«JUGAR CON FUEGO»:

LA ATRACCIÓN DEL MAL
Por Carmen Jiménez

Imaginen a un ferroviario de izquierdas, ex sindicalista, comprometido con sus ideas, viudo con dos hijos varones, a los que se entrega totalmente, sin haber rehecho su vida sentimental. Imaginen al mayor, un chico de 23 años, problemático, que apenas si tiene oficio, ni beneficio, y anda con compañías más que oscuras e inquietantes, aunque, pese a todo ello, quiere a su padre y a su hermano a quien cuidó – lo recuerda este, que no lo olvida – siendo un niño durante la enfermedad de su madre.
Imaginen al menor, que cumplirá 20 años a lo largo del metraje, un chico modélico, estudioso, responsable, inteligente, brillante, elegido para ser alumno nada menos que de La Sorbona, donde cursará Políticas, que comparte ideas con su progenitor a quien avala frente a su hermano, aunque le reprocha que sea demasiado inflexible con él.

Imaginen a este padre que, mientras comprueba, revisa y soluciona los problemas de vías y catenarias, es consciente de que su propia existencia está descarrilando por mor de la imposibilidad de reconducir la progresiva atracción de su primogénito hacia gentes y entornos que hacen de la violencia y el odio al diferente sus modus vivendi y operandi.
Imaginen a estas gentes y entornos brutales, más allá que los propios ultras, siendo señuelo para jóvenes tan perdidos como el mayor, porque le proporcionan un sentido de pertenencia, de familia no biológica, de identidad y unos objetivos con los que presuntamente alcanzan la catarsis personal, social y política, aunque abominen del sistema y sus instituciones.

Imaginen que, aunque no se hagan spoilers, algo terrible acaba sucediendo y sus consecuencias les afecten a los tres. Imaginen a un hombre justo horrorizado, impotente y desolado, pero progenitor al fin y al cabo, culpándose por los actos de su vástago que ha traicionado las ideas que le inculcó y conminando al otro a salvarse, ya sabrán por qué.
Imaginen la mirada de dos mujeres, de dos hermanas, de dos cineastas francesas, Delphine y Muriel Coulin, de las que es su tercera película, sobre esta historia tan densamente masculina que adapta la novela de Laurent Petitmangin, ‘Lo que falta de noche’.
Imaginen la oscuridad sin anestesia, las difícilmente soportables negrura y crudeza de este relato fílmico, tan político como personal, que nos interpela como sociedad, como ciudadanía y como personas, sobre el amor parental y fraternal, la rabia, la violencia extrema y el dilema sobre perdonar, o no, lo imperdonable.

Coproducción entre Francia y Bélgica, fechada el pasado año, de 119 minutos de tenso e intenso metraje. Su inquietante fotografía, así como su desasosegante banda sonora, que tan bien sirven a lo narrado, se deben respectivamente a Frédéric Noirhomme y a Pawel Mykietyn. En su reparto, destacar al siempre enorme Vincent Lindon, Copa Volpi al Mejor Actor en Venecia, muy bien acompañado por Benjamin Voisin y Stefan Crepon.
Salgan de sus zonas de confort y no se la pierdan.
Artículo compartido, publicado en el Blog de Cine de Carmen Jiménez (13/10/2025), «Sevilla cinéfila»:https://sevillacinefila.com/2025/10/13/jugar-con-fuego-la-atraccion-del-mal/
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