«LOS DOMINGOS»:

DISCERNIMIENTO VOCACIONAL
Y
«UN SIMPLE ACCIDENTE»:

VÍCTIMAS Y VERDUGO
Por Carmen Jiménez

«LOS DOMINGOS»
-«Contentará a quienes profesan la fe católica». Pero… ¿decepcionará a l@s no creyentes?».
Quien esto firma vuelve a reiterar, por si fuera necesario, que sus opiniones sobre esta y otras películas, aunque basadas en unos mínimos criterios objetivos y de referencia, son personales e intransferibles sin importar la contundencia con que las exprese.

También lo hace con el hecho de que intenta matizar lo máximo posible al escribir sus entradas, reconociendo los valores cinematográficos de aquellos filmes que le disgustaron, tanto como le sea posible.
Escrito esto, permitan a esta firmante expresar las contrapuestas sensaciones, emociones y reflexiones que ha experimentado con la visión de esta película y con su discernimiento crítico sobre ella, casi tan intenso como el vocacional de su protagonista.

Involuntariamente, quien esto firma supo el desenlace antes de entrar en la sala. Así que no se sintió precisamente receptiva ante este relato fílmico en el que una directora que se confiesa atea –Alauda Ruiz de Azúa, guionista y cineasta de la cosecha del 78, responsable de la galardonada ‘Cinco lobitos’ (2022) y de la muy estimable serie ‘Querer’ (2023) – opta por tal destino para su personaje.
Su protagonista – un descubrimiento el de Blanca Soroa – es una joven de 17 años, huérfana de madre, con dos hermanas más pequeñas, un progenitor ausente –sólido y ajustado Miguel Garcés– y de nuevo emparejado, que canta en un coro, que estudia, alumna brillante a punto de entrar en la universidad, en un colegio religioso, que tiene a un director espiritual joven y apañado y ha encontrado en un convento de clausura su razón de vivir, su calor de hogar, su objetivo de servir a un dios mayor, único verdadero en su religión monoteísta, al que reconoce como padre y del que espera la llamada que le confirme su vocación.

Con tal contexto y tales mimbres parecía inevitable, pese a que sintiera una atracción correspondida por un chico del coro, la conclusión… Tristemente inevitable, puesto que la alternativa, que a ella no le interesa, nunca se hace presente.

Y poco puede hacer su tía –una espléndida, como suele, Patricia López Arnaiz– que la quiere como a una hija, que es agnóstica, que trata de hacerle ver que va a hipotecar su futuro, que cree que las hermanas, singularmente la directora –una magnífica, como suele, Nagore Aranburu– le lavan el cerebro, que insta a su hermano a hablar con ella y con ellas con firmeza y a su pareja, del que tiene un hijo pequeño, le reprocha su neutralidad.

Así que ‘Los domingos’ contentará a quienes profesan la fe católica. Esta firmante lo suscribe, por los comentarios escuchados en la sala donde la visionó. Pero… ¿decepcionará a l@s no creyentes? Ahí está la cuestión.
Porque esta disyuntiva no es tan simple, ya que la mirada de la realizadora es sutil, sabia y compleja al dejar ver las grietas de tal historia de amor mística en la rigidez y absolutismo de posesión de una verdad incuestionable en la directora del convento citado, en el rechazo de la sobrina ante sus argumentos espetándole «rezaré por ti» y en la decisión final, que no se revelará, que toma la sólo aparentemente derrotada tía de la que, por cierto y pese a la humanidad que le confiere la actriz que la compone, también se dejan ver algunos rasgos antipáticos de su personalidad.
Su factura es impecable, su clima y puesta en escena también, está habitada por un aura espiritual, pero también terrenal, mostrando las miserias y los esqueletos en los armario familiares, grupos humanos unidos por lazos de sangre, en los que a Ruiz de Azúa, que escribe asimismo su guion, le gusta incidir.
Muy bien fotografiada por otra mujer, Bet Rourich, se ha escrito ya sobre su reparto. Se hizo con el Premio del Cine Vasco, el Feroz Zinemaldia de la Crítica y con la Concha de Oro a la Mejor Película en el pasado Festival de San Sebastián. Justos y merecidos.
Tendremos ocasión de volver sobre ella, porque tiene un debate…, en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra, que tendrá lugar el MIÉRCOLES, 5 DE NOVIEMBRE, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ. VÉANLA CUANTO ANTES, PORQUE DEBE VERSE.
Escrito queda.
Artículo compartido, publicado en el Blog de Cine de Carmen Jiménez (27/10/2025), «Sevilla cinéfila»: https://https://sevillacinefila.com/2025/10/27/los-domingos-
«UN SIMPLE ACCIDENTE»

-Representará a Francia en el Oscar a la Mejor Película Internacional.
El ciudadano iraní Jafar Panahi –cosecha del 60, guionista y cineasta de prestigio internacional, con una filmografía en la que se incluyen títulos tan reconocidos y galardonados como ‘El globo blanco’ (1995), ‘El círculo’ (2000), ‘Offside’ (2006), ‘Taxi Teherán’ (2015) o ‘Los osos no existen’ (2022), por mencionar sólo algunos– que tiene en su haber premios tan importantes y codiciados como el León de Oro, el FIPRESCI, o el UNICEF en Venecia, el FIPRESCI también en San Sebastián y el del Jurado, la Caméra D’Or y la Palma de Oro en Cannes, por esta su última propuesta…

… Debería ser un vecino ilustre y condecorado, del que su país se sintiera justamente orgulloso. Pero ocurre todo lo contrario: el régimen dictatorial teocrático, especialmente feroz con las mujeres, que lo gobierna, lo ha perseguido, encarcelado varias veces, acosado, retirado el pasaporte hasta el pasado año, forzado a hacer huelga de hambre y a filmar en la clandestinidad, impedido recoger trofeos y acudir a los Certámenes cinematográficos a los que era invitado por sus filmes y hasta como jurado.
Un trato indigno e infame para un hombre de talento por cuya libertad clamaron sus colegas de profesión en comunicados y manifiestos. Un trato indigno e infame para quien, pese a que ahora puede viajar, recoger premios y conceder entrevistas, debe seguir rodando en la clandestinidad.

Porque ‘Un simple accidente’ está, como todas las suyas, filmada en secreto. Hasta tal punto que quisieron requisarle el material una vez acabada, pero él se negó. Gracias a su valentía y determinación se puede disfrutar de su cine comprometido y de esta película.
Una película que el realizador dedica a sus compañeros de prisión, porque «sentía que se lo debía y porque habíamos tenido conversaciones sobre qué sucedería si nos encontráramos casualmente con uno de nuestros verdugos y de ahí nació la historia».
Porque este es el hilo conductor de este relato fílmico. El simple accidente de una familia, compuesta por el padre con vestidura religiosa masculina, la mujer embarazada y velada, excepto en su rostro, y una niña alegre y divertida a la que tratan muy bien.
La pequeña sufre un shock cuando, por falta de luces en la carretera, su progenitor atropella a un perro, demostrando sus sensibilidad y empatía por el animal, reprochandóselo al padre. Pero eso no es todo, ya que el vehículo se para y deben acudir a una especie de taller en busca de ayuda…

…Cuando el sonido intransferible de los pasos que provoca la cojera del conductor, es reconocida por uno de los empleados quien cree identificarle como el atroz torturador del que fue víctima en la cárcel, decide asegurar su identificación, a través de los testimonios de otr@s compañer@s de infortunio una vez que lo ha maniatado, secuestrado y mantenido oculto en su vehículo.
A partir de ahí, se inicia un cataclismo de imprevisibles y tremendas consecuencias, ya que el captor implica a las personas citadas –una pareja de novios, la novia especialmente afectada, una fotógrafa, un hombre algo maníaco y agresivo, como consecuencia del sufrimiento padecido, aunque tales traumas sean comunes a tod@s ell@s, y hasta un librero amigo suyo– para que le reconozcan y sufra el castigo merecido.

A partir de ahí, no se harán spoilers, la mirada del director es justa y poliédrica y llena de comprensión hacia sus criaturas y sus sentimientos. A partir de ahí, desde su ideología y sus principios éticos, desde su activismo y su generosidad, que es capaz de ver ciertos indicios aperturistas del régimen como mujeres no veladas y vestidas a la occidental, narra una fábula moral, ferozmente crítica pero humanista en la que la equidistancia no existe –«nosotros no somos asesinos»– y en la que la empatía se abre paso incluso hasta con el personaje más abyecto.
A partir de ahí, desde las heroicas dificultades de esta filmación clandestina, ofrece una estimulante, perturbadora y contundente mezcla de géneros en la que cabe el thriller político de una tensión difícilmente soportable en muchas ocasiones, la comedia negra, el suspense y la road movie, dentro de los presupuestos inalienables que son una de las señas de identidad de su firmante.

Coproducción entre Irán, Francia y Luxemburgo, fechada en el año en curso, de 105 minutos de absorbente metraje. Muy bien fotografiada por Amin Jaferi, su reparto coral y mayoritariamente no profesional le añade verosimilitud y una aplastante sinceridad a lo narrado. Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, todos los reconocimientos le son debidos, representará a Francia en el Oscar a la Mejor Película Internacional.
Es una de las elegidas para debatir en la próxima sesión de nuestra tertulia de cine Luis Casal Pereyra, que tendrá lugar el MIÉRCOLES, 5 DE NOVIEMBRE, A LAS 19.30, EN CASA DEL LIBRO VELÁZQUEZ. VÉANLA CUANTO ANTES Y NI SE LES OCURRA PERDÉRSELA.
Artículo compartido, publicado en el Blog de Cine de Carmen Jiménez (25/10/2025), «Sevilla cinéfila»: https:https://sevillacinefila.com/2025/10/25/un
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