PIONERAS DEL RUGBY FEMENINO Y LUCHADORAS POR LA IGUALDAD
- Son campeonas de Andalucía por 5ª vez consecutiva y se encuentran en la fase de ascenso de la División de Honor. El año pasado fueron campeonas de España.
- “Ni el rugby es un deporte violento ni las mujeres que lo practican son marimachos” dice la presidenta.
- “Los equipos femeninos siguen estando gobernadas por presidentes, gerentes, entrenadores y delegados masculinos. Las mujeres debemos ocupar los cargos de responsabilidad”.
Las Cocodrilas, el equipo sevillano de rugby femenino, está que se sale. Las mujeres que lo componen han dado la vuelta al marcador del machismo deportivo y han demostrado que el entrenamiento y la constancia son los ejes de la excelencia en cualquier categoría competitiva. Han conseguido que el rugby nacional mire al sur después de ser campeonas de España y las primeras ganadoras de la copa Ibérica.
-“Ha costado muchísimo trabajo que miren hacia el Sur y se fijen en nuestras jugadoras –dice Mariola Rus, la presidenta del equipo-. Cuando yo empecé a jugar apenas había rugby femenino andaluz y el que había, tenía un nivel tan bajo que estaba obligada a jugar en el equipo madrileño. Pasaron muchos años hasta que empezaron a escoger jugadoras sevillanas para la Selección Española”.
No basta con dar la batalla en el campo de juego, según Rus, hay que conquistar también los puestos de gestión del club porque el problema radica, afirma, en las escasas dirigentes femeninas en el deporte:
-“Los equipos femeninos siguen estando gobernadas por presidentes, gerentes, entrenadores y delegados masculinos. Este es un problema que hay que resolver formando a las mujeres para que ocupen cargos de responsabilidad en la gestión deportiva y como entrenadoras. “No todo el mundo puede entrenar a las mujeres, ya que e temas de entrenamiento las mujeres somos diferentes. Ni mejores, ni peores; diferentes.”
Según Mariola, “las mujeres tenemos que estar ahí cuando se termine nuestra etapa como deportistas. Una vez se acabe esa faceta, ha de empezar otra nueva en la que ocupemos otro lugar diferente en el campo y dentro de los altos cargos directivos. Esto debe ocurrir sí o sí y cuanto ante. Esta es una pelea que se va aganar porque el deporte es también femenino.”
Mariola es profesora de educación física en el Colegio Aljarafe, donde se gestó la primera escuela de rugby de la que han salido muchas de las jugadoras actuales del club en diferentes categorías: sub18, sub16 y sub14, lo que lo convierte en la cuna de muchas de ellas. Es madre de dos hijas deportistas, una de ellas jugadora de alto nivel en baloncesto y la otra, heredado de su madre, jugadora de rugby en su propio club. Sólo hace falta escuchar su voz para darse cuenta de lo viva que está y de lo contagiosa que es su pasión cuando habla:
-“Las niñas y las mujeres deben jugar al deporte que más les atraiga y apasione”, dice. Independientemente de las connotaciones masculinas que se le den a ciertos deportes como el suyo, muchas veces tachado de agresivo o de excesivo contacto, asegura que “nosotras no debemos permitir que nadie nos diga que no podemos hacer algo, ya sea en el deporte, el cine, el teatro o la vida en general”. Y es contundente cuando habla de las situaciones en las que una niña muestra interés por el rugby y sufre acoso por parte de docentes, familiares y compañeros y compañeras de clase:
-“Desgraciadamente esto es una situación común y muy normalizada: te tachan de “marimacho” (signifique lo que signifique esa palabra) y demás adjetivos despectivos; todo por desconocimiento y por prejuicios que pueden inducir incluso a pensar que, si practicas ciertos deportes, corres el riesgo de convertirte en una persona agresiva. En su ignorancia, estas personas no son conscientes de que son ellas las únicas que están ejerciendo violencia sobre las posibles deportistas en etapa de formación. Es triste”.
-“Cuando una conoce el rugby –añade Rus– cae en la cuenta que eso no es real, la violencia no existe. Lo que sí existen son normas para proteger del contacto excesivamente agresivo a las jugadoras, como en otros muchos deportes”.
UN ENGANCHE PARA TODA LA VIDA
Las Cocodrilas es un equipo humilde que pertenece a un club modesto necesitado de más visibilidad. Un club, afortunadamente, formado por personas que arriman el hombro para que chicas y chicos tengas las mejores condiciones posibles de entrenamiento y competición. La mayoría son ex jugadoras y ex jugadores que saben la importancia del apoyo durante la etapa como deportista, gente amateur a la que le apasiona el rugby con una junta directiva integrada por amigos y colaboradores.
-“Las personas que forman el club –señala Mariola Rus– han sentido tantas buenas sensaciones dentro y fuera del campo que ahora se consideran en deuda con el rugby; su gran valor es devolverle al deporte la satisfacción que han recibido de él colaborando dentro de sus posibilidades.”
La presidenta del equipo de Las Cocodrilas anima a las niñas y las mujeres a que prueben a jugar al rugby porque, dice, “engancha para toda la vida”. Desea acabar con los estereotipos que tanto daño hacen al deporte femenino para que “todas podamos ser libres de elegir.” Pero eso debe trabajarse desde la base y la educación.
-“El problema –asegura Rus– es que durante muchos años no han existido mujeres que jugaran al rugby por lo que las niñas no tenían referentes; hoy en día eso está cambiando a pasos agigantados y este año se ha duplicado en el club el número de niñas en categoría base, lo que asegura el futuro del equipo. Ahora, gracias al enorme esfuerzo que realizan todas y cada una de las que sienten parte de “las cocos”, existe una repercusión mediática que produce un efecto llamada, así que, seamos optimistas, confiemos en que esto siga creciendo a pasos agigantados.”
En categorías superiores, el número de fichas femeninas sigue siendo menor que las masculinas, pero Mariola insiste que forma parte de la evolución y que cada vez la brecha es menor. A nivel de compromiso las jugadoras y los jugadores son iguales: cuentan con una excelente preparación física y el nivel de entrenamiento es altísimo en ambos casos. Pero hay una gran diferencia, señala:
-“Ellas tienen menos patrocinio y menos medios por lo que las jugadoras tienen que invertir el tiempo que no están entrenando el ayudar al club y colaborar en la junta directiva, diseño de camisetas y merchandising, ventas, redes sociales y promoción.”
COMPROMETIDAS CON LA IGUALDAD
Además de como club deportivo, las Cocodrilas funcionan también como un grupo de mujeres comprometidas. Realizan labores sociales ayudando a niñas y niños con cáncer, hacen donaciones de sangre, se preocupan por la inmigración, ayudan a visibilizar asociaciones de mujeres y realizan promoción en colegios dando charlas de igualdad en el deporte.
Hablar con Mariola de sus Cocodrilas, del deporte femenino y en concreto, del panorama del rugby andaluz es todo un lujo. Para ella es esencial conseguir la igualdad respetando las diferencias: “para entrenarnos a nosotras deben conocernos, conocer el deporte femenino, nuestras sensibilidades y nuestras fortalezas y para ello hay que formarse mucho. También ellos – indica Mariola– no veo a mucha gente preparada, aunque poco a poco se van dando cuenta de la importancia de la educación.”
Lucía Carmona Álamos
Especialista en deporte y género