Mujeres del Sur

MERCEDES FORMICA:

LA GRAN OLVIDADA DEL FEMINISMO OFICIAL

.-Gaditana, abogada y periodista, Mercedes Formica (Cádiz 1913- Málaga 2002), ha sido una figura compleja del feminismo español cuyos inicios falangistas no anulan el impacto de su constante lucha en el avance de los derechos de las mujeres.

.-“Nunca estuve entre los fachas. Me colocaron la etiqueta de fascista y nadie se preocupó en saber si lo era o no. Nadie se ocupó de mi labor”, dijo.

.- Manuela Carmena le dedicó una calle en Madrid “por denunciar la vida de las mujeres víctimas de violencia”.

.-Sin embargo su paisano Kichi, -del mismo partido de Carmena-, cuando fue alcalde de Cádiz quitó un busto suyo de Plaza del Palillero por su vinculación a la Falange (1933), formación de la que se desengañaría tres años después tras el asesinato de Primo de Rivera.

.- Como abogada en ejercicio en los años 50, se ocupó de denunciar la violencia machista, en un tiempo en el que estos casos se obviaban, y fue tal su empeñó que consiguió la primera reforma del Código Civil, la llamada “Reformica”.

.-La «Reformica» – y la repercusión de un artículo suyo en ABC- logró que la dictadura franquista eliminara del Código Civil (1958), el llamado «depósito de la mujer», que obligaba a la esposa a abandonar el domicilio familiar y residir en otro lugar bajo la vigilancia de «un depositario» si así lo decidía el marido cuando el matrimonio se rompía.

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Por Clara Guzmán

A la gaditana Mercedes Formica le cayó el sambenito de ser de derechas, fascista, para silenciar sus logros en materia jurista y literaria a favor de la mujer en tiempos del franquismo. Mercedes se había afiliado a la Falange y fue joseantoniana hasta que el líder fue fusilado y la formación política tomó otros derroteros.

Como abogada, se ocupó de denunciar la violencia machista, en un tiempo en el que estos casos se obviaban, y fue tal su empeñó que consiguió la primera reforma del Código Civil, la llamada “Reformica”, en honor a su apellido, y de otros cuerpos legales, para incluir derechos a las mujeres. La primera reforma desde su promulgación en 1889.
Como literata, fue una cronista de la situación socioeconómica y legal de las mujeres de su época, recluidas en el hogar y sin poder alzar la voz.
Mercedes Formica nace en 1913 en Cádiz, en el seno de una familia perteneciente a la burguesía de principios del siglo XX. Su padre, José Formica-Corsi, natural de Mataró, llegó a tener fama como ingeniero industrial. Formado en Lille con el matrimonio Curie, se estableció en la capital gaditana en torno a 1905. Su madre, Amalia Hezode, de Cádiz, era descendiente también de una importante saga de ingenieros y marinos. El matrimonio tuvo cinco hijas y un varón.

PIONERA EN LOS ESTUDIOS

Mercedes Formica

El anhelo de la madre de Formica consistía en inculcarles la vía de los estudios como medio para alcanzar la independencia económica, a fin de que contemplasen el matrimonio como una opción en la que primase el amor y no como plataforma para colocarse en sociedad. Las estudiantes en esa época eran vistas como una mezcla de cómicas y prostitutas. No desistió y su hija Mercedes fue la primera alumna en estudiar el bachillerato en el Colegio del Valle de Sevilla. Después se matriculó en Filosofía y Letras, pero modificó algunas asignaturas por otras de Derecho, circunstancia que la convirtió en pionera de esta facultad de la Universidad de Sevilla, a la que tuvo que asistir acompañada de una señorita de compañía, que en Andalucía se llamaba doña. Al alternar varios estudios tuvo como profesor de Literatura a Jorge Guillén, por quien profesó una gran admiración.
La Sevilla de los primeros años 30, republicana e intelectual, marcó esta etapa de su vida. Su condición universitaria le permitía introducirse en espacios donde imperaba la cultura y el conocimiento. La filosofía de Ortega y Gasset sería la que más influyese en su manera de pensar. Años de tolerancia académica, saber y libertad que Mercedes Formica vivió como alumna de la Universidad de Sevilla hasta que recibió un duro golpe que le produjo un hondo desengaño.
El matrimonio de los padres de Formica llega a su fin en el otoño de 1933. La Ley de Divorcio del 2 de marzo de 1932, a pesar de marcar un hito en España, no era del todo progresista, debido al conservadurismo de la sociedad y a la ausencia de perspectivas de género en las cuestiones jurídicas.

FALANGE ESPAÑOLA

Mercedes Formica

Coincidiendo con aquel momento difícil de la vida de Mercedes Formica, apareció en la escena política un movimiento denominado Falange Española, liderado por José Antonio Primo de Rivera, abogado de profesión. El movimiento falangista era entendido como la oposición a la República, una vez diluido el sentimiento monárquico.

La joven universitaria Mercedes Formica, ya instalada en Madrid (se va con su madre y hermanas tras el divorcio de los padres) y dispuesta a retomar sus estudios de Derecho en la Universidad Central, había oído por la radio el discurso fundacional de José Antonio Primo de Rivera en el Teatro de la Comedia. Llamó la atención la frase en la que decía que su propuesta no era de izquierdas ni de derechas. “No somos un partido de derechas que, por conservarlo todo, conserva hasta lo injusto, ni de izquierdas que, por destruirlo todo, destruye hasta lo bueno”.  Y decidió afiliarse a Falange desde el Sindicato Español Universitario (SEU)

EL PELIGRO DE UNA FOTO

Mercedes Formica

Mercedes Formica adquirió relevancia dentro del SEU. En abril de 1935 analizó la situación de la mujer falangista en el I Consejo Nacional y consiguió, tras su intervención, que se fundara una rama femenina dentro del organismo. Así las mujeres universitarias falangistas tendrían entidad propia, pues, hasta ese momento, habían sido dirigidas por los camaradas varones. Formica fue la primera delegada de la Facultad de Derecho de Madrid.
Al finalizar aquel Consejo, se retrató junto a José Antonio Primo de Rivera y otros falangistas, ataviada con el uniforme del Movimiento.

Años después reconocería que haberse retratado tan joven en aquel ambiente le ocasionó serios inconvenientes.

Mercedes se desvincula de Falange Española tras el fusilamiento de José Antonio el 20 de noviembre de 1936. Por tanto, fue una de las primeras en entrar en Falange y también en abandonar la formación. Formica estableció diferencias entre la Falange original de José Antonio y la que resultó con Franco. Jamás defendió que de una contienda pudiera emerger una Nueva España”. “Lo que hay que lograr es que jamás se produzca una Guerra Civil”.


“Nunca estuve entre los fachas. Me colocaron la etiqueta de fascista y nadie se preocupó en saber si lo era o no. Nadie se ocupó de mi labor”.
Le produjo un hondo dolor que desde el feminismo no se reconociese su trabajo. Por tanto, se falta a la verdad si los logros obtenidos por Formica se relacionan con la Falange o con el régimen de Franco. Mercedes fue una visionaria de la igualdad en España.

LA MERCEDES LITERARIA

Mercedes Formica

Empezó a publicar en los años cuarenta, pero la literatura de mayor envergadura llegó en la década de los cincuenta, que coincide con el comienzo de su actividad como abogada, donde trataba, por ejemplo, el “depósito de la mujer”: Ya fuese durante la República o durante el régimen de Franco, en caso de divorcio o separación, el “depósito de la mujer” estaba vigente y la distribución de los hijos no siempre se hacía con resultado favorable para la mujer. Consistía en obligar a la esposa a abandonar el domicilio familiar y residir en otro lugar bajo la vigilancia de «un depositario» propuesto por el marido, que podía ser incluso un convento. Formica lo eliminó con su “Reformica”.
Fue una de las tres abogadas en activo del Madrid de los años 50 junto a Pilar Jaraiz Franco, sobrina de Franco, y Josefina Bartomeu. Asimismo, colaboró en algunas asesorías, en el Instituto de Estudios Políticos y entró a formar parte del diario ABC.

EL FEMINISMO CON CONCIENCIA HISTÓRICA

Mercedes Formica

Sus clientas, en su mayoría mujeres maltratadas o víctimas de abuso de poder, le ayudaron a conocer la verdadera situación de la mujer española que no se aprendía en los libros.

Además de una prolífica producción literaria, a lo largo de su vida, Formica se dedicó a estudiar el papel de la mujer con perspectiva histórica, quizá para reflejar una de sus grandes teorías: el feminismo debe entenderse con conciencia histórica; es decir, estudiando a la mujer desde su tradicional estado de sumisión al hombre hasta su liberación y emancipación conforme aumentaba el nivel cultural. Para ella, la “adelantada del feminismo” siempre fue la Institución Libre de Enseñanza.

No sólo el nombre de Mercedes Formica comenzaba a oírse en el mundo literario, las denuncias a favor de los más débiles, las mujeres y los niños iban a sonar con fuerza en la sociedad y en los círculos políticos del momento. Estamos en la década de los cincuenta del siglo pasado. El caso con el que consiguió más notoriedad fue el de Antonia Pernia Obrador, una madrileña que agonizaba en un hospital de la capital por las más de diez cuchilladas que recibió de manos de su marido y de las que sobrevivió gracias a la penicilina.

EL DOMICILIO CONYUGAL

El 7 de noviembre de 1953 Mercedes Formica publica en ABC “El domicilio conyugal”. Tras tres meses retenido por la censura, el artículo será impreso bajo la responsabilidad del director del medio, Luis Calvo, generándose un debate sin precedentes en la España franquista. El periódico recibió más de cien cartas diarias, mientras se publicaban artículos y tribunas debatiendo lo denunciado por la abogada gaditana.
El aullido desesperado de Mercedes Formica traspasó nuestras fronteras. La agencia Magnum, dirigida por Robert Capa, envió a su única reportera, Inge Morath, que retrató a nuestra protagonista como parte del reportaje “WorldofWomen”, en el que aparecía junto a la científica norteamericana Eugenie Clark, la doctora Han Suyin y la reina Federica de Grecia.
The New York Times”, la revista “Time”, “TheDailyTelegraph” y otros medios europeos e hispanoamericanos, además de la prensa española, se hicieron eco de la voz de la abogada que solicitaba que la mujer dejase de ser una ciudadana de segunda categoría y reclamaba atención hacia los menores que, en trance de separación matrimonial, se veían gravemente afectados, al ser arrebatados de sus madres.

INSTANCIA DE PARTE

“La ley es una trampa dispuesta para que caigamos en ella las mujeres”. Esta sentencia se esconde entre las líneas de una novela publicada en 1955. Un año en el que la censura franquista era implacable, y una mujer la escribió bajo el seudónimo de Demetrio Ron. El nombre del libro, «A instancia de parte». Su verdadera autora, Mercedes Formica.

La novela obtuvo el premio Cid de la cadena SER.

El asunto central era el desigual trato dado al adulterio según lo cometiese un hombre o una mujer, de acuerdo con lo expresado en el artículo 105 del Código Civil.

Durante la República el adulterio se consideró causa de divorcio sin hacer distinción de sexo. En el régimen de Franco, el adulterio se penaba con prisión menor y se perseguía a instancia de la parte ofendida; es decir, del marido. Las leyes marcaban tanto la diferencia entre los sexos que, aunque no existiera adulterio por parte de la mujer, el marido, quizá cansado de ella, podía orquestar incluso una encerrona con la ayuda de algún cómplice para hacer simular un adulterio. Así, al ser delito y causa de separación, el marido quedaba liberado para poder iniciar una nueva vida, permanecía con sus hijos, si los tenía y la esposa, cazada en la trampa, era depositada y finalmente condenada pudiendo ser inocente.

Además, si al marido le daba por matar a la mujer adúltera o no, el artículo 428 del Código Penal de 1944 amparaba la decisión, porque, por encima de todo, estaba la honra masculina. Es lo que se denominaba “licencia para matar” vigente hasta 1961. El adulterio fue despenalizado en 1978.

Aurelia, la protagonista de “Instancia de parte” nunca cometió adulterio, sino que se dio apariencia de que lo había cometido y fue acusada de ello. El artículo 428 del Código Penal de 1944 era deudor del artículo 438 del Código Penal de 1870.

Puede apreciarse que las cuestiones jurídicas o la denuncia de las injusticias en general interesaron a Mercedes Formica y así lo reflejó en su literatura. En ella se presenta un curioso ejemplo de escritora-abogada que podía plantear sus argumentos al tiempo que redactaba las demandas.  En “A instancia de parte” se observa la situación de las mujeres en las leyes, una cuestión poco tratada en la narrativa escrita por mujeres en aquellos años.

ENTREVISTA CON FRANCO

Mercedes Formica

Después de mucho porfiar, de hablar y procurar despertar el interés de políticos y personas influyentes, Mercedes Formica pidió audiencia a Franco. Le fue concedida y allí se presentó con un discurso bien preparado y breve, pues temía que le diesen unos minutos. Ella habló y explicó que era una vergüenza que las mujeres en España, si se separaban o el marido las dejaba, no tuviesen derecho a la vivienda, ni siquiera cuando los hijos quedaban a su cargo. El general escuchó sin interrumpir y contestó a su exposición con una frase asombrosa:


«Pero, vamos a ver. ¿Esto no lo había arreglado la República?»


Como consecuencia de la campaña creada por la abogada, en el mes de julio de 1956 en el Juzgado de Primera Instancia n.º 3 de Madrid se emitió una sentencia en la que el magistrado resolvió que la esposa siguiera viviendo en el domicilio conyugal, debiendo abandonarlo el marido. Esta sentencia animó a muchas mujeres, que se dirigieron a la prensa exponiendo la precaria situación en la que quedaron después de una sentencia contraria a ellas.

Cinco años después de la publicación de “El domicilio conyugal” se logró una modificación del Código Civil, llamada “La Reformica”, en honor del apellido de Mercedes. La reforma de 1958 sustituyó el concepto “casa del marido”, por el de “vivienda común del matrimonio”, a efectos de determinar, en caso de separación, cuál de los cónyuges quedaría con el uso de la vivienda. Desde entonces, los jueces pudieron decretar que fuese la mujer quien disfrutase de la vivienda conyugal tras la separación. También eliminó la figura degradante del “depósito de la mujer”, y permitió que las mujeres viudas que contrajesen nuevo matrimonio pudieran mantener la patria potestad sobre sus hijos.

Asimismo se limitaron los poderes casi absolutos que tenía el marido para administrar y vender los bienes del matrimonio, dentro del marco establecido en la ley que, en su exposición de motivos, establece que el sexo no puede originar desigualdades.
Formica reclamó la eliminación de otros preceptos legales que atentaban contra la dignidad de la mujer, como el tratamiento discriminatorio de la mujer adúltera frente al hombre adúltero en el Código Penal vigente entonces. En total logró la modificación de 66 artículos.

EL OLVIDO DE MERCEDES FORMICA

La excalcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, le puso un busto en la Plaza del Palillero, que le quitó el exalcalde Kichi.

Mercedes Formica murió el año 2002 a causa de la enfermedad de Alzheimer. El olvido, cuando no el desprecio a su obra, es en gran parte una mezcla de política y machismo. Y yo añado de ignorancia.
En octubre de 2015, al poco de acceder al poder por Cádiz Sí Se Puede (Podemos) y Ganar Cádiz en Común, el alcalde José María González Santos, Kichi, ordenó la retirada de un busto en bronce descubierto en 2014 a las puertas del Centro Integral de la Mujer, en la céntrica plaza del Palillero de Cádiz. Se retiró por haber sido “falangista” como sinónimo de fascista y “golpista” y “fiel a la obra de Franco” y defensora del modelo de mujer abnegada del régimen”.
La sorpresa llegó cuando el Ayuntamiento de Madrid, que dirigía Manuela Carmena, de similar signo político que el gaditano y jueza emérita en la actualidad, decidió homenajearla con una calle en mayo de 2018, después de determinarlo el Comisionado de la Memoria Histórica, “por denunciar la vida de las mujeres víctimas de violencia”.

Clara Guzmán, nacida en Ceuta, es periodista. Trabajó en EL Correo de Andalucía y después 25 años en ABC de Sevilla. Puedes seguirla en su blog «telademoda.com».