EL PODER Y LAS CONTRADICCIONES DE GÉNERO
«Esta serie estadounidense que se puede ver en Netflix, me ha llamado mucho la atención por el desparpajo machista que presenta en cada episodio. Hacia tiempo que no veía yo una serie en la que se hayan normalizado las actitudes patriarcales de forma tan condescendiente y sin complejos. No quiero hacer spoiler pero os la voy a contar desde la perspectiva de género:«
Por Macarena Carvajal
Ella, la diplomática, que desarrollaba un trabajo muy interesante como embajadora en países del tercer mundo, es la elegida para solucionar una crisis política entre los EE.UU. y el Reino Unido. El problema es gordo, las premisas para resolverlo se plantean ya en el primer capítulo. Buscando soluciones encontramos a varias mujeres inteligentes y responsables; una es la mismísima asesora del presidente americano( que a juzgar por la edad debe ser Biden) , otra, la directora de la CIA en Reino Unido y por último ella, la flamante embajadora, despeinada y desaliñada en todas las escenas.
Estas mujeres son las que buscan soluciones sensatas, tratan de mediar con todas las partes implicadas, hacen todo tipo de equilibrios buscando las mejores opciones, paran todos los golpes haciendo de escudos contra la testosterona desbocada de los responsables políticos que, por su parte, también están intentando salir del embrollo. Las medidas propuestas por este grupo machista y beligerante que no presta atención a las asesoras y que no sabe todavía exactamente lo que ha pasado, es la guerra. No se plantean ninguna reflexión sobre otros caminos y otras maneras, no piensan ni analizan las horribles consecuencias que pueden desencadenarse; menosprecian descaradamente las soluciones de las mujeres.
«Para ellos lo primero es vengarse, bombardear, matar, destruir, demostrar del lado de quien está el poder y la fuerza.»
Luego ya vendrán las mujeres a limpiar la sangre, a ordenar y pegar los platos rotos; ya las mujeres se encargarán de consolar, de reconstruir, de buscar comida y agua para los niños; ya ellas buscarán la manera de sobrevivir. Y de esto va la serie. En realidad, nada que no hayamos visto antes.
EL SEGUNDO NIVEL
Pero este es solo el primer nivel del argumento. El segundo nivel es peor. Desde mi punto de vista, es aquí donde los guionistas han echado toda la carne en el asador del patriarcado para que nos lo traguemos sin parpadear. Se trata de la relación entre la embajadora y su marido que ha sido diplomático también. El personaje, que desde el minuto uno es repugnante, es el machista sabelotodo, una persona infantil e irresponsable que embrolla todo lo que toca, un niño que después de destrozar lo que se le pone por delante, le pide perdón a su esposa con carita de pena, un mentiroso, un manipulador que busca su objetivo sin contar con los intereses de su esposa y que está absolutamente convencido de que tiene razón. Él, que todo lo hace bien y se vanagloria de ello, se pasea por los ambientes políticos como consorte de la embajadora, haciendo gala de que todos están equivocados menos él.
Pero ¿ cuál es la actitud de esta mujer brillante y sensata ante este niño provocador y manipulador? Pues si os digo la verdad es una relación contradictoria; se advierte que muchas veces no puede soportar al marido. Hay una escena en la que la embajadora incluso le pega un puñetazo con todas sus fuerzas y con toda la rabia de verse ninguneada por él, pues ve con claridad que está siendo una marioneta en las manos de ese hombre envidioso que no soporta no ser el centro de atención en todo momento. Otras veces sin embargo, se nota que lo valora, que sabe que es una persona capaz y arriesgada en quien puede apoyarse y en quien confiar. Aunque ella quiere el divorcio y ya se lo ha dicho a él, tienen sexo y hay mucha complicidad entre ellos. O sea, la vida misma.
La serie va desarrollando estos dos argumentos. En el nivel privado con los altibajos y contradicciones de la embajadora frente a las trampas que le va tendiendo su marido. Este, con el discurso de que su mujer es fantástica y que él sabe perfectamente cuáles son sus capacidades y todo lo que puede dar de sí en los puestos políticos, está intentando actuar como el poder en la sombra.
LA AUTORIDAD MASCULINA CON MAYÚSCULAS
Este personaje engreído y soberbio, ha tramado hacerle una jugada a su esposa para impedirle el divorcio. Ha sabido mover sus contactos a alto nivel para conseguir que a ella la puedan nombrar vicepresidenta de los Estados Unidos. Pero claro ¿donde se ha visto una vicepresidenta divorciada en América? ¡Qué horror! Él está convencido de que ella va a aceptar el puesto y caerá en su tela de araña. Todos a su alrededor quieren que ocupe ese cargo. Pero la embajadora, que se ha dado cuenta de la maniobra, habla con el presidente de USA y le dice que va a renunciar, que no quiere seguir manipulada.
Y ahora aparece delante de ella la Autoridad Masculina con mayúsculas, un anciano que se supone sabio y sensato, que la halaga y la alaba y le dora la píldora. Entre bromas machistas y otras lindezas, le dice que es la persona indicada para ser vicepresidenta de los EE.UU y la deja absolutamente descolocada. Así esta la cosa y ya no cuento más.
Se han escrito varios artículos sobre “La Diplomática”; todavía no he visto ninguno donde se hable de la transmisión de valores patriarcales que tiene la serie. Aquí dejo algunas reseñas.
Un artículo en Fotogramas donde lo máximo que llega a decir del marido es : “Un astuto ex embajador que intenta ( a veces con poco éxito) quedarse a la sombra de su esposa”.
En “El Mundo” hablan de que la diplomática “compagina su nuevo trabajo con su turbulento matrimonio”.
En “ La Razón“ se dedican a señalar lo que es verdad y lo que es falso en la serie. De visión de género nada.
En «Diez Minutos»: “Una mujer se convierte( obsérvese el verbo) en embajadora con un hándicap: su marido también lo fue previamente. ¿Conseguirá su matrimonio sobrevivir a esa lucha de egos?” (Lo del hándicap es lo que más se acerca a la realidad)
Y en «El País» :“El marido, un diplomático de larga trayectoria dado a inmiscuirse en su labor» (de su esposa).
Si veis la serie, por favor, escribidnos vuestros comentarios, a ver si es que yo ya estoy un poquito paranoica.
Macarena Carvajal es profesora jubilada de Geografía e Historia.