«BEING MARÍA«:

TANGO DE DOS… CONTRA UNA
FESTIVALES EN PALATAFORMAS. FILMIN. ATLÁNTIDA MALLORCA FILM FEST 2025
Por Carmen Jiménez

Precisamente hoy – que hace 22 años del brutal asesinato de la actriz Marie Trintignant a manos de su pareja el cantante Bertrand Cantat, por el que sólo pagó cuatro de cárcel – es más que oportuno trasladar a estas páginas las impresiones causadas en esta firmante por la película que nos ocupa.

O lo que es lo mismo, la mirada de una mujer sobre otra que fue vejada, humillada y, a todos los efectos violada, aunque la penetración no fuera real, en el rodaje de una película, ‘El último tango en París’ (1972) y de una escena tristemente conocida como «la de la mantequilla».
Una terrible agresión, cuyos cómplices y coautores fueron el director Bernardo Bertolucci y el coprotagonista Marlon Brando quienes nunca se arrepintieron de incluirla, a espaldas de la actriz, en la película. «Quería que lo sintiera y no lo interpretara», afirmó entonces el cineasta.

Una actriz, que entonces contaba con 19 años y sufrió consecuencias devastadoras por todo ello. Tan traumáticas a nivel emocional, que la convirtieron en adicta durante casi una década. Algo que perjudicó muy seriamente su carrera, su reputación porque se asoció al personaje con ella misma y su salud.
Porque, a partir de ahí, sólo le ofrecían papeles con desnudos integrales. «Pretenden que pase toda la película desnuda, incluso haciendo una pizza…» Con la notable excepción de otros títulos como, por ejemplo, ‘El reportero’ (1975), de Antonioni, en los que demostró su talento interpretativo.

Ella fue Maria Schneider, nacida Marie-Hélene Schneider (1952-2011), fruto de una relación extramatrimonial entre una modelo rumana, madre indiferente y despegada, y el actor Daniel Gélin, un padre ausente quien nunca la reconoció como hija, «estoy cansada de que me presenten como hija de Daniel Gélin, cuando él nunca me ha reconocido. Le he visto tres veces en mi vida».
No obstante, tales encuentros le despertaron el interés por el mundo del cine y del teatro, en los que hizo incursiones desde que tenía 15 años hasta ser seleccionada, entre cientos de candidatas para interpretar ese tango de tan infausto recuerdo para ella, que la catapultó a una fama no deseada.
La mirada de la guionista, ayudante de dirección, quien casualmente trabajó como tal en ‘Soñadores’ (2004) de Bernardo Bertolucci, y realizadora francesa Jessica Palud –cosecha del 82, activamente comprometida con la igualdad de derechos en la industria cinematográfica– explora la vida y las experiencias más tempranas de su personaje con respeto, admiración, sororidad y empatía.

La muestra como a una criatura privada de los afectos más esenciales y traicionada por aquellos en quienes confió. La muestra tan doliente, traumatizada y enganchada a la heroína en un bucle como lúcida, valiente y, en una época nada propicia para las mujeres, precursora del Me Too al denunciar los hechos execrables de los que fue víctima.
La muestra conjugando el verbo amar y los placeres sexuales de la ternura, la sensualidad y la pasión, muy lejos de la violencia que le hicieron sufrir en brazos de una igual. La muestra sin imposturas ni subrayados. La muestra…
Producción francesa, fechada el pasado año, de 102 minutos de absorbente metraje. Escrita, junto a Laurette Polmanss, y dirigida por la ya citada Jessica Palud, adaptando el libro de Vanessa Schneider, prima de la protagonista.
Muy bien fotografiada por Sébastien Buchmann, otro tanto puede decirse de su banda sonora firmada por Benjamin Biolay. De entre su convincente reparto, destacar la magnética composición de Anamaria Vartolomei. En cuanto a Matt Dillon, resulta, al entender de esta firmante, algo incómodo y forzado dando vida a Brando.
Procuren no perdérsela.
Artículo compartido, publicado con en el Blog de Cine de Carmen Jiménez (2/8/2025), «Sevilla cinéfila»: https://sevillacinefila.com/2025/08/02/festiv