DÍA DE LA MADRE, DE LA TÍA, DE LA CUIDADORA…
La celebración del Día de la Madre coincide este año, 2 de mayo, con la efemérides del levantamiento contra los franceses de Napoleón en 1808 y también con el día contra el acoso escolar. Y es que, en lugar de programar una fecha exclusiva para el Día de la Madre se ha preferido fijarla el primer domingo de mayo, no por falta de días en el calendario, sino para que se garantizase que cae siempre en festivo. De hecho, hace bastantes décadas – en el siglo pasado – esta jornada simbólica tenía una fecha fija cuya movilidad astral la hacía derivar hacia días laborables, lo que impedían a las sufridas y entregadas madres poder dedicarse a ellas mismas, obligándolas a mantener su rutina diaria.
Como en el resto de Europa y en una buena parte de países del mundo, el Día de la Madre quiere homenajear a las mujeres que traen hijos al mundo y se ocupan de ellos hasta que vuelan libres. Las condiciones sociales y políticas de cada momento histórico otorgan al papel de cada madre y de las madres en general, un sentido a veces diferente, si bien hay una base generaliza que reconoce como el cuidado de los hijos hasta una edad en que son autónomos, su principal tarea.
Siguiendo esta lógica, habría que incluir también en el día de la madre a tantas “segundas madres”, tías, y cuidadoras, cuya filosofía y práctica cotidiana de entrega a los menores es bastante similar a la de las progenitoras. También apurando, a las abuelas y abuelos que han debido suplantar a los padres en tantísimas circunstancias, pero felizmente el día de los abuelos ya está establecido.
CELEBRACIÓN SIN COMPLEJOS
Homenajear a las madres en pleno siglo XXI significa hacerlo sin complejos, pues prácticamente cada jornada del calendario se dedica a una temática que se quiera destacar. Un primer domingo de mayo, ¿por qué no a las madres? ¿Acaso no mueven el mundo? ¿No sustentan la estabilidad social? ¿No limpian, alimentan y educan a los futuros dueños del mundo? ¿No establecen el orden particular que permite el funcionamiento social? ¿No crean las condiciones óptimas para que se puedan cumplir los objetivos más elevados? ¿No son la base de que el estudiante acuda libre de contratiempos a su centro, el obrero a su fábrica y el patrono a su empresa? ¿no es la base de la familia estructurada o desestructurada, numerosa o monoparental? Aun así, homenajear a las madres ha sido durante años un asunto controvertido que ha despertado inquietudes ideológicas a varias generaciones de mujeres y hombres que se consideraban arrastrados a la efemérides por los grandes almacenes y se negaban a ser objeto de fines comerciales. Desasosiegos que, por otra parte, jamás les sobrevenían cuando llegaba por ejemplo la campaña de las rebajas, o cualquier otro hito comercial.
Sin embargo ha sido el hecho de que cada día tenga una dedicación temática lo que ha permitido normalizar algo tan simple como es poner de relieve a las madres en una hoja del almanaque. Es cierto que alguna vez fue la fiesta de El Corte Inglés – “un beso y un regalo”- o de los joyeros con la medalla “dar mucho, pedir poco”. Pero hoy, por fin, aunque la publicidad se apropie del mensaje como hace con todo, es una jornada más a celebrar, un día para llamar la atención de quién aún no se ha percatado de que debe su existencia a un ser acostumbrado a pasar desapercibido, a facilitarle el día a día y a procurarle el mejor devenir posible. Todo ello a base de cuidados, cariño e incluso de mimos. Papel perpetuo e insólito en un mundo global, feroz y competitivo. Y es que, ciertamente, madre no hay más que una.
MS
Fotos ML