UNA MUJER, UN VOTO. 90 AÑOS YA.
Aquí se celebra como si fueran cien, pero sólo hace 90 años que las mujeres votan en España. Y supongo que todavía habrá quien diga, no quejarse, que aunque puedan elegir en la totalidad de los países del mundo con excepción de la Ciudad del Vaticano, hay todavía lugares donde las mujeres sufren severas restricciones democráticas como por ejemplo, Arabia Saudí.
Fue el 1 de octubre de 1931 cuando se decidió por fin incluir este derecho (art. 36) en la Constitución que se aprobaría dos meses, el 9 de diciembre.
Un debate con el papel destacado de dos mujeres: Victoria kent y Clar Campoamor.
Mientras la primera, Kent, del partido Radical Socialista, aun siendo partidaria del voto femenino, mostraba sus reservas y pedía que fuese aplazado por temor a que el pronunciamiento de las mujeres fuese contrario a la flamante república, la segunda, Campoamor, del Partido Radical, conseguía con su intervención la mayoría necesaria para que la mayoría de la cámara dijese sí. Campoamor conseguiría también en 1931 que se aprobase el derecho al divorcio.
Pero toda esta ilusión de igualdad y de progreso tendría los días contados. Cinco años más tardes, en 1936, la dictadura de Franco acabó con las elecciones libres. Hasta 1976 las mujeres y los hombres no volvimos a votar en libertad aquí en España.
ASÍ VOTARON SUS SEÑORÍAS EN 1931
Escaños: 470; A favor: 161 ( 84 diputados del PSOE con la destacada excepción de Indalecio Prieto y sus seguidores, toda la derecha y pequeños núcleos como catalanes, federales,progresistas y galleguistas). En contra: 121 (Acción Repúblicana, el Partido Republicano radical y el Partido republicano Radical Socialista). Abstenciones: 188 (40% de los votos).
PÍLDORAS DEL DEBATE SOBRE EL DERECHO AL VOTO FEMENINO
(Cortes Españolas, 1 de octubre de 1931)
¿Por qué hemos de conceder a la mujer los mismos títulos y los mismos derechos políticos que al hombre? ¿Son por ventura ecuación? ¿Son organismos igualmente capacitados? (…) La mujer es toda pasión, toda figura de emoción, es todo sensibilidad; no es, en cambio, reflexión, no es espíritu crítico, no es ponderación. (…) Es posible o seguro que hoy la mujer española, lo mismo la mujer campesina que la mujer urbana, está bajo la presión de las Instituciones religiosas; (…) Y yo pregunto: ¿Cuál sería el destino de la República si en un futuro próximo, muy próximo, hubiésemos de conceder el voto a las mujeres? Seguramente una reversión, un salto atrás.
Roberto Novoa Santos, diputado por la Federación Republicana Gallega, catedrático de Patología de la Universidad de Madrid.
«..Que creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. (…) Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, Sres. Diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República. (…) Cuando la mujer española se dé cuenta de que sólo en la República están garantizados los derechos de ciudadanía de sus hijos, de que sólo la República ha traído a su hogar el pan que la monarquía no les había dejado, entonces, Sres. Diputados, la mujer será la más ferviente, la más ardiente defensora de la República; pero, en estos momentos (…) Por hoy, Sres. Diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer»
Victoria Kent, diputada por el Partido Radical Socialista.
«Precisamente porque la República me importa tanto, entiendo que sería un gravísimo error político apartar a la mujer del derecho del voto. (…) Yo soy Diputado por la provincia de Madrid; la he recorrido, no sólo en cumplimiento de mi deber, sino por cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos acudía una concurrencia femenina muy superior a la masculina, y he visto en los ojos de esas mujeres la esperanza de redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy de la República la redención suya y la redención del hijo. No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven…»
Clara Campoamor, diputada por el Partido Republicano Radical