MACHOSFERA
Por Mª Jesús Correa
«Les he oído decir que el feminismo es para el hombre, lo que el kukuxklán para los negros; que es una ideología perversa que solo busca aniquilarlos; que convierte a los hombres en estúpidos y a las mujeres en zorras; que ellos son los proveedores de las mujeres que, de paso y entre otras lindezas, son subnormales profundas, putas, gilipollas, mamelucas, anormales, feminazis, malfolladas; y que el macho alfa es el ejemplo a seguir. Estos tipos, o algunos de ellos, se hacen llamar Coaches o Gurús de la Masculinidad. No se puede estar más desubicado.»
Nunca me han gustado las redes sociales y, aprovechando esta circunstancia, decidí no crear una necesidad donde no existía. Tengo que decir que esta decisión me ha protegido, ha sido un seguro de integridad y de salud física y mental. Recuerdo multitud de ocasiones hablando con mi hermana de temas de actualidad, intercambiando puntos de vista, y compartiendo experiencias, que me ha repetido “menos mal que no tienes redes sociales”, refiriéndose al odio y misoginia que manifiestan quienes disfrutan de la libertad que da el anonimato.
Son los cobardes de toda la vida pero organizados para odiar a las mujeres. Machotes todos ellos que promueven la cultura de la violación, que encuentran en las redes el hábitat perfecto para desarrollarse como víctimas del feminismo, al que acusan de privarle de derechos y libertades. Y no todos se esconden.
Desde ese lugar indefinido se mueven como peces en el agua, un agua nauseabunda que es caldo de cultivo de la violencia contra las mujeres. Y ese es el problema. Si estos personajes se aislaran para hablar desde su precariedad mental, no pasaría nada. Pero ellos se mezclan y se mimetizan con el resto de la sociedad, tienen relaciones, y van dispersando su veneno como si de un virus se tratara.
GURÚS DE LA MASCULINIDAD
Les he oído decir que el feminismo es para el hombre, lo que el kukuxklán para los negros; que es una ideología perversa que solo busca aniquilarlos; que convierte a los hombres en estúpidos y a las mujeres en zorras; que ellos son los proveedores de las mujeres que, de paso y entre otras lindezas, son subnormales profundas, putas, gilipollas, mamelucas, anormales, feminazis, malfolladas; y que el macho alfa es el ejemplo a seguir. Estos tipos, o algunos de ellos, se hacen llamar Coaches o Gurús de la Masculinidad. No se puede estar más desubicado.
De esta apología de la violencia vemos ejemplos todos los días pero permítanme que muestre mi sorpresa ante la inacción del sistema judicial, que debería mostrarse contundente ante lo que son: DELITOS DE ODIO que el Código Penal recoge, y que la Fiscalía creada al efecto debería perseguir de oficio.
Ellos no se esconden, están ahí, son los chulos del patio, y han hecho que algunas mujeres hayan tenido que abandonar las redes, o mudarse de sus domicilios, e incluso han sufrido ataques físicos, los verbales son diarios. De eso me he librado.
El actual artículo 510 del Código Penal, contiene un amplio catálogo de tipos del delito y, entre ellos, castiga a quienes públicamente fomenten, promuevan o inciten directa o indirectamente al odio, hostilidad, discriminación o violencia contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquel, entre otras, por su sexo o por razones de género. ¿A qué estamos esperando?
La pregunta sin respuesta es por qué no se les imputa un Delito de Odio a los delincuentes que se hacen llamar youtubers o influencers, y por qué no se cierran sus páginas, y por qué se les permite ganar dinero a costa de la misoginia como negocio muy rentable.
Cuando se habla de radicalización, de células desactivadas o de personas que fueron captadas a través de las redes, pensamos en el islamismo yihadista, pero esto le está pasando a nuestros jóvenes y adolescentes, radicalizados para que siembren, promuevan e incentiven el odio hacia las mujeres, con consecuencias directas en su manera de relacionarse con éstas, lo que explica la violencia ejercida por hombres cada vez más jóvenes. No hace falta preguntarse una y otra vez por qué la violencia es cada vez más grave y cada vez más temprana. La respuesta está ante nuestros ojos.
Los delitos de odio en redes sociales producen odiadores que niegan la realidad, y este negacionismo institucionalizado está asesinando a mujeres todos los días.
Son hombres de andar por casa, pero también son gobiernos locales y autonómicos que cercenan los servicios creados para ayudar a las mujeres a salir de ese fango.
Cierren sus chiringuitos. Abran procesos penales, que sean condenados, que entren en prisión, que paguen indemnizaciones, que tengan que retractarse. Que no puedan vivir de promover que sus sicarios les hagan el trabajo. La Machosfera tiene que ser perseguida, hasta hacerla desaparecer. Sin descanso y sin miedo..
M.ª Jesús Correa es abogada, especializada en violencia contra la Mujer.