POR SU INTERÉS Y ANTE LA POLÉMICA EXISTENTE EN SEVILLA POR LA VOTACIÓN DEL LUNES DÍA 25 DE JULIO, PARA CAMBIAR O NO EL NOMBRE DE «COLEGIO DE ABOGADOS DE SEVILLA» POR EL DE «COLEGIO DE LA ABOGACÍA DE SEVILLA», MUJERES DEL SUR VUELVE A LLEVAR A SU PORTADA EL ARTÍCULO DE LA ABOGADA AMPARO DÍAZ RAMOS, PUBLICADO EN NUESTRAS PÁGINAS EL PASADO 1º DE JULIO.
Por Amparo Díaz Ramos.
Que sí, que sí, que es muy cansado intentar usar el lenguaje no sexista, y al final algo se nos escapa, tal vez expresiones que llevan asociado un desprecio hacia el sexo femenino (oye que no es para tanto, que esto ha sido así toda la vida), tal vez asociaciones de ensalzamiento del sexo masculino (¿y que daño hacen?), tal vez la invisibilización del sexo femenino a través del uso genérico del masculino (pero que donde está el masculino es que estamos todas, a la vista está que llegamos a los mismos sitios y con el mismo esfuerzo).
Vamos, que el lenguaje no sexista es un coñazo y el lenguaje de toda la vida, el sexista, es la polla (léase en tono irónico pero afectivo, por favor).
Y es que el lenguaje no sexista cansa mucho por sí mismo, no es que cueste un poquito dejar espacio y visibilidad a las mujeres. Cuesta al escribirlo y al leerlo. Doy fe. Porque claro, es agotador tener que decir “personas” en lugar de “hombres”, o tener que decir “el alumnado” en vez de” los alumnos”, enlentece muchísimo tener que escribir “se buscan camareros y camareras” en vez de “se buscan camareros”, genera mucho estrés tener que estar pendiente de que, si desdoblemos entre el masculino y el femenino, no vaya delante siempre el masculino. Y qué decir del agotamiento que provoca tener que buscar palabras sin género para poder decir, por ejemplo, en vez de “los miembros de la Junta de Gobierno”, “cada miembro de la Junta de Gobierno”. Tampoco es fácil ir alternando entre el masculino y el femenino, y poner ejemplos de hombres y mujeres (oye qué culpa tengo yo de que solo se me vengan a la cabeza ejemplos masculinos, salvo en la limpieza, el hogar, la enseñanza, la enfermería…) O el uso de colectivos. Eso es lo peor.
Ahora estamos en varios colegios de abogados (sí, solo en masculino), donde hay tantas abogadas como abogados si no más, votando sobre algo tan complejo como cambiar “colegio de abogados de….” por “colegio de la abogacía”, porque parece que nos resulta muy complicado el uso de los colectivos en vez del masculino genérico.
Pues bueno, nos cuesta, pero ahí vamos. Porque usar lenguaje no sexista -de momento- cansa, pero más cansa, y además destroza, la desigualdad y la injusticia del lenguaje machista.
Se ve que aunque nos suelen considerar piquitos de oro nos cuesta cambiar de palabras, y que también nos cuesta aplicar algunas normas como el artículo 14 y 9.2 de la Constitución o la Ley Orgánica 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. Y si nos cuesta a nuestro colectivo, que manejamos las letras y conocemos las leyes… ¿cuánto no les costará a las demás personas?.
Alparo Díaz Ramos es abogada especialista en violencia de género.