SÓLO UN SUEÑO, POR AHORA
Por Inés Bonilla
Desde que la profesora de un colegio de Jerez de la Frontera, propuso a los padres de sus alumnos la celebración del «Día de la persona especial», como alternativa al «Día del padre», no he parado de recibir mensajes de mofa sobre ella y su propuesta.
Reconozco que cuando empiezo a percibir los prejuicios más rancios y las oposiciones más feroces a los cambios o las alternativas tras los mensajes, sale la Inés más elegante y paciente, capaz de colocarse como nadie en la perspectiva de la persona que emite esas valoraciones tajantes y hasta hirientes, sobre algo o alguien, por el simple hecho de ser diferente a lo que tienen establecido. Pero a la vez sale la Inés más determinante y crítica, con la única intención de confrontar tanta seguridad y desdén, exhibido por algunas y algunos, hacia las ofertas novedosas de otras personas.
El interés que me mueve es abrir un poco, sembrando alguna duda, esos esquemas y esas cabezas tan herméticamente cerradas en las que no percola ninguna iniciativa externa. Pero la mayor parte de las veces después de mucho esfuerzo literario y hasta humorístico, siento que lo único que he conseguido es radicalizar más aún esas posturas, y hacer que piensen que yo soy seguidora de esa nueva concepción o propuesta, y que intento «adoctrinarles». Me siento, así, como un ave con petróleo en las alas, incapaz de transmitir la bonita sensación de tener en cuenta nuevas visiones, que no tienen la obligación de seguir, sobre todo si tras el análisis de la propuesta, la conclusión es que no le convencen, y deciden no modificar nada de su concepción previa.
Estoy dudando seriamente si en realidad no soy yo la que es anómala, creyendo que muchas cabezas pueden cambiar, e impregnarse de nuevas ideas, y creyendo también, que cuanta más ferocidad y violencia en la defensa de un esquema, más vulnerabilidad se esconde en su elaboración, y más pobreza de argumentos encierra. Porque hasta ahora,
mi experiencia me dice que las personas más seguras de sí mismas no temen aceptar los retos de las novedades, son capaces de valorar sensatamente lo propuesto, y optan finalmente por el cambio o el mantenimiento.
El artículo de Isabel Rodríguez sobre la polémica del Día del Padre/ Día de la Persona Especial, que me ha encantado, espero que consiga quitarme algo de petróleo, y me lance de nuevo al vuelo! Quién sabe si habrá una ocasión en la que vea dudar alguna cabeza hermética.
Vaya por delante que yo particularmente soy de celebrar el Día del padre, entre otras cosas porque en eso me críe, pero este odio a las alternativas, y a quien las propone… me enferma! Sueño con un mundo en el que la transmisión de ideas sea mucho más fácil, y el aprendizaje se instale como objetivo. Que nadie se sienta con la verdad, y mire con desdén al resto, sólo porque no piensa como él o ella.
Inés Bonilla es bióloga