LAS LEYES DE LA DISCORDIA
LAS DEL SÓLO SÍ ES SÍ, TRANS Y REFORMA DEL ABORTO, LAS MÁS POLÉMICAS DE LA LEGISLATURA.
.-Sus debates se remontan a varios años atrás. La Ley Trans se ha llevado más de 2 de trabajos y la reforma de la Ley del aborto 12 en la lista de espera del Tribunal Constitucional.
.-Los «fallos técnicos» de la Ley del sólo sí es sí siguen ofreciendo titulares diarios, tres meses y medio después de entrar en vigor. Su necesaria reforma ha causado un cisma sin precedentes en el gobierno de coalición.
.-Ni siquiera las leyes que han suprimido la sedición y reformado la malversación, beneficiando a los condenados del procés, han generado tanto debate político y social.
Por Nani Carvajal
Me hubiera gustado empezar esta panorámica ‘conflictivolegal’ preguntándome con respuesta encubierta ¿Qué tendrán las leyes que protegen a las mujeres para que sean tan discutidas, debatidas, rechazadas y polémicas? Peo no lo voy a hacer por mucho que la visión de género me pueda o el relato feminista me azuce pues la mano negra del machismo, esa que todo lo invade, y que pensaba incluir en mi respuesta no es, aunque la busque y salvo en el caso de la reforma del aborto, la que determina estas controversias jurídicas y sociales.
Estas tres leyes coinciden en que acaban de aprobarse aunque la del sólo sí es sí lleva vigente algo más de tres meses con más consecuencias negativas que positivas hasta el momento, pues ha permitido en estos 100 días que medio centenar de violadores y agresores sexuales salgan de la cárcel antes de lo previsto y se rebajen las condenas de medio millar de delincuentes similares, según el relato diario que desde los propios tribunales se hace público por su aplicación. Se trata de una de las normas pretendidamente más avanzadas de Europa, que sólo buscaba proteger a las mujeres de las agresiones sexuales machistas y del calvario de la probación de estos delitos en juicio y que, por el birlibirloque del sistema judicial está logrando favorecer a los malos.
¿CONTRA TODO PRONÓSTICO?
Qué más hubiéramos querido las feministas que poder culpar de lo que está sucediendo con esta Ley del sólo sí es sí a un fallo del guión o al tonto de turno que no se dió cuenta al redactarla. Pero no. La Ley fue aprobada por una amplia mayoría en el Congreso -sólo votaron en contra PP, Vox y la CUP- con ciertas prisas eso sí, porque es la joya de la corona de la ministra de Igualdad y a la legislatura se le ve la punta, pero con un gran débito: no se tuvieron en cuenta los informes especializados que pronosticaban los imperdonables ‘errores’ que han conducido a las reducciones de condenas.
El Tribunal Supremo, al que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dirigíó en un principio sus plegarias para que arreglara el entuerto se pronunció enseguida de forma contundente: las sentencias se analizarán una y por una y se aplicará la rebaja de la pena en los casos en los que lo permita la Ley, siempre en beneficio del reo como está estipulado en el Código Penal, pues las sentencias al ser firmes no se pueden tocar.
Convertida en pim pam pum, la ministra de Igualdad, Irene Montero, se enrocaba en los argumentos feministas y legítimos de su Ley esquivando los dardos enfilados con justificaciones política sacadas de textos de la ONU, más valorados algunos por su coste que por la incumbencia que consiguen:
«Naciones Unidas -dijo entonces la ministra a la cadena SER- es muy tajante en este asunto: el Comité CEDAW ya nos alerta de esta situación. Nos dice que los estereotipos, el machismo, pueden comprometer la imparcialidad, la integridad de los sistemas de justicia y que esos mismos estereotipos, ese machismo, puede hacer que haya jueces que apliquen erróneamente la ley o de forma defectuosa».
Para después añadir: «Lo que a su vez puede dar a lugar a la denegación de justicia, incluida la revictimización, como está sucediendo ahora.».
También dijo en ese programa que «si yo creyese que hay un error sería la primera en reconocerlo». No sabremos nunca si terminó por «verlo» motu propio o si las circunstancias la obligaron a catarlo. Lo cierto es que sus socios de gobierno, menos resistentes a la presión mediático/social y con el ojo puesto en las elecciones de mayo, dieron un volantazo conducido por el presidente para resolver sí o sí lo de la Ley, con o sin Podemos. Y encima de la Mesa del Congreso plataron hace siete días una proposición de Ley para cambiarla.
La inquietud social generada por las rebajas de penas y excarcelaciones de delincuentes sexuales ha llevado a PP y Ciudadanos a ofrecer su apoyo a esta reforma e incluso a presentar también iniciativas parlamentarias propias similares a la de los socialistas. El pavor de Podemos ante la tesitura de que los cambios pudieran ser aprobados gracias a los votos del centro derecha ha logrado que esta vez no sea Sánchez el que no duerma por las noches sino la propia Irene Montero.
Con el insomnio a cuestas, la ministra se ha olvidado de sus proclamas internacionales y ha preferido ceñirse al «relato» local según sus colegas del Gobierno. Lleva días diciendo junto a su equipo que han presentado seis propuestas de reforma de su propia Ley y que nadie se sienta a negociar con ellas. Algo que su homóloga y tocaya de apellido, Mª Jesús Montero, desmiente una y otra vez mientras el resto de los grupos vascos y catalanes que sostienen al gobierno prefieren esperar con sus votos a que Psoe y Podemos se pongan de acuerdo, aún sabiendo que cada día que pasa la aplicación de la Ley, tal como está, seguirá favoreciendo a los agresores y revictimizando a las mujeres que han sufrido la violencia machista.
Exactamente en eso consiste la crítica que les ha dirigido Cuca Gamarra, portavoz del Partido Popular:
«Aquellos que tienen tantas prisas por reformar el Código Penal cuando les afecta a ellos no son capaces de ponerse de acuerdo cuando las víctimas son las mujeres».
La Ley del sí es sí no ha podido sin los votos de esos grupos reformarse con la urgencia que merecía y ya nos plantamos como nueva posibilidad en el 7 de marzo, fecha previa al Día Internacional de la Mujer, para aceptar su debate y aprobación. ¿Con el apoyo de la derecha, del centro, de la izquierda, de los nacionalistas…? He ahí la cuestión.
LA LEY TRANS FRACTURA EL FEMINISMO
Por si el movimiento feminista no estaba todavía lo bastante tocado ante los efectos de la Ley del sólo sí es sí o las dicrepancias en torno a la abolición de la prostitución, otra norma jurídica viene a darle la puntilla: la Ley Trans.
Mientras la ministra se felicitaba desde la tribuna del Congreso por el gran avance que supondrá esta norma, que desde hace años y con tanta insistencia reclama el colectivo LGTBI, en la calle grupos feministas al grito de «género es opresión», manifestaban su rechazo a la flamante Ley por entender que atenta contra la lucha histórica de los derechos de las mujeres y que su aprobación supone «el mayor retroceso en la lucha feminista desde la Dictadura»:
¿Hacía falta el borrado de las mujeres para protejer al colectivo LGTBI? Se preguntan muchas de las que luchan por la causa feminista desde antes incluso de que naciera la ministra de Igualdad.
Pero la pregunta no obtiene respuesta. Se mascó la polémica hace ya más de dos años, sin que se haya conocido hasta ahora ningún intento por alcanzar un acuerdo con el feminismo fruto del análisis serio y racional. La Trans siguió para adelante con menos prisas y algo más de debate que la Ley del sí es sí, y también con algunos de sus defectos: se la critica por no haber escuchado al sector especializado en disforia de género, que la rechaza por los efectos negativos que puede tener sobre la infancia y la adolescencia.
BORRADO DE MUJERES
Definitivamente la Ley Trans se aprobó el 16 de febrero por la mayoría de la cámara y el voto en contra de la oposición y de una feminista histórica: Carmen Calvo. Por segunda vez rompía la disciplina de voto y la diputada anteponía su conciencia feminista.
La grandeza y la miseria del feminismo nos ofreció también aquel día del mes más loco del año la extravagante imagen de una luchadora histórica, ex ministra, a la que le van a meter mano en el bolsillo por no votar lo «correcto» según su partido, junto a esa otra de la también luchadora y ministra que, por la misma votación, recibe en cambio un balón de oxígeno para calmar la asfixia que arrastra a causa de su otra Ley, la del sólo sí es sí.
Aunque lo que se dice disfrutar del momento… el colectivo Trans. Celebraba que por fin se iban a ver ampliados sus derechos y correjida la que consideran una injusticia de siglos, pues la Ley viene a superar la «histórica invisibilidad, estigmatización y falta de reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI», y procura atender y respetar «todas las identidades posibles».
Otros artículos de esta Ley dicen que los menores, desde los 16 años, podrán pedir en el registro Civil su cambio de sexo sin necesidad de informe médico o psicológico que lo avale, mientras que los que tengan entre 12 y 14 sí deberán presentarlo.
Para la ex diputada socialista Ángeles Álvarez, miembro de la Plataforma contra el Borrado de las Mujeres, «las consecuencias del texto se van a conocer sobre la carne, la piel y el cuerpo de los niños y niñas y sobre los derechos de las mujeres de este país».
A su vez, la catedrática de Filosofía Amelia Valcárcel estima que la Ley Trans socava el feminismo: «Concebida para amparar los derechos de una minoría, afecta a toda la sociedad. Sustituyendo la realidad biológica e inmutable del sexo por los mandatos culturales asignados a varones y mujeres, convierte estos estereotipos en ‘identidades’ elegibles. Si ser mujer deviene un sentimiento indefinible, las políticas que corrigen esas desigualdades quedan socavadas. ‘Mujer’ y ‘varón’ se vacían de significado», asegura.
Sin embargo, la activista LGTBI, Mar Cambrollé, que también se considera feminista, opina todo lo contrario e insiste en Mujeres del Sur en que la Ley viene a proteger y no a perjudicar:
-«Viene a ampliar derechos a quien no los tiene y nunca a restar los de aquellas personas que ya los disfrutan. También a poner fin a una violencia brutal que las personas trans venimos sufriendo por ser digamos, mercancía política de intereses espurios y ajenos a nosotros. Yo creo que los derechos Trans son derechos humanos. no son un subconjunto de derechos particulares».
«La ley trans, dice Mar Cambrollé, no es un tratado ideológico ni filosófico ni teórico. Es una guía práctica para blindar la igualdad de oportunidades de un colectivo que ha estado siempre en los márgenes del acceso al mercado laboral y sin protección».
Desde el feminismo se insiste en que la Ley deja muchos frentes abiertos y posiblemente será impugnada ante los tribunales. Uno de ellos es el de las competiciones deportivas en las que personas transgéneros compiten con las mujeres de forma no igualitaria, y otro el de la posibilidad que ya se ha poducido hace poco en Escocia, de que violadores encarcelados se cambien de sexo y pidan el traslado a cárceles de mujeres». Que le pregunten a la ex ministra principal, Nicola Sturgeon, a la que ese asunto, entre otros, le ha costado el cargo.
–¿Y LO DEL ABORTO ‘PA CUÁNDO’?
‘Pa ya’, porque es la tercera pata en discordia, en un contexto en el que el feminismo está fracturado, el socialismo dividido, la coalición de gobierno sin dirigirse la palabra y la ministra de Igualdad al borde del abismo (pese al balón de oxígeno). Pues ahora súmenle, después de doce años de silencio, las tensiones de la esperada reforma de la Ley del aborto que por fin cuenta con el visto bueno del Tribunal Constitucional.
Todo un desafío para los principios fundamentales del Partido Popular, que fue muy crítico en su momento y planteó precisamente la cuestión de inconstitucionalidad ahora resuelta y rechazada. Se oponía a la reducción de la información a las mujeres y el permiso a las menores desde los 16 años para interrumpir su embarazo sin el consentimiento de sus progenitores.
Pero ahora rsulta que los populares han aceptado la sentencia y, en explicar su difícil equilibrio, llevan más de una semana: que si abortar no es un derecho fundamental pero sí legal… que aunque las mujeres aborten -porque pueden, la Ley se lo permite- el partido no cambia su línea de defensa de la vida… y todo ello esquivando a la vez las acusaciones de «contubernio con el PSOE» que le llegan desde la extrema derecha y de «rendirse a Vox» por la izquierda.
Éramos pocos/as y parió la abuela en este patio de Monipodio que llaman política.