“LA MIRADA DE LAS MICORRIZAS”
– La artista sevillana, referente nacional, ofrece su propia visión del acercamiento a la naturaleza en una muestra que tendrá abierta sus puertas hasta el 1º de diciembre de 2024, en la Casa de la Provincia.
.-En el ámbito de las artes plásticas y visuales, Rocío Arregui se define como artista visual, investigadora y educadora.
.-La exposición está comisariada por María Arregui Montero.
Por Pepa G. Jaén
La exposición de Rocío Arregui titulada “LA MIRADA DE LAS MICORRIZAS” se inauguró en la Casa de la Provincia de Sevilla, el pasado 24 de octubre con gran éxito de público, y estará abierta hasta finales de este mes. Desde Mujeres del Sur, que tiene entre sus objetivos principales dar a conocer a mujeres que dejan huella en el ámbito de la cultura, la creación artística o literaria, acudimos a la exposición de esta artista sevillana para conocer en directo sus obras y lo que con ellas quiere transmitir.
M.S.: –Rocío, sabemos que eres una artista especialmente interesada en el acercamiento a la naturaleza y a sus ciclos a través del arte y que crees, firmemente, en la educación como motor del cambio social. Pero empecemos por el principio: ¿Qué son las MICORRIZAS?
Rocío Arregui: -«El significado de la palabra micorrizas, para mí también era una palabra desconocida. Hace unos años cuando empecé a investigar algo más sobre las interacciones que se producen entre los distintos elementos que hay en la naturaleza, no solo los vivos, también los inertes, y como los hongos y las raíces se necesitan mutuamente para alimentarse, para crecer, para diluir los minerales que hay en la tierra y que pasen al árbol y se conviertan finalmente en frutos, se necesita esa relación entre los hongos y las raíces que se llama “micorrizas”. En realidad, micorrizas es una interacción, no es
un ente, o un ser. Yo, lo que pretendía al llamar a la exposición “La Mirada de las micorrizas” es que nos sintiéramos como si estuviéramos un poco bajo tierra y mirásemos hacia arriba y reconociéramos la importancia de proteger esa capa delgada de vida que hay en el planeta tierra, donde se crean todas esas interacciones, donde se produce la fertilidad de la tierra y, si fuéramos capaces desde ahí de mirar hacia arriba y ver un poco la locura que se está creando, que el ser humano está creando sobre esa fina capa destruyendo esas conexiones.»
M.S.: -¿Desde cuándo ese interés tuyo por mirar la naturaleza en profundidad y representarla?
R.A.: -«Dicen que conforme nos vamos haciendo más mayores nos van saliendo más las cosas de la infancia. Yo, cuando era niña pasaba la mitad del año en un cortijo, en las afueras, en los olivares y esas vivencia las tengo dentro. A mí siempre me ha interesado la naturaleza, el paisaje y me ha importado mucho cómo transformamos como seres humanos ese paisaje, cuál es nuestro papel dentro de ese paisaje». «Recientemente, estoy en la universidad dando una asignatura que es Morfología de la Naturaleza, en la que investigo más sobre ecología, ecosofía… y comparto con determinados autores la idea de que esa interconexión del ser humano con la naturaleza la hemos perdido y que tenemos que recuperarla.»
Nacida en Osuna (1965), Rocío Arregui es doctora en Bellas Artes. Imparte clases en la Universidad de Sevilla sobre Estrategias narrativas del Dibujo, Discursos expositivos, Difusión del Arte y Morfología de la Naturaleza. Trabaja en grupos de investigación sobre Arte, Técnicas y Sostenibilidad. Ha publicado libros y escrito numerosos artículos. Ha
participado en múltiples exposiciones individuales y colectivas en España y fuera de
España.
Arregui ha colaborado con el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y con la Editorial Anaya en la elaboración de recursos didácticos
M.S.: -¿Crees que hay una mirada diferente desde la sensibilidad, desde las emociones y
desde las experiencias de las mujeres?
R.A.: -«A mí, me gustaría decir que no, y que todas y todos somos iguales. Pero la verdad es que sí, hay una mirada diferente. Hay mucho de esta exposición que surge de un grupo de amigas que encuentro recientemente al mudarme a vivir al Aljarafe y empiezo a pasear por la cornisa, a conocerla, me implico en la Mesa por Tablada, descubro Tablada y cómo los ecosistemas que rodean Sevilla están tan en peligro y todo esto ocurre a través de esa conexión con esas amigas.» «Cuando vienen a ver la exposición son sobre todo las mujeres las que me dicen
que se han sentido como imbuidas por esas diosas, esas raíces, por esos dibujos. A lo
mejor tendríamos que superar ciertos prejuicios.»
«En la exposición hay una obra, la principal, que identifica totalmente esa conexión de
las micorrizas con la maternidad, con las diosas madres. La figura de una mujer, diosa
que está en el subsuelo, interconectándolo todo para pueda vivir. Hay un paralelismo que se hace entre la fertilidad del suelo y la mujer, no tanto como madre de una criatura, sino identificada como Gaia, la conexión con todo el mundo natural como mezcla de raíces, pájaros, insectos, flores…»
M.S.: -¿Cuál es el marco artístico en el que se encuadran estas obras?
R.A.: -«Cada vez se utiliza menos una definición de arte, al menos estilísticamente. Soy muy intuitiva, primero produzco y, cuando tengo claro lo que me interesa, armo el proyecto y lo desarrollo. Yo trabajo con lo que me inspira el paisaje, los paseos, y luego voy armando el proyecto. En esta exposición se mezclan muchas técnicas, hay dibujos más figurativos, más realistas, tomados de fotografías por donde yo camino. Los dibujos de árboles son retratos de árboles concretos. El dibujo del natural está en muchas obras, tradicional a carboncillo, respetando las proporciones del natural. Hay obras muy interpretativas, abstractas. Yo me he inventado las formas de las micorrizas, muy subjetiva.»
M.S.: – ¿Qué técnicas has utilizado?
R.A.: -«En la exposición se puede decir que hay diversas técnicas, podemos hablar de técnicas mixtas. Hay acrílico, carboncillo, acuarela… La mayoría de las acuarelas están hechas de una sola vez, en una sola sesión. Se pretende que el agua dibuje. La gran acuarela tiene una intención clara para que el pigmento se mueva de un lado a otro haciendo un paralelismo del río en movimiento. También he utilizado tejidos sobre los que he dibujado algunas de las obras expuestas.»
M.S.: -¿Entre todas las obras, cuáles destacarías y porqué?
R.A.: -«Para mi hay dos fundamentales. Una es la instalación a modo de altar, que representa a una especie de diosa, Artemisa, una mujer que da un paso adelante, un poco humanizada. Ha sido la más compleja. Realizada con una tela de algodón, arrugada y metida en cisco y agua cola. Trabajada como si fuese la tierra, de las raíces salen algunos árboles y animales simbólicos del Mediterráneo. De sus manos salen unos hilos. Esta obra la planteé como taller en el que esos hilos pueden ser usados para trenzar o prolongar los significados. A ambos lados, dos retablos recogen imágenes de diosas mezcladas con figuras de vírgenes inmaculadas que parece que son, según algunos autores, las que entroncan con las diosas madres mediterráneas. La veo muy narrativa, poco conceptual.»
«Otra obra muy importante representa en la cima a un olmo de la Dehesa de Tablada. Bajo sus raíces, el territorio, profundo, oculto. Quiero que se vea la conexión de la tierra con las raíces. El árbol, sus ramas, están dibujados de forma muy realista, a carboncillo, el subsuelo en acrílico y pastel. Frente a ella, otra obra también en formato similar pintado sobre papel blanco. En este caso, un pino en la cima, se sostiene a duras penas sobre la cornisa.»
«Otra obra que destaca en la exposición la realicé en una residencia artística en Irlanda. Con materiales ligeros carboncillo, grafito y telas de algodón. La tela cuadrada representa la tierra de la que salen raíces y hay cuatro rostros de mujeres.»
M.S.: -¿Satisfecha con el resultado de “La Mirada de las Micorrizas”?
R.A.: -«Muy contenta. Es un proyecto que tenía hecho y en espera. Finalmente, una serie de casualidades han permitido que vea la luz. Ha sido de gran ayuda la colaboración de la comisaria de la exposición, María Arregui Montero, que ha ayudado en la selección de las obras y ha escrito el texto de presentación»:
“Las micorrizas observan en silencio el ruido que el ser humano provoca: mientras
ellas se aferran al suelo para seguir produciendo vida, nosotros las destruimos en pos
de un vacuo progreso, que no conduce más que al desarraigo y a la desmemoria. Es
por ello por lo que, cuando no somos capaces de ver las consecuencias que nuestros actos
provocan en el paisaje, debemos apartar nuestro individualismo y dar espacio a una
mirada más próxima al origen de todo lo que somos, aquella que nos propone Rocío
Arregui, la mirada de las micorrizas” (María Arregui Moreno).
Pepa G. Jaén es geógrafa, feminista, activista por el clima y fundadora de la Fundación María Fulmen.