
EL ESPEJO DEL ALMA
.- La profesora Jennifer Mann (Universidad de Melbourne, Australia), ha conseguido modelar «el rostro más exacto» de Santa Teresa de Jesús. El experimento ha sido posible a partir de una investigación iniciada tras la apertura del sepulcro de la santa, en Alba de Tormes (Salamanca), en agosto del año pasado.
.- A sus 50 años (murió con 67), Santa Teresa medía 1,57m. Era de constitución echada para alante, tenía el pelo castaño, ojos oscuros, semblante relajado, apariencia regordeta y artrosis en las dos rodillas.
.- Un rostro este con el que la santa se hubiera identificado y que despierta, como ha comprobado Mujeres del Sur, sensaciones y opiniones diversas.
Por Nani Carvajal

Santa Teresa de Jesús, no hace falta presentarla, hubiera cumplido estos días 510 años. A pesar de que tuvo muchos problemas de salud, -falleció a los 67-, superó con creces la esperanza de vida de la época (en torno a los 35-40 años). Nuestra santa más empoderada, mística y popular, decidida y atrevida fundadora de conventos (17 monasterios de Carmelistas Descalzas), reformadora de la Orden del Carmelo y la más valiente en el desafío a las imposiciones jerárquicas competentes llegado el caso -que llegó en no pocas ocasiones-, nuestro referente de santa feminista por abreviar, nos muestra ya su verdadera cara o, al menos, dicen, la que más se le asemeja.

Este nuevo rostro de la Santa de Ávila, con el que seguramente ella se hubiera sentido identificada, ha sido posible gracias al eficaz trabajo de una mujer australiana, Jennifer Mann, escultora forense que ejerce docencia en la Universidad de Melbourne : «El profesor Ruggero D’Anastasio, miembro del equipo del proyecto de investigación, contactó conmigo para reconstruir el rostro de Santa Teresa de Jesús», dice la profesora satisfecha de su trabajo: «Ha sido un honor para mí realizar esta importante obra» (1).

Recuerda la especialista australiana que «El mundo ha cambiado muchísimo desde que Santa Teresa de Jesús vivió en el siglo XVI. La tecnología moderna nos permite recrear rostros históricos basándonos en datos científicos; lo que significa que esta escultura puede ser la representación más exacta de cómo era realmente Santa Teresa de Jesús en vida».
Para recrear el rostro más real de la fundadora de las Carmelitas, Jennifer Mann ha utilizado como fuentes de inspiración además de pinturas de la época, la «asombrosa» descripción que hace de la santa la Madre María de San José, una de las carmelitas que mejor la conocía, que fue amiga suya y coincidió en Sevilla con ella: «Se trata de un relato de la Santa detallado y matizado, realizado por una testigo excepcional. Observó que el rostro se dividía perfectamente en tercios, que tenía las cejas anchas y arqueadas y tres lunares en la cara», cuenta la australiana, que también se valió del retrato que le hizo a la escritora y religiosa mística el napolitano y coetáneo suyo, Jan Narduck (1526-1616), más conocido como fray Juan de la Miseria, en 1576, retrato pintado en Sevilla que se conserva en el convento de Las Carmelitas Descalzas (Teresianas) de la capital andaluza.

«FEA Y LEGAÑOSA»
A propósito de ese primer y único retrato de Santa Teresa, de marcado estilo naturalista, cuenta la historia y así nos lo recuerda unas líneas más abajo la catedrática de la Universidad de Sevilla, Consuelo Flecha, que cuando Teresa vio el cuadro pintado por el fraile napolitano, también carmelita, a la santa no le gustó: “Me ha pintado fea y legañosa…”, dijo sin cortarse un pelo. Ella se vió así reflejada y, le agradara o no, hasta que Jennifer Mann, cinco siglos después, no le ha restablecido su imagen más original, con la que la santa sí se hubiera reconocido, ese retrato que le hizo el fraile napolitano es el que ha servido de modelo para sus representaciones artísticas posteriores: las realizadas en el XVII por Francisco de Herrera el Mozo, Murillo, Juan Martín Cabezalero, Cristóbal de Villalpando, Pedro Pablo Rubens y Pedro Salvador y en el XIX, por Benito Mercadé y Fábregas, que le dedicó un gran lienzo en 1868.

«SENSACIÓN DE SERENIDAD»
La Santa Teresa que ha renacido en Melbourne, de la mano de la profesora Mann, tiene unos 50 años, rostro dulce, sereno y armónico. Por su cráneo se ha sabido que tenía el cabello castaño y también se ha podido conocer que sus ojos eran de color oscuro y su musculatura facial relajada: “todavía transmite la sensación de serenidad con la que la santa afrontó el momento de su muerte” a la que llegó aquejada de varias enfermedades. Medía, según estudios antropomórficos y radiográficos, 1,57 de estatura, era algo regordeta y sufría de artrosis en las dos rodillas. Además, tenía una apariencia inclinada hacia adelante, con la cabeza hacia abajo, lo que le obligaba a una posición forzada que le impedía también respirar adecuadamente.

Como dicen que la cara es el espejo del alma, sin entrar en más consideraciones artísticas o científicas desde Mujeres del Sur hemos querido conocer qué les sugiere la nueva imagen de esta monja intelectual, caritativa y valiente a mujeres que saben de ella, conocen su obra, valoran los detalles de su vida y acostumbran a distinguir lo esencial de lo superfluo. Hablamos con las profesoras Consuelo Flecha y Marisol Izquierdo y con la escritora y diseñadora Lucía Hernández Franch:
CONSUELO FLECHA, Catedrática de Historia de la educación de la Universidad de Sevilla.

TRISTE
«Si para responder me detengo a observar la iconografía más conocida sobre la santa de Ávila, Teresa de Jesús, veo que la cara reproduce una retórica visual convencional, bien de éxtasis y plenitud de luz, bien de seriedad y recogimiento, los rasgos considerados propios de un estado de santidad.
Y, cuando fray Juan de la Miseria intentó un retrato más realista durante la estancia de Teresa en Sevilla, se sintió muy contrariada, llegando a decir que «la había pintado fea y legañosa».
No dudo que todo ello coexistió en la larga vida de esta mujer, pero acudiendo a sus escritos, que he leído con detenimiento y sorpresa, me quedo con una cara que transmitía vitalidad, atrevida en sus actuaciones, muy espontánea en la comunicación, de ojos expresivos y profundos. Nada de lo que veo en el «rostro original» que se acaba de difundir, resultado de un estudio antropomórfico y forense riguroso. No coincido con lo que se ha dicho de esa figura; yo la percibo, triste. Quizás porque los restos analizados hablan, sobre todo de sus últimos y dolorosos días»
MARISOL IZQUIERDO, Catedrática de Instituto, de Lengua y Literatura (Madrid)

FIRMEZA, BELLEZA SANA
«Me encanta que el avance de la investigación científica y de la técnica pueda ofrecernos esta imagen del rostro de Santa Teresa. El rostro de una mujer madura de unos 50 años dicen que transmite dulzura y bondad. Su frente amplia con su inteligencia y su sabiduría; sus ojos grandes y expresivos; la nariz y los labios gordezuelos; todo perfectamente enmarcado en la simetría de la cara. Firmeza, reciedumbre, belleza sana y armónica. Un rostro atractivo que combina ciencia historia y mística».
LUCÍA H. FRANCH, escritora y diseñadora

ARMONÍA, SERENIDAD, DULZURA
«La figura de Santa Teresa de Jesús, fundadora de la Orden de los Carmelitas descalzos, con una historia absolutamente extraordinaria, siempre ha tenido en el mundo cristiano, aunque más por sus escritos que por su imagen, una presencia potente, mística y humana a la vez.
Y ahora con la reconstrucción facial, tridimensional, de la Santa a sus 50 años, nos presentan además, un rostro armónico, sereno y dulce, con una profundidad en la mirada que nos proporciona una visión aún más humana, si cabe, de su figura histórica y espiritual.«
«Así como algunos tuvieron la dicha de conocerla en pleno siglo XVI, ver su rostro sereno, su pequeña estatura, sus ojos oscuros y su pelo castaño…..ahora, otros tenemos la suerte y el regalo de poder ver la aproximación más fiel de lo que sería su imagen, gracias a la información científica llevada al mundo del arte plástico.»
«Me pregunto hasta qué punto Jennifer Mann se habrá sentido influida por el mensaje, la vida y la experiencia de la Santa que existe en el imaginario colectivo, o, simplemente ha utilizado los medios técnicos y forenses a su alcance, radiografías, pinturas y descripciones de la época, realizadas principalmente, por la madre María San José, contemporánea de Santa Teresa, para realizar la reconstrucción facial, la primera imagen del rostro original de Teresa de Ávila…..»
«Nos dice el padre Miguel Angel González, prior OCD De Alba de Tormes y Salamanca: con esta imagen se tiene, no sólo un testimonio físico, sino también un reflejo de su alma, una vera efigies, que une ciencia y mística… Santa Teresa de Jesús vuelve a hablarnos con el rostro que un día miró al cielo”.
FUERA DE LA URNA

La nueva cara de Santa Teresa de Ávila, unida a la misteriosa mística que siempre la acompañó, suscita sensaciones diversas y a veces hasta contradictorias. Sin embargo, sobre la belleza de su alma hay unanimidad aunque la antropología forense no pueda demostrarlo: se desprende de la lectura de su obra y del conocimiento de su vida. Tampoco duda nadie de su gran poder de convocatoria. Por eso, sus restos mortales que se encuentran en la Basílica de la Anunciación de Nuestra Señora del Carmen, en Alba de Tormes (Salamanca), podrán verse del 11 al 25 de mayo próximos, por primera vez fuera de la urna de plata en la que se conservaban desde hace 111 años. Guarden la cola.
Nani Carvajal es directora y editora de Mujeres del Sur
(1) El reconocimiento canónico de Santa Teresa de Jesús ha sido dirigido por el antropólogo italiano Luigi Capasso, profesor de Antropología Médica en la Universidad ‘Gabriele D´Annunzio’ (Italia), quien ha realizado cerca de cuarenta proyectos como este.