UNA VIDA ENTRE LA LITERATURA Y EL PSICOANÁLISIS
Una buena carta de presentación de esta singular mujer, pensadora, escritora y psicoanalista, nacida en pleno siglo XIX, siglo en el que se producen grandes cambios políticos, culturales y sociales fruto de la Revolución francesa, sería decir que vivió plenamente, con gran libertad, por encima de las presiones y convencionalismos sociales, fiel a sí misma. Aceptó sus contradicciones, lo que no le impidió ser profundamente coherente con lo que pensaba y sentía.
Por María Luisa Barrero García
La vida de Lou Andreas-Salomé siempre estuvo envuelta en un halo de discreción. No tenía afán de protagonismo ni de exhibicionismo, no permitió miradas curiosassobre su intimidad, no se dejó llevar ni influir por habladurías ni prejuicios sociales. Fue más conocida por las relaciones que mantuvo con la intelectualidad masculina de la época que por los contactos que mantuvo con las mujeres, un grupo de intelectuales femeninas que surgió con fuerza, impulsando una nueva mirada hacia la mujer y cambios en los roles establecidos. Su obra quedó, con el paso del tiempo, ensombrecida por la fama de sus relaciones amorosas.
Louise von Salomé nace en San Petersburgo el 12 de febrero de 1861, en el seno de una familia culta y liberal que pertenecía a la sociedad cosmopolita de la corte imperial rusagobernada por los zares. Sus orígenes familiares, por vía materna, procedían de Alemania y Dinamarca y por la paterna, de Alemania y Francia. Louise fue la hija predilecta y deseada de su padre, después del nacimiento de varios hermanos, y fue mimada por los hombres de la casa, como contraposición a la actitud materna, poco tierna y expresiva,debido a que deseaba otro varón.
Cuando contaba 17 años, su padre fallece, perdiendo así a su más apreciado aliadocon el que compartía sus inquietudes y que apoyabasus deseos, ya que su madre se mostraba en contra de su comportamiento y de su interés por formarse. No obstante, a pesar de estas diferencias, su madre siempre estuvo a su lado defendiéndola de las críticas sociales que sobre ella se vertían. Con ayuda de una tía materna, entra en contacto con Gillot, predicador protestante luterano, preceptor de los hijos del zar, que acepta hacerse cargo de su formación. Lou recibe formación religiosa y filosófica (Spinoza, Kant, Kierkegaard, Rousseau, Voltaire, Schopenhauer, …). Con 19 años marcha a Zurich para estudiar en la universidad, una de las pocas que acepta mujeres entre sus estudiantes, adquiriendo conocimientos sobre arte, filosofía y religiones comparadas. Su madre la acompaña para salvaguardar así su reputación.
Su interés por la escritura se manifiesta desde muy pronto. Para ella, escribir es una experiencia vital que le permite ahondar en el misterio de la consciencia y transformar las experiencias personales en experiencias universales. El amor, la soledad, la fe, la mística, el maltrato, la sumisión, el deseo en la mujer, la feminidad, la felicidad, la infidelidad, la inspiración, la creación, el erotismo, la adolescencia, etc.son temas de inspiración para sus ensayos, relatos y novelas.
La fascinación que esta rusa ejerce sobre quiense acerca a ella resulta sorprendente, ya que fue una mujer de gran personalidad e inteligencia. Desde muy joven su círculo de amistades y amantes fue amplio y variado. Antes de cumplir la mayoría de edad, su maestro Gillotle propone matrimonio y, admirador de su inteligencia, sensibilidad y belleza,está dispuesto a dejarlo todo por ella.
Por motivos de salud viaja a Italia acompañada de su madre. Allí, a los 21 años, conoce a Malwida von Meysenburg, pedagoga, ensayista, novelista, discípula de Wagner y librepensadora, que mantiene un círculo de intelectuales entre los que se encuentran filósofos, músicos, escritores, periodistas, etc. Malwida queda prendada de la personalidad e inteligencia de Lou y le presenta a su protegido, el filósofo Paul Ree. Juntos pasarán interminables horas charlando y paseando. Este, igualmente impactado por Lou, escribirá a su amigo Nietzsche indicándole, de manera imperiosa, que tenía que conocer a Lou. La relación entre Lou y ambos filósofos se estrecha, comparten ideas, pensamientos y conocimientos, fraguándose en estos encuentros un trio intelectual al que llamarían “La trinidad”. La atracción intensa, más allá de lo meramente intelectual, que se despierta hacia ellaen los pensadores conduce al deterioro de la relación, quedando interrumpidos los proyectos intelectuales del trio.
Carl Friedrich Andreas, filólogo y orientalista, aparece en la vida de Lou, cae prendido ante sus cualidades y le pide matrimonio. Por motivos dudosos, relacionados con un supuesto chantaje de este y tras mucho insistir,consigue que Lou acepte, a pesar de sus sólidas y fuertes convicciones y deseos de ser una mujer libre e independiente. Tenía 26 años. Su matrimonio duró hasta 1930, año en que muere Carl Andreas. El amor, la protección, el respeto, la libertad, fueron los pilares esenciales en esta peculiar relación.
Su idea del matrimonio está unida, de forma indefectible, a la idea de emancipación de la mujer. Un matrimonio no funciona si no hay libertad y espacio vital para ambos cónyuges. Rechazaba cualquier vinculación entre el amor carnal, la maternidad y el matrimonio. La decisión que adopta sorprende a familiares y amigos, ya que supone un giro “radical” en su estilo de vida.
Su primer libro fue publicado en 1885, una novela de tintes autobiográficos que tuvo un gran éxito. Sus primeras colaboraciones se inician antes de los 30 años y aparecenen prestigiosas revistas de la época. Su escritura, que abarca distintos géneros, le permite indagar y desarrollar una mirada perspicaz y psicológica de las cosas. Fue una escritora leída y reconocida. Citaremos algunas de sus obras como elensayo sobre El erotismo, en el que habla de la sexualidad de las mujeres y de la influencia de la represión sobre las mismas. Del amor y la amistad que le unió a Rilke habla en Abril. Fue la primera en publicar estudios sobre la obra de Nietzsche. En su obra Hermanos y hermana, aborda el despertar de la sexualidad en la adolescencia y, además,aborda la cuestión de la homosexualidad. En La hora sin Dios recoge una serie de textos fantásticos dirigidos a un público infantil. En 1931 inicia la redacción de sus memorias. A lo largo de su vida escribióunos 20 libros.
Tras la pérdida de su amigo Paul Ree, muerto en extrañas circunstancias, acude a psicoterapia con el Dr. Pineles, neurólogo y seguidor de las teorías freudianas. Su actividad intelectual prosigue y su círculo de amistades se amplia y enriquece. Conoce al fundador de la psicología, Hermann Ebbinghaus, y al de la sociología, Ferdinand Tonnies. En Viena entra en contacto con la escritora Maire von Ebner-Eschenbach, manteniendo con ella una estrecha amistad, con Broncia Pineles, pintora, con Frieda von Bulow, escritora y aventurera, y con Rosa Mayreder, pintora y escritora, feminista, editora de revistas feministas. Aunque no comparte con ella la visión y lospensamientos acerca del rolde las mujeres,la amistad entre ellas fue larga, fecunda y sólida.
Con el Dr.Pineles mantiene una intensa relación sentimental. Sus contactos continúan, conoce a Klimt, a Mahler, a la fotógrafa y feminista Sophie Goudstikker (llegaron a ser intimas amigas) y a Anita Augspurgf, militante feminista que creó el primer bufete de asistencia jurídica para las mujeres. En la primavera de 1897, cuando Lou tenía 36 años, conoce en Munich al poeta Rainer Maria Rilke, que se enamora de ella nada más conocerla. Se convierten en amantes y la relación discurrió por senderos apasionados y tortuosos. La angustia y los delirios van apareciendo en el poeta, dando señales de un trastorno mental que enturbia la convivencia. Lou, en las dos etapas de su relación con él, trató de que desarrollara comportamientos saludables,y reconoce que el contacto con los trastornos que aquejan a Rilke despierta, de forma intensa, su interés por el psicoanálisis. Del mismo modo, intenta inculcarle una disciplina de trabajo que convierta en obra literaria su capacidad creativa. Rilke reconoció, en varias ocasiones, que Lou fue la persona que más profundamente llegó a conocerlo, y siguió siendosu guía y consejera durante toda su vida. Juntos realizaron varios viajes, uno de ellos a Rusia, donde conocen al gran escritor ruso Tolstoi. Muchos de los intelectuales que tuvieron contacto con Lou reconocen que ella fue un motor que les ayudó a desplegar su creatividad, así como un impulso para el desarrollo de su producción.
Su gran personalidad e inteligencia sigue proporcionándole amistades, algunas de índole amorosa, como la que mantuvo con el danés Pou Bjerre, médico, terapeuta, pintor y escultor, políglota e introductor del psicoanálisis en Suecia. A través de Bjerre conoce a Freud. En 1911 acude con él al III Congreso Psicoanalítico Internacional, celebrado en Weimar. Lou escribe a Freud para expresarle el gran interés que el psicoanálisis había despertado en ella, y el gran impacto que el estudio de sus contenidos tiene en su vida. Solicita poder asistir a sus conferencias y ser admitida en los seminarios de los miércoles, frecuentado por los seguidores de Freud, para debatir y profundizar sobre las teorías psicoanalíticas.
Entre el psicoanalista y la escritora se produce un flechazo intelectual y un profundo respeto y cariño que aseguró una amistad para toda la vida. Cuando llega al círculo psicoanalítico, Lou goza de una elevada reputación como escritora de vanguardia, no solo por sus obras de ficción sino también por sus ideas sobre el lugar de la nueva mujer que va surgiendo en Europa. Siguiendo con su característica discreción, no deja constancia de su análisis con Freud ni de la relación apasionada que mantuvo con el psicoanalista ViktorTausk, discípulo de Freud.
Los diálogos y conversaciones con Lou resultan muy estimulantes para Freud que tiene en gran estima sus comentarios perspicaces, llenos de inteligencia y audacia. Con frecuencia le solicita su opinión en relación a sus trabajos sobre psicoanálisis y también le interesa contar con ella para analizar y entender las obras de otros autores y colegas. Es tal la confianza que tiene en ella que Freud deja bajo su tutela la formación emocional y psicoanalítica de su hija. Anna y Lou establecerán una amistad entre maternal y fraternal en la que están muy presentes los afectos y cuidados.
En 1914 se inicia como psicoterapeuta y ese mismo año estalla la Primera Guerra Mundial. Desde ese momento se dedica intensamente al trabajo psicoanalítico, que le llena de satisfacción. De su tarea como terapeuta le interesa especialmente el vínculo personal que se establece durante el análisis entre analista y analizado, así como la repercusión que tiene en la vida de ambos. Los contactos con el psicoanálisis dan frutos en trabajos como Narcisismo de doble dirección, Tres ensayos sobre la teoría sexual, Contribuciones de la vida amorosa, Anal y sexual, y otros que dejó sin terminar.
A pesar de ello, a diferencia de otros discípulos de Freud, su obra es casi invisible. A ella le interesaba, no tanto dejar una obra escrita sobre teorías psicoanalíticas,sino,de manera especial, indagar en la conexión entre el psicoanálisis y la literatura, ya que consideraba laterapia y laescrituracomo vías para el encuentro con ella misma.
Su pasión por el psicoanálisis no flaqueó a lo largo de su viday se mantuvo firme hasta su muerte. Su última aportación fue Mi agradecimiento a Freud, escrito en 1931. El maestro le propuso que cambiara el título por Mi agradecimiento al psicoanálisis, pero Lou mantuvo el titulo inicialcomo muestra de respeto y gratitud por todo lo que le había aportado.
Siguió escribiendo y su literatura se renueva y enriquece gracias al contacto con el psicoanálisis. La ficción es su jardín privado y, en su afán de integrar ambos intereses, expresa que la terapia psicoanalítica y la poesía caminan en la misma dirección y constituyen una vía de acceso a la verdad del sujeto.
Estaba convencida de que la vida es un exilio y un camino para volver al origen. Murió en 1937, en febrero, el mismo mes en el que nació, un guiño a su pensamiento. En su lápida no figura su nombre, otro guiño a su discreción. Ambos gestos nos hablan de su coherencia y de su fidelidad a sí misma.
María Luisa Barrero es psicóloga clínica.