20 AÑOS NO ES NADA, QUEDA CAMINO
.-La Ley Orgánica Integral contra la Violencia de Género de 2004, pionera en la materia, marcó un antes y un después en la lucha contra esta lacra machista en España.
.- Gracias a esta norma se crearon tribunales especializados, órdenes de protección y numerosas campañas de formación en los distintos estamentos implicados para prevenir la violencia contra las mujeres.
.– Entre sus necesarias mejoras, poner freno a la escalada de la violencia entre jóvenes y menores y penetrar en las zonas rurales.
Por Laura Hurtado
Veinte años no son nada, pero en una Ley específica contra la violencia machista significa recorrer una parte importante del camino. El pasado 28 de diciembre se conmemoraban dos décadas desde la aprobación de la Ley Orgánica 1/2004, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Una legislación pionera que marcaría en nuestro país un antes y un después en la lucha contra la violencia machista.
La Ley de Violencia de Género de 2004 surgió como respuesta a una realidad alarmante: la violencia contra las mujeres españolas era y sigue siendo un problema acuciante y sin visibilidad y además, históricamente, normalizado en gran parte de la sociedad. Gracias a las demandas del movimiento feminista que incrementaron la sensibilidad social, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió priorizar esta legislación en su agenda política. Así lo entendió también toda la representación popular de la ciudadanía que la aprobó por unanimidad en el Congreso de los Diputados el 28 de diciembre de 2004.
La aprobación de la Ley 1/2004 reflejó el consenso social y político del momento en torno a la situación de tantas mujeres españolas víctimas de esta violencia que se verían beneficiadas al abordarse legalmente este grave problema de forma integral y directa. Al texto legal se incorporaron medidas de prevención, protección y sanción, así como de reparación para las víctimas, y de hecho se vio convertido en un modelo internacional y en un instrumento esencial para garantizar los derechos de las mujeres en toda España.
MEDIDAS QUE MARCARON UN DESPUÉS
Los principales cambios que se experimentaron con la nueva Ley de Violencia de Género fueron medidas que consiguieron aquello que se había perdido durante tanto tiempo: la protección de las víctimas. También destaca la creación de Tribunales específicos de violencia sobre la mujer, que incluyen a personal especializado. Además, las órdenes de protección inmediatas consiguieron defender a innumerables víctimas gracias a la combinación entre medidas judiciales y sociales.
Por otra parte, la creación de campañas de formación y de sensibilización contribuyó a la concienciación de la población española en general, que empezaba a reconocer el asunto de la violencia machista como algo que no le era ajeno. Gracias a estas campañas se han podido prevenir conductas violentas desde tempranas edades, así como llegar a identificarlas y saber cómo actuar en consecuencia. Como aseguran en la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género,
“La violencia de género no es un problema privado, es una violación de derechos humanos que incumbe a toda la sociedad, especialmente a los poderes públicos.”
Sin embargo, los cambios no acabaron aquí. El propio Código Penal sufrió a su vez importantes modificaciones gracias a la jurisprudencia generada con el endurecimiento de las penas para este tipo de agresiones, lo que ayudó a consolidar la opinión de la población sobre la gravedad de estos crímenes que hasta entonces habían sido condenados con sanciones indignas.
DOS MILLONES DE DENUNCIAS
Desde su entrada en vigor hace ya dos décadas, esta ley ha salvado incontables vidas, y permitido a muchas más acceder a protección y justicia de manera digna y segura. Según datos recopilados por el Consejo General del Poder Judicial, el número de denuncias presentadas desde el 2004 supera los 2 millones y más de 1 millón de llamadas se han registrado en los servicios de atención telefónica.
Aun así, no podemos ignorar los desafíos que aún hoy en día persisten en nuestra sociedad y que exigen que la Ley de 1/2004 se adapte a las necesidades actuales. Las cifras de mujeres asesinadas no se han detenido:
El año 2024 se cerró con 48 mujeres asesinadas por violencia machista y desde que empezó la estadística, en 2003, las assesinadas han sido 1.293.
Además, en los últimos años ha habido un aumento notable en la violencia entre jóvenes y menores que se ve amplificada por contenidos consumidos en redes sociales o incluso la televisión. Ya son varias las organizaciones que han llamado la atención sobre la falta de recursos en zonas rurales apartadas, donde las víctimas sufren mayor dificultad para acceder a las denuncias y a las ayudas disponibles.
EJEMPLO INTERNACIONAL
No se puede olvidar tampoco el hecho de que la Ley de Violencia de Género española ha sido reconocida a nivel internacional por su enfoque y su capacidad para combatir la violencia machista. Gracias a sus medidas de prevención, protección y reparación ha servido de inspiración para muchos países interesados sobre todo europeos, en implementar legislaciones similares.
«La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.» (Exposición de motivos de la Ley 1/2004)
«Nuestra Constitución incorpora en su artículo 15 el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral, sin que en ningún caso puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Además, continúa nuestra Carta Magna, estos derechos vinculan a todos los poderes públicos y sólo por ley puede regularse su ejercicio.» (Exposición de motivos Ley 1/2004)
“De los grandes consensos políticos, basados en grandes consensos sociales, llegan los grandes cambios”, declaró Ana Redondo, Ministra de Igualdad, en el reciente aniversario de la Ley. Si cuando se aprobó la norma en 2004 contaba con el consenso de toda la representación social y política española, 20 años después sigue aunando un reconocimiento general al entenderse como pilar clave en el apoyo y la protección de las víctimas de violencia machista, así como fuente educativa y formativa que prepara a las nuevas generaciones para defender el derecho de las mujeres a su seguridad e integridad física.