–«La igualdad necesita una mayoría social que no se consigue sin los hombres.»
–«Las feministas han pasado de no querernos vera aceptar que existimos y hemos venido para quedarnos».
–«El feminismo es el movimiento social con más capacidad de movilización de este país».
-El 21 de octubre celebrarán un Encuentro Internacional sobre «Nuevas masculinidades» y una gran manifestación.
Por Nani Carvajal
-¿Son Vds. los mismos perros pero con distintos collares?
Esta fue la pregunta de una feminista histórica sevillana que José Ängel Lozoya no ha conseguido olvidar desde hace más de 40 años. ¿Eran ellos el nuevo semblante del patriarcado? La pregunta fue formulada en la Universidad de Sevilla, en un acto en el que el actual líder de las nuevas masculinidades presentaba al escritor y periodista valenciano, Josep Vicent Marqués, el hombre que se atrevió a ensanchar las estrictas costuras del feminismo de la época.
J.A.L. –«La desconfianza hacia los hombres recorría todo el movimiento feminista de este país desde sus inicios. Han pasado unos 40 años de aquello y en cierto modo esa desconfianza se ha ido disipando. Los hombres somos lo que hacemos, no lo que decimos, y los que estamos por la igualdad lo hemos demostrado con una cierta coherencia en todo lo que hemos venido haciendo».
Cree José Angel Lozoya haber podido convencer a las mujeres de que es un hombre feminista. Fundó en Sevilla el movimiento de Hombres por la Igualdad, tuvo una participación muy activa en el famoso proceso antiabortista de «Los Naranjos», por el que fue precisamente detenido un 21 de octubre del que se cumplen 41 años. Encabezó la primera manifestación de hombres contra el machismo en Sevilla en el año 2006. Ha sido pionero en las políticas de educación de los hombres y ahora es uno de los promotores de la iniciativa internacional #21 octubre 21 (ver) que se celebra en Sevilla en esta fecha
J.A.L.-«El movimiento de mujeres se ha ido dando cuenta de que sus conquistas tienen un techo que no es posible romper sin que los hombres se impliquen. Conseguir el cambio a favor de la, igualdad requiere de una mayoría social y esa mayoría social inevitablemente tiene que incorporar a los hombres. Los países más igualitarios y avanzados del mundo son los escandinavos y en ellos la ratio de asesinatos de mujeres es superior a la de España. ¿Por qué? Porque por mucho empoderamiento que tengan las mujeres y por muchas conquistas legislativas que lleguen a conseguir, si no se produce un cambio en los hombres no hay un cambio real. Así que pasar de la igualdad legal a la igualdad real implica necesariamente el cambio de los hombres».
EDUCADOR DE HOMBRES
SI hay alguien que pueda conocer en vivo y en directo la historia y la evolución del movimiento feminista en Sevilla, Andalucía y el resto de España es Jose Ángel Lozoya. Este valenciano, que ha ejercido en Jeréz como educador de hombres, asegura que desde sus orígenes el feminismo ha contado con grupos masculinos de apoyo.
J.A.L.– «Hombres en el feminismo ha habido siempre. La palabra feminista la inventó un hombre, un francés. En la universidad ya ha comenzado a estudiarse el origen de los grupos de hombres que defendían la igualdad de las mujeres.»
«De hecho, desde que surge el movimiento Feminista organizado en EEUU se contaba con hombres en sus reuniones.»
«Pero España es diferente», dice. «No es lo mismo el proceso seguido en países de larga tradición democrática, en los que los hombres se han ido acercando al feminismo, que lo ocurrido aquí, donde el incipiente movimiento de mujeres se vio interrumpido por la guerra civil y la dictadura hasta la muerte de Franco: no es que no hubiera feministas, es que no podía haber reuniones reivindicativas de mujeres. Aquí, el feminismo surge entre mujeres implicadas en la lucha por las libertades, la gran mayoría militantes de partidos de izquierdas que no querían que los hombres tuvieran voz en sus espacios.»
«Se puede decir que hoy el feminismo es el movimiento social con más capacidad de movilización de este país.»
Como gran conocedor de la evolución del movimiento feminista español recuerda que una de las primera crisis en la lucha de las mujeres que tendría su epicentro en el 79, en Granada, se debió a la división entre las mujeres militantes de partidos y las que se llamaban feministas independientes:
J.A.L.– «Hubo un tiempo, aún yo vivía en Valencia, en el que nuestras compañeras de partido empiezan a crear sus propias asambleas de mujeres y no permiten que los dirigentes políticos interfieran en ellas. El resultado fue que los comités de los partidos podía decidir sobre la diversidad de los asuntos planteados pero no en lo referente a las decisiones que internamente adoptaban las mujeres en sus asambleas».
Aquello era algo muy difícil de entender para la jerarquía partidista masculina, por lo que muchas mujeres, de casi todos los partidos de izquierdas, no dudarían en romper sus carnets para buscar una militancia independiente y evitar así acatar las directrices de los hombres: «La primera batalla feminista, dice Lozoya, fue tener identidad y voz propia.»
J.A.L.–«La palabra feminista, dice, hasta hace unos años asustaba. Definirse como feminista provocaba rechazo. Desde el 85, conseguida la Ley del aborto, la movilización feminista estuvo prácticamente desaparecida durante décadas. Sin embargo, cuando Alberto Ruiz Gallardón, ministro de Justicia en el gobierno de Aznar, intenta modificarla surge el Tren de la Libertad. Esta iniciativa de las feministas asturianas hace que vuelva a nacer con fuerza un movimiento de mujeres capaz de llenar las calles los 8 de marzo y los 25 de Noviembre. Las manifestaciones se hacen mucho más numerosas y con la huelga de mujeres de 2017 se convierten en verdaderos fenómenos de masas».
«A LOS HOMBRES NI UN EURO»
También tiene mucha culpa del alejamiento de los hombres en el feminismo patrio la institucionalización de las reivindicaciones de las mujeres. Aunque el feminismo ya en los 80 estaba en la calle, dice José Angel Lozoya, Izquierda Unida y, sobre todo , el PSOE «crearon su propio feminismo, sin ninguna tradición, aunque alguna feminista de sus filas sí la tuviera». Y sostiene que con dinero se pudo institucionalizar el feminismo subvencionando a un movimiento de mujeres, «mientras a las feministas de toda la vida les daban, como por ejemplo en Andalucía, premios Meridiana».
En cuanto a ellos, dice J.A.L, durante el tiempo de preponderancia del feminismo institucional, la consigna era “a los hombres ni un euro”:
J.A.L.–» Hemos pasado de ser una moneda que había que morder para ver si era falsa o no, a ser los cómplices, luego los aliados, y ahora el debate es si un hombre puede o no puede ser feminista. Y las feministas han pasado de no querernos ver a aceptar que existimos y que hemos llegado para quedarnos».
«Somos un hijo natural del feminismo y es que nosotros existimos porque el feminismo propuso un cambio en los hombres que ha empezado a producirse«
Y así quieren demostrarlo con la convocatoria internacional del 21 de octubre. Con sus propias movilizaciones han reavivado un debate no resuelto entre los feminismos, en un momento en que las calles están llenas de hombres, mujeres y sobre todo jóvenes de ambos sexos que se definen como feministas.
M.S. -¿Qué aportan los hombres al feminismo?
J.A.L.-«Como durante tanto años hemos estado sin voz en los espacios de mujeres y hemos sido de forma genérica el enemigo, aunque hubiésemos sabido mucho de feminismo y podido aportar muchas cosas, nada nos estaba permitido. Por eso, nuestra aportación, com ya dijo Josep Vicent Marqués, está dentro de un campo que nadie nos puede cuestionar: el de la posibilidad de convencer a los hombres de la necesidad de luchar por aquellas reivindicaciones que tiene planteadas el feminismo y también la de dirigirnos a ellos para promover el cambio que necesita la igualdad.
M.S.-¿Qué esperáis de este gran encuentro internacional y de esta gran movilización -#21oct21- que estáis organizando en Sevilla?
J.A.L. -«Tenemos la sensación de que va a ser un éxito. Pero me conformaría con que Sevilla se nos quede pequeña y se despierte el interés institucional por la necesidad de promover el cambio de los hombres. Las medidas y actividades en favor de este cambio están siendo incluidas ya por parte del Ayuntamiento de Sevilla en su Otoño Feminista. Y la Junta de Andalucía ha iniciado por fin -hasta ahora no le había interesado- un proceso de investigación sobre el diagnóstico de los hombres y cómo se puede trabajar con ellos.«
-«También queremos demostrar -añade- que los hombres, además de apoyar las reivindicaciones del movimiento feminista, somos capaces de tener voz propia. Salimos con el lazo blanco en señal de duelo y protesta cuando el asesinato de Ana Orantes (1997). Convocamos en 2006 la primera manifestación feminista de hombres contra el machismo en Sevilla. Hemos creado redes internacionales y ahora con el #21oct21 esperamos que cristalice la nueva masculinidad. Hay un buen grupo trabajando y sobre todo, muchos jóvenes que a ello dedican toda su energía».
Eso le basta a José Ángel Lozoya, a sus 70 años, para poderse jubilar tranquilo. Con la guasa sevillana asimilada reconoce que, cuando empezaron «cabíamos en un taxi y ahora llenamos un autobús en cualquier ciudad». Todo un logro para alguien que, a su pesar, se ha considerado siempre un verso suelto.
LA DESIGUALDAD DE GÉNERO, LA BASE DE TODAS LAS DESIGUALDADES.
El grupo de Hombres por la Igualdad se funda al alimón en Sevilla y Valencia en 1985, por parte de personas que comienzan a cuestionarse la realidad a través de la mirada feminista de sus parejas. Casualidad o no, sucedió así allá por los finales la la de los 70 y principios de los 80. Uno de estos hombres, casado con Celia Amorós, fue Josep Vicent Marqués, quién daría un impulso decisivo a las nuevas masculinidades desde los medios de comunicación- publicaba periódicamente en el País – y sus intervenciones públicas.
Marqués dio con la clave que necesitaba el movimiento de hombres para sobrevivir en una época en la que no tenía ningún acceso ni influencia dentro del feminismo. Consiguió convencer de que se podía jugar una baza que nadie podría cuestionar: la de educar y promover el cambio en los hombres.
En el 80 nadie pensaba en un movimiento de hombres pero un año más tarde, en la sevillana calle Sierpes, recogían más de 700 firmas autoinculpatorias de hombres en el conocido proceso antiabortista de Los Naranjos. Con lazo blanco salieron de nuevo a la calle en protesta por el asesinato que marcaría un antes y un después en la conciencia feminista, el de Ana Orantes. (1997). A Partir de ahí han surgido nuevos grupos cada vez más organizados como pudo verse en la primera manifestación de hombres por la igualdad celebrada en Sevilla en 2006 y ha crecido la cooperación internacional. Ahora toca el #21oct21. Esto no ha hecho más que empezar. M- del S.
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