Falta menos de una semana para que oficialmente se dé por terminado el estado de alarma decretado por el Gobierno en todo el territorio nacional desde el pasado 25 de octubre y prorrogado el 3 de noviembre por un período de seis meses, hasta el 9 de mayo 2021. El objetivo, contener la propagación del coronavirus, epidemia que afecta al mundo entero desde hace casi año y medio y que ha provocado hasta hoy (3 de mayo de 2021) el contagio de 153 millones de personas y el fallecimiento de 3.200.000.
En nuestro país los casos de coronavirus al se cifran en 3.524.077 y las muertes (con test positivos) en 78.216. Desde que se inició la pandemia se han destruido en España 340.000 puestos de trabajo, la tasa de paro ha subido al 16% y hay casi medio millón de personas afectadas por un ERTE.
LA CRISIS CASTIGA DOBLEMENTE A LAS MUJERES
La situación sociolaboral de las mujeres se ha visto empeorada en proporciones muy superiores a la de los hombres. Primero porque la mayoría desempeñaba trabajos en los sectores más perjudicados por la crisis como turismo, comercio minorista, servicio doméstico, cuidados de personas dependientes, y sobre todo, porque son las reinas del contrato precario, el que primero desaparece. El año y pico de covid ha agravado la brecha de género hasta extremos impensables: más de dos puntos de paro por encima del masculino y ha generado un incremento alarmante del riesgo de exclusión social.
Si hablamos de pobreza las mujeres se ven más perjudicadas que los hombres; si lo hacemos de salarios, peor pagadas; si es de integración, en la cola de la marginación. Como estos ejemplos podríamos seguir citando una larga lista de escenarios vitales con enormes déficits en igualdad, en los que, indefectiblemente, se constata que los sufrimientos de las mujeres superan a los de los hombres.
EL MALTRATO, LA OTRA PANDEMIA
Pero además esta crisis tiene otras características peculiares que la vuelven aún más en contra de las mujeres. Por un lado el teletrabajo que ha cogido de sorpresa a buena parte de ellas, no lo suficientemente adaptadas a las nuevas tecnologías y por otro el encierro en el hogar. Han sido muchas las mujeres que han tenido que recluirse con el enemigo en casa , bien por el confinamiento, bien por el toque de queda, atravesando situaciones de pareja conflictivas o incluso de maltrato.
El terrorismo machista no sólo no ha dado paréntesis al coronavirus sino que se ha multiplicado. Los datos son escalofriantes: casi medio centenar las mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas desde que se inició la pandemia. Son las protagonistas de la cara oculta del coronavirus.
Las que pueden contarlo continúan valientemente su día a día. Son mujeres trabajan en el sector sanitario y en servicios esenciales, mujeres empresarias, emprendedoras; mujeres que dedican su vida a la enseñanza, a la comunicación, a la hostelería, al turismo y al comercio. Mujeres que diariamente cuidan de sus familias, teletrabajan o han tenido que abandonar sus puestos, con o sin ERTES. Mujeres que han superado la enfermedad en solitario, y mujeres que han pasado el confinamiento alejadas de sus familiares. Mujeres, como tantas, que han sufrido pérdidas de familiares o amistades; que han sido testigos de muertes en soledad y que han soportado la separación, el miedo, el dolor y la eterna incertidumbre.
PRINCIPIO DEL FIN
Cuando está a punto de terminar el estado de alarma y sin que aún sepamos si se prorrogará o no, la cuesta impuesta por la pandemia más grave de los ´últimos siglos empieza a subirse con mejores perspectivas. Las vacunas, aunque lleguen con retraso y con cuentagotas, son una realidad y decenas de millones las personas están ya inmunizadas en el mundo. De hecho en países como el Reino Unido o Israel están a punto de conseguir la inmunidad de rebaño. Otros sin embargo, como la India, vive su peor ola con centenares de miles de muertos y colapso hospitalario. Salir de esta pesadilla no está resultando fácil para nadie pero se impone un requisito básico, el de la liberación de las patentes de vacunación para que toda la población mundial disponga de su dosis.
MS