista del pasado fin de semana han levantado ampollas, despertado demasiadas consciencias y la opinión pública empieza a cuestionar la eficacia de un sistema de protección a las víctimas de la violencia machista y sexual que se proclama de los mejores del mundo. Sus responsables saben que sin confianza, apaga y vámonos. Y para eso está el socorrido Comité de Crisis, creado en 2022, que ha analizado desde entonces y hasta hoy, en sus ocho reuniones, los asesinatos machistas de 121 mujeres.
El caso de Amal y sus hijos, Hiba y Adam, asesinados por el marido y padre de los menores en Las Pedroñeras (Cuenca), es especialmente insoportable y así lo han puesto de manifiesto desde la propia ministra hasta las personas que conocían a la familia y pudieron ser testigos de la arriesgada situación en la que vivía Amal y sus hijos. Mahdi, el asesino, estaba condenado por malos tratos y a punto de entrar en prisión, tenía orden de alejamiento de su mujer que había sido icluída en el sistema de protección de víctimas VioGén. Aún así, Mahdi pudo burlar todas las medidas y no sólo matarla a ella sino también a sus pequeños. De nada sirvieron los protocolos al uso porque a todas luces el sistema ha sido incapaz de proteger a una mujer y a sus hijos en un flagrante y peligroso caso previsamente conocido, denunciado y condenado de violencia de género que se ha cobrado tres víctimas.
En los otros dos casos recientes de asesinatos machistas, ambos en localidades andaluzas –Fuengirola y Zafarraya- que no llevan la rémora de las denuncias previas, también ha fallado algo fundamental: esta vez ha sido la prevención.
Todos estos crímenes, incluídos los cometidos desde principios de este año 2024 que suman en total 24 víctimas mortales -19 mujeres y 5 menores- se han puesto sobre la mesa en la reunión del Comité del Ministerio de Igualdad en el que están representadas todas las entidades implicadas en la lucha contra la violencia de género del Estado y de las comunidades autónomas. A su término, hemos podido constatar a través de las palabras de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, y del titular de Interior, Fernando Grande Marlaska, la preocupación y la necesidad de encontrar soluciones efectivas contra esta terible violencia y también que, por esta vez, se han evitado conclusiones apresuradas como en ocasiones anteriores, más próximas a la extravagancia que a la utilidad real, tal como demuestran las cifras del incremento, año tras año, de estos asesinatos.
En síntesis, la 8ª reunión del Comité de Crisis contra la Violencia de Género, en la que la ministra Ana Redondo confesó sentirse «frustrada aunque no desanimada», plantea este panorama:
EL SISTEMA TIENE QUE REFORZARSE. El Comité de Crisis puso el dedo en la llaga en el fallo del estamento policial por el triple crimen de Las Pedroñeras. El ministro del Interior, uno de los principales protagonistas de la reunión, no pudo esquivar las críticas y terminó reconociendo que pese a los 40.000 agentes implicados, los 90.000 casos activos en el sistema VioGén exigen un mayor esfuerzo.
NO HAY UNA RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL. El ministro del Interior se defendió mejor ante esta pregunta que flotaba en el ambiente: «Está claro que el sistema en este caso, en algún momento, ha tenido una quiebra que nos ha impedido garantizar lo que es nuestro deber, la integridad de todas las víctimas de violencia de género». Y añade: «Pero no necesariamente debemos de determinar que ha existido una responsabilidad individual».
LA COORDINACIÓN CON LOS SERVICIOS SANITARIOS Y ASISTENCIA SOCIAL DEBE INCREMENTARSE Y EL PROTOCOLO PERFECCIONARSE. Así lo puso de relieve el especialista forense, Miguel Lorente ante la constatación de que el 80 % de las mujeres asesinadass no había denunciaodo. ¿Por qué? Porque no están acostumbradas, dice , a ir a la Policía a presentar demandas, y sin embargo sí suelen acudir regularmente a su médico en el Centro de Salud, por ello, «es imprescindible que la coordinación con los centros sanitarios y la atención social de incremente.» Y así lo ha asumido la ministra Redondo: «Se puede mejorar el refuerzo de la relación con la atención primaria y los servicios sociales para agilizar la detección de casos» . También ha animado a a las mujeres a denunciar si se sientes amenazadas. Redondo se reúne hoy mismo con la minsitra de Sanidad para poner en marcha este refuerzo con centros sanitarios y asistencia social.
CADA CASO REQUIERE UNA ATENCIÓN INDIVIDUALIZADA. Reconoce la ministra Redondo que «cada uno de los casos tiene una respuesta individualizada pues no todos, lógicamente, necesitan un acompañamiento idéntico. Estamos adaptando siempre el sistema a las necesidades de las víctimas. Hoy mismo en este comité de crisis hemos analizado las distintas necesidades que requieren las víctimas. Unas veces es mayor la jurídica, otras, la psicológica o la asistencial. El acompñamiento que proporciona el sistema debe adpatarse siempre a las circunstancias que demanada cada uno de los casos.»
EL PACTO DE ESTADO CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO TIENE QUE REACTIVARSE. Esta es una reivindicación que se viene manifestando desde varios años por parte de sectores responsables de la lucha contra esta lacra y también desde las comunidades autónomas. Según la ministra Redondo, los recusos deben aumentarse, escuchar a los especialistas, incluir en él las nuevas formas de violencia -como la online- y elaborar un documento final que este mismo año pueda ser aprobado.
EL MACHISMO ATÁVICO IMPIDE LA NECESARIA REACCIÓN SOCIAL CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO. Ana Redondo ha manifestado lo que desde el feminismo se viene denunciando desde hace décadas: la necesidad de poner de relieve hechos como el de los 24 asesinatos de mujeres y niños en 6 meses, que de no haberse producido en el ámbito privado, «causarían emergencia social». La ministra culpa al «machismo atávico de nuestra sociedad» por estar en el origen de la falta de rebelión «contra esta violencia y estos graves e insoportables delitos». «Y esto, añade, es muy difícil de erradicar».
Los responsables de Igualdad e Interior han coincidido en que a pesar de estos fallos, «el sistema funciona» y en que «hay que insistir ante las mujeres amenazadas para que denuncien como única forma de salvar sus vidas». Pero entre lo que se dice, se hace y al final sucede hay un amplio campo que admite toda clase de divagaciones y posturas, entre ellas y una de las más graves, la negacionista, la única que no ayuda porque apunta directamente a la estructura.
Nani Carvajal