«THE BRUTALIST»:

HOLOCAUSTO Y GENOCIDIO
Por Carmen Jiménez
Se la ha descrito, en las muy autorizadas opiniones de gentes expertas de la crítica, como una obra maestra de dimensiones colosales… de hondura, emoción, desgarro y simple belleza, una catedral cinematográfica, extraordinaria, redonda y rotunda, misteriosa, imprevisible y muy atractiva.
Se la ha reconocido con múltiples candidaturas y nominaciones como 10 a los Oscar y galardones como 3 Globos de Oro a la Mejor Película (Drama), Mejor Dirección a Brady Corbet– intérprete de cine y televisión, guionista y cineasta norteamericano, cosecha del 88, del que es su tercera película – y al Mejor Actor (Drama) para Adrien Brody.
Esta firmante piensa que esta coproducción entre Estados Unidos y Reino Unido, de 215 minutos de metraje, con un descanso de 15 minutado en la pantalla – que recorre, dividida en capítulos, con sus epígrafes y franjas temporales, buena parte del siglo pasado entre el año 47 hasta los 80 –merece algunas de las aclamaciones citadas.

E incluso añadiría algunas más como una factura impecable y nada convencional, -excelentes sus fotografía, de Lol Crawley, y banda sonora, de Daniel Blumberg. Como el acierto de sus epígrafes ya citados, a excepción del último, algo apresurado en opinión de quien esto firma.
E incluso añadiría otras como su cualidad, tan rara, de ser «más grande que la vida». Como el respeto, la empatía y la admiración hacia los personajes femeninos. Como un reparto en estado de gracia, en el que sobresalen un inmenso Adrien Brody, que el 2 de marzo recogerá el Oscar al Mejor Actor, la fuerza trágica de Felicity Jones o la elegante e implacable villanía de Guy Pierce.

O cómo da cuenta de las tensiones entre un creador y su mecenas, entre los conflictos de clase y artísticos, en el poder del quien paga, manda. O como…
PERO, así en grandes mayúsculas, vuelve a hacer una descarada apología de un sionismo sufriente y de Israel como tierra prometida. Un sionismo, con la honrosa excepción de esa población judía que se manifiesta contra las matanzas, ahora devastador y genocida.
Nadie niega el holocausto de ese pueblo, un holocausto del que no fueron las únicas víctimas, aunque sí la inmensa mayoría. Nadie debería negar tampoco el genocidio que están perpetrando contra el pueblo palestino.
Escrito queda.
Artículo publicadado en el Blog de Cine de Carmen Jiménez, «Sevilla cinéfila»: https://sevillacinefila.com/