
DIVERSIDAD SÍ, DIVISIÓN NO
.- «Dividir el feminismo es una forma patriarcal de entender la vida.»
.- «Pero el feminismo es una manera de ESTAR en la vida.»
Por Eloísa Galindo

A partir del estar en la vida, es como las mujeres hemos ido elaborando caminos que se han materializado en diversos estudios, investigaciones, vivencias y teorías junto con diversas reflexiones a lo largo de los últimos siglos y si en algo se diferencia radicalmente el feminismo de otros pensamientos es en la diversidad y en la no estructuración formal de nuestro pensamiento.
Es cierto que han existido por parte de algunas feministas esfuerzos para organizar el feminismo en partido político y acceder así a las estructuras de estado. Estos esfuerzos han sido fallidos y, visto lo visto, menos mal, pues a lo largo de nuestra historia democrática hemos aprendido que no hay partido político con poder que se salve de la corrupción rastrera y machista.

El feminismo se ha diferenciado radicalmente de la estructura piramidal tan añeja de los partidos políticos y se ha organizado a lo largo de la historia con el objetivo de conseguir objetivos sociales y políticos para las mujeres siembre en base a derechos civiles y derechos humanos. Hay quien insiste en que el feminismo debe participar de forma real en el poder establecido y sin menospreciarlo. Entiendo que sería entrar en un mar de dudas llevar al feminismo a una participación activa en el desorden establecido por estructuras patriarcales.
Un «orden» construido bajo la crueldad del poder en un planeta aburrido y arrasado por la insistencia de la barbarie humana, que se aleja cada día más de sus leyes naturales, que vacía de contenido y de valor la vida y propugna la idea de que sobrevivir es cosa de sí mismo. La individualidad es lo que ha imperado a lo largo de la historia mientras lo comunal ha sido siempre una anécdota.

Hasta la saciedad el pensamiento ha estudiado las naturalezas femeninas y masculinas. Ambas unidas en su existencia y diferenciadas por la creación cósmica universal reducida en el imaginario patriarcal a que Eva nace de la costilla de Adán por beneplácito de un dios. Desde la memoria más ancestral, «las mujeres son creadas por el hombre y el hombre por alguien superior». ¿No es irrisorio? Un cuento muy cuento. Pero lo cierto es que la vida nos ha unido y esa es la realidad que nos toca vivir.
Hay que señalar que el hombre, la naturaleza masculina, ha configurado una forma de hacer funcionar el mundo por medio de la guerra, sinónimo de supervivencia, que ha sido practicada y argumentada históricamente. No se trata de incidir en buenos y malos pero esa es, la principal realidad que durante siglos ha hecho imperar el pensamiento masculino y su práctica.

Los hombres han pactado entre ellos de forma sutil y milenaria para defenderse de lo que han considerado «lo otro», y en ese camino han conveniado hasta con lo inhumano para seguir siendo lo que son. Armas nucleares, guerras que no cesan, exilios inhumanos y un sinfín de catástrofes que se apuntalan con los últimos acontecimientos de retrocesos sociales y sociopolíticos y, por supuesto, los últimos genocidios.
Ante todo esto, ¿debemos discutir por las diferentes corrientes del pensamiento feministas?
Por ejemplo la prostitución, de la que soy radicalmente abolicionista, sin querer que me lleve a la reducción sexual de la cultura del feminismo. Mal que le pese a quien se enriquece de ella, la prostirución está vinculada profundamente con la feminización de la pobreza por mucho que haya reflexiones que se empeñen en lo contrario: la mujer no es un ser de uso.
Ahora bien, quienes pretende enfrentarnos están equivocados porque ningún feminismo está desfasado.
En mi memoria quedan los años que han hecho historia gracias a la actividad del movimiento feminista, momentos en los que hemos propiciado espacios de discusión para todos los temas que nos afectan a las mujeres tanto del final del siglo XX como en del siglo XXI: Desde los fármacos que han propiciado malformaciones a nuestro cuerpo hasta la prostitución entendiéndola como violencia hacia nuestra propia identidad al ser tomadas como mercancías. Hemos generado canales para que la sexualidad normativa no fuese la única visibilizada y propagado y aceptado que la diversidad sexual pertenece al reino de lo humano. Y hemos trabajado para no encasillar a nadie.
Por eso me preocupa que la nueva ola del feminismo se base fundamentalmente en lo sexual y me pregunto, ¿Cómo se puede estar tan ciega ante la estructura patriarcal.?

Como feministas siempre nos hemos planteado lo que representaba el poder en nuestra cama y si nos quieren estigmatizar que sepan que nuestra defensa de lo radical radica en saber actuar con libertad ante nuestra sexualidad.
Partiendo de la lógica capitalista del sistema, quien compra posee la propiedad y la propiedad es disponer de un objeto. Si el objeto es una persona, mayoritariamente mujer aunque sin olvidar a hombres, niñas y niños, el fenómeno se llama prostitución.
El feminismo del XXI se enfrenta a diario a los feminicidios, la pobreza, la violencia vicaria, los genocidios… y a una destrucción total, patriarcalmente acometida durante siglos, de la ética humana… Y las feministas seguimos aún en la vieja senda de contraponer el concepto de ser objetos con el de ciudadanas de pleno derecho.
Eloisa Galindo.
Eloísa Galindo es poeta, feminista histórica y exdirectora del Albergue Municipal de Sevilla.
Más de Eloísa Galindo en Mujeres del Sur: