LOS VERDADEROS MINUTOS DE ORO
–Por Inés Bonilla
En La Solana, un pueblo de Ciudad Real, una de las primeras medidas adoptadas por el nuevo consistorio a propuesta de su alcaldesa, Luisa Márquez, ha sido suprimir el minuto de silencio en apoyo a las víctimas de violencia machista, con el que se comenzaban todos los plenos de ese Ayuntamiento desde hacía 12 años.
Luisa Márquez Manzano (PP) gobierna en solitario, y alega para adoptar esta medida que «este equipo estará en los hechos y no en la propaganda ni en la publicidad», y ante la protesta de los grupos de la oposición añade que «estará luchando contra esa lacra que es la violencia de género, de hecho le está hablando una mujer. Vamos a huir de lo que sea propaganda y cualquier otro tipo de historia».
Al ver esta noticia me he entristecido mucho, pero a la vez me he indignado más aún.
Mi tristeza obedece, a que considero una gran perdida el hecho de suprimir un gesto con un histórico tan amplio, 12 años, que se puso en marcha tras un acuerdo democrático de los partidos que constituían entonces el Ayuntamiento y que tenía como finalidad apoyar, por parte de todos, a las víctimas de la violencia de género y hacer evidente el rechazo social (que no partidista), a la lacra de los asesinatos machistas.
¿Cómo puede alguien heredar ese patrimonio consensuado y efectuado sin ningún problema durante tanto tiempo y eliminarlo de un plumazo?
Más ahora, que las cifras de asesinadas por sus parejas o exparejas escandalizan porque se están incrementando. ¿Qué tipo de sentir avala eliminar una actuación que forma parte del edificio de actuaciones que hay que construir entre todos y todas para protegernos de esas agresiones y desterrarlas algún día? Por pequeñas que sean, esas actuaciones son importantes. Y desde luego nunca deberíamos debilitar sino más bien reforzar ese edificio, y mejorarlo en la medida de nuestras posibilidades, día a día.
Además, reafirma su mensaje de réplica a la interpelación de los grupos opositores, aclarando que ¡la que habla es una mujer! Como si eso fuera garantía de algo, como si todo lo afirmado por las mujeres tuviera un «plus» de infalibilidad y de predominio sobre lo afirmado por los hombres! Su recurso es pobre y está gastado ya que los mensajes y afirmaciones deben tener el valor de su argumentación y no vincularse al género del que los expone.
Pero mi indignación se deriva de las palabras pronunciadas por la alcaldesa con las que defiende la supresión de ese minuto de silencio. Lo tacha de propaganda y publicidad. Pues bien, veamos, según la RAE:
Propaganda es la acción y efecto de dar a conocer algo, con el fin de atraer adeptos o compradores.
Y publicidad es la divulgación de noticias o anuncios de carácter comercial para atraer a posibles compradores, usuarios etc.
Es decir, que Luisa Márquez asocia ese minuto a alguna finalidad distinta a la descrita en su origen, vinculándolo con algún grupo concreto, y aportándole pretensiones de difundir ideas de fondo político, para así ganar adeptos o consumidores… ¡es indignante!
También asegura como argumento, que el equipo consistorial luchará contra la violencia machista, pero es que esto no es incompatible con los gestos de apoyo como son los minutos de silencio.
Ese minuto de silencio constituía un símbolo y, como todos los símbolos, servía para unir e identificar a los colectivos diversos tras una finalidad.
Pues sin motivo justificado, o al menos evidenciado, en La Solana se ha derribado ese símbolo de unidad contra los asesinatos machistas que eran los minutos de silencio ¡Esos si que eran minutos de oro…y no los que miden las audiencias!
Inés Bonilla es bióloga