
«LOS TORTUGA»: DELIA Y ANABEL
Por Carmen Jiménez

Delia y Anabel son madre e hija. Delia es una emigrante chilena que trabaja como taxista en la Barcelona de noche, el turno más duro y el más rentable. Es una mujer fuerte, de voluntad inquebrantable, que ha encontrado el mayor cobijo afectivo en sus compañeras, ellas sobre todo, y compañeros.
Tiene una familia política en Jaén, regentando un viejo hostal y trabajando en la aceituna, a quienes quiere mucho y por quienes es correspondida, sobre todo en el caso de su cuñada, y otra carnal, madre y hermano, en su país natal con quienes contacta con video llamada, aunque no le cuente a la anciana y frágil señora toda la verdad. Pero el amor de su vida es su hija Anabel, con quien tiene una relación extrema de tanta complicidad y cariño como de confrontación y duras aristas.

Delia y Anabel perdieron, en un estúpido accidente, a su marido y padre respectivamente. Ambas llevan el duelo de manera antagónica, pues Delia se cierra en banda a mencionarlo mientras que Anabel cultiva su recuerdo cada día, desde la nostalgia hasta ritos entre la religión y la superstición, alentados por sus deudos paternos, que su progenitora rechaza de plano.
Anabel es una chica de 18 años muy trabajadora, madura, sensible y responsable. Dueña de 200 olivos heredados de su progenitor, cuyos frutos comparte con sus allegados paternos aunque sigan siendo de su propiedad, ha iniciado Comunicación Audiovisual y se muestra muy contenta con las prácticas de cine de esta disciplina.

En este contexto, ambas reciben una terrible e inesperada noticia, que hace que la chica abandone sus queridos estudios y vuelva con su madre a la Jaén de sus raíces paternas. Allí, entre el calor afectivo de su entorno y las catarsis emocionales necesarias con su madre, deberá tomar una decisión clave para su futuro.
La guionista y cineasta Belén Funes –cosecha del 84, cuya ópera prima fue la muy celebrada y galardonada ‘La hija de un ladrón’ (2019)- narra esta historia tan personal como política, tan íntima como social, con una mirada amplia y sutil, desgarradora y contenida, intensa y delicada, sin rehuir, ni poner paños calientes, a una realidad hostil, a un stablishment capitalista feroz, que golpea a las personas más vulnerables.

Narra esta historia sobre una relación esencial, sobre las formas de enfrentarse a una pérdida irreversible, sobre el exilio forzoso y la integración, sobre las expectativas en dos ciudades y en dos ambientes tan distintos como el rural jienense y el urbanita barcelonés, con un talento y una madurez notables en su forma y en su fondo, en su narrativa y puesta en escena, apoyada en un guion modélico justamente premiado en Málaga, junto a la Mejor Dirección y al Especial del Jurado. Todos los reconocimientos le son debidos.
Coproducción hispano-chilena, fechada en 2024, de 109 minutos de metraje. La escribe la propia directora junto a Marçal Cebrián. Su excelente fotografía la firma Diego Cabezas y su matizada banda sonora, Paloma Peñarrubia. Entre un sólido reparto, cabe destacar a la eminente Antonia Zegers y el descubrimiento de Elvira Lara.
VÉANLA SIN FALTA
Artículo compartido, publicado en el Blog de Cine de Carmen Jiménez, «Sevilla cinéfila»: https://sevillacinefila.com/