«LAS MUJERES IMPULSAMOS EL LIDERAZGO HORIZONTAL«
-Alzaga dirige el Centro de Arqueología Subacuática del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y cuenta con un equipo de alto rendimiento formado por 8 mujeres.
– Desde hace 25 años trabaja en la Carta Arqueológica Subacuática, un catálogo pionero en Andalucía que recoge y estudia más de 100 yacimientos y restos de 2.000 naufragios, la mayoría en el Golfo de Cádiz, la desembocadura del Guadalquivir y el Estrecho.
– Actualmente se enfrenta al reto del traslado del pecio «Delta 1», hundido en el siglo XVII en Cádiz, operación sin precedente y necesaria para terminar obras de infraestructura del puerto.
– Las claves de la eficacia de su equipo de trabajo las ha plasmado en un Decálogo de buenas prácticas que prima las relaciones horizontales frente a la jerarquía tradicional.
El fondo del mar no tiene secretos para ella, al menos en la inmensa Bahía de Cádiz. Lo conoce como la palma de su mano y sabe en qué punto están localizados los restos en la zona de más de 2.000 naufragios que han puesto crespones negros en nuestra intensa y belicosa historia marinera. «No ha sido fácil», reconoce esta vasca de acento atemperado que coordina y dirige el aleteo laboral de ocho curtidas sirenas empeñadas en proteger bajo las olas un patrimonio desconocido para el resto de los mortales. Ellas, todas, saben que están haciendo historia y Milagros Alzaga lo resalta: «sin prisa, con paciencia, constancia y perseverancia».
Por Nani Carvajal
Nació en San Sebastián, pronto cumplirá 58 años y se siente plenamente andaluza, choquera para precisar, pues a su padre lo trasladaron a Huelva cuando ella sólo tenía 7 años. Aquí en Andalucía ha vivido toda su vida, aquí nació su hermana y aquí desarrolló su vocación -su «amor», como ella dice- por la Arqueología, aunque por motivos económicos no pudo entonces iniciar estudios de esa especialidad y se decidió por Geografía e Historia:
M.A.: –«Como era lo que me gustaba, desde muy pronto empecé a vincularme con instituciones o personas que trabajaban en la Arqueología y durante siete años colaboré en el Museo de de Huelva, pero me entró y pudo más el gusanillo por la Arqueología subacuática».
EL AZAR Y LA NECESIDAD
Quiso el destino que por aquellos años de finales del siglo pasado, en los que el motor del 92 sacó a flote tantos déficits de nuestra cultura, el entusiasmo de la Junta de Andalucía se inclinara, al fin, por verificar los gloriosos supuestos que esconde nuestro subsuelo marino coronado por 950 kilómetros de costa.
M.A.: –«Tuve la oportunidad de que en aquellos momentos Andalucía se marcara recuperar su patrimonio subacuático arqueológico. El IAPH (Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, creado en el 87, con sede en Sevilla) aprobó entonces (1997) un proyecto general de investigación que aparte de explorar una zona concreta de la Bahía de Cádiz, tenía también como misión formar a personal en esta disciplina. Por suerte conseguí poder entrar a trabajar en este proyecto en el que nos dieron el primer curso de buceo y, a partir de ahí, se han ido desarrollado una serie de momentos claves en mi vida que han hecho que esta sea mi profesión. como siempre deseé.»
El azar, la necesidad o las dos cosas le han permitido a Milagros Alzaga llegar hoy a ser la responsable de proyectos de envergadura internacional. Uno de ellos es la Carta de Arqueología Subacuática de Andalucía, un catálogo tan valioso para la historia de nuestro patrimonio como decepcionante para los numerosos cazatesoros que empiezan a comprobar cómo la protección oficial de los pecios pone coto a su pillaje.
M.A.: –«La Carta Arqueológica Subacuática la iniciamos con un proceso de documentación muy amplio. Además de usar archivos y bibliografía hicimos una recopilación de hallazgos casuales, también de elementos que no conocíamos aunque sí la gente del mar y de actividades arqueológicas que se habían hecho antes.»
«Con la Carta podemos hoy proteger las áreas donde se encuentra este patrimonio tan delicado. Prospectando, excavando o buceando le aplicamos los medios de conservación que están a nuestro alcance, teniendo siempre en cuenta que se trata de elementos que no se pueden sacar del agua y de hecho, la mayoría se mantiene in situ, tal como dictan las normas de la Unesco. Y es que se trata de piezas acostumbradas a estar en ese medio submarino que se perderían si las sacamos al medio aéreo sin las medidas de conservación adecuadas. Tanto la madera, como el metal o la cerámica se resquebrajan enseguida en cuanto les aparecen las sales.»
La Carta ha sido consultada hasta ahora por más de 4.500 especialistas, profesionales y personas interesadas en el patrimonio arqueológico subacuático procedentes de 12 países. Se trata de una información muy valiosa, imprescindible para la documentación histórica de cualquier territorio y, de hecho, así lo han entendido las comunidades autónomas que no dudan en elaborar las suyas propias: «También el ministerio de Cultura tiene mucho que decir, confirma Milagros Alzaga. «Sus cartas arqueológicas se elaboran a nivel de aguas continentales o de pecios que se encuentren en aguas internacionales».
LOCALIZADOS MÁS DE 2.000 NAUFRAGIOS
Las aguas marítimas andaluzas esconden pecios identificados en las zonas de El Águila en Almería, Camposoto en Cádiz, Matagrana en Huelva o Los Santos en Málaga. Los 25 años de prospecciones y excavaciones del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía (CAS), con sede en el Balneario de La Palma y el Real de Cádiz, han permitido que se conozcan más de 100 yacimientos arqueológicos y 128 áreas de potencial arqueológico, con una cronología que abarca desde la Protohistoria hasta la Edad Contemporánea. Sus documentos hablan de unos 2.000 naufragios históricos sólo en aguas andaluzas, muchos en el Golfo de Cádiz o en la desmbocadura del Guadalquivir donde se produjeron numerosos hundimientos de navíos procedentes del comercio con América. Sus restos son ya objeto de medidas de protección. Actualmente, junto con el de Andalucía, hay Centros de Arqueología Subacuática en Cataluña, Valencia y Cartagena, donde se encuentra también el Museo Nacional de esta especialidad
LA DESCONFIANZA MACHISTA
Milagros Alzaga empezó a trabajar en el Centro de Arqueología Subacuática (CAS) en un tiempo (1997) en el que todavía la mayoría de la gente relacionaba las excavaciones en el fondo marino con la búsqueda de arcones llenos de monedas de plata y objetos valiosos de incalculable cotización fuera del agua. Poco a poco esa percepción ha ido cambiando igual que la desconfianza en la capacidad de las mujeres para realizar esas inmersiones prospectivas y científicas obligatorias para el análisis de esos vestigios que duermen en los mares.
Alzaga, tercera directora del CAS, y las ocho mujeres que integran la plantilla, todas con titulación superior y dominio del buceo tanto profesional como deportivo, han ido poco a poco logrando disipar esas reticencias.
M. del S.: El proyecto de investigación subacuática de la Bahía de Cádiz puesto en marcha por el CAS, ha logrado atraer desde su inicio a más mujeres que hombres. Como lideresa de un equipo de mujeres que realiza actividades de alto riesgo, ¿cuáles han sido los principales desafíos que se os han presentado y cómo habéis superado la típica desconfianza machista?
M.A.: –«Nos ha costado. No es que seamos mujeres y todo el mundo nos abriese los brazos, no. Al contrario: no lo tuvimos fácil. Al principio había una falta de reconocimiento de nuestras habilidades para realizar un trabajo tan especial. A mi me decían: ‘Tienes que llevar mucho peso, ¿vas a poder?’, ‘¿Tú sabes bucear?’ ‘Hay que trabajar debajo del agua ¿vas a estar preparada?’, como si no fuésemos capaces de llevar a cabo una investigación sumergidas… Y sí, poco a poco todo eso ha ido cambiando… pero lo cierto es que en momentos puntuales se ponía en duda tu capacidad y tenías que demostrarla. Te respetan cuando te ven trabajar, aunque hay que reconocer que el Centro de Arqueología Subacuática siempre ha estado coordinado por una mujer. En ese sentido no podemos decir que el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) no haya apostado por las mujeres.»
Pero hay algo más que ha influído en estas buzas, mujeres, y sobradamente preparadas a la hora de acreditar su valía:
M.A.: –«Si lo hemos conseguido ha sido porque nos gusta mucho nuestra profesión, la sentimos, y también porque entre nosotras, cada una dentro de su especialidad, nos complementamos y todas somos necesarias para realizar este trabajo en equipo.»
La eficacia de este equipo de mujeres valientes, que se echa a la espalda casi 20 kilos de peso cada vez que su actividad laboral les requiere escudriñar nuestros mares, se pondrá otra vez a prueba en las próximas semanas. Les toca ahora sacar a la superficie el pecio Delta 1, un barco del siglo XVII dotado de 28 cañones fundidos en Suecia, que se hundió en la Bahía gaditana cargado, entre otras riquezas, de lingotes de plata procedentes de minas bolivianas de los que se han podido conservar 22.
EL DELTA 1, UN PECIO AMBULANTE
Cuenta Milagros Alzaga que el Delta 1, como se bautizó al barco porque se desconoce por ahora su verdadero nombre, fue localizado en 2011 durante la construcción de la nueva terminal de contenedores de Cádiz. Como estaba encallado en una zona que entorpecía el desarrollo de las obras ya hubo entonces que cambiarlo de sitio. «En aquel momento se excavó pero el estudio de la arquitectura naval del barco que hicimos entonces no fue suficiente». Esa investigación podrá ser ahora completada ya que el pecio tendrá que ser sacado a la superficie para realizar la segunda fase de esas mismas obras de infraestructuras que pretenden acrecentar la terminal de contenedores y que avanzan, precisamente, hacia dónde está el buque hundido.
–«Con la idea de compatibilizar estas obras con la conservación del pecio lo que vamos a hacer es extraerlo para analizarlo en el muelle 5 de Navantia, en Cádiz. Ya estamos trabajando en ello, pero que nadie se crea que va a salir un barco entero» dice Milagors Alzaga. «Lo que se conserva del buque es la parte de abajo, lo que llamamos el Plan, de veinte metros de eslora por ocho metros de manga. Se trata de una estructura potente de la que ya sabemos por la excavación que se hizo en 2013, que data de la segunda mitad del siglo XVII, por los cañones y los lingotes de plata que llevaba procedentes de las minas de Oruro y de Potosí (BoliviA), que mantienen unas marcas características obligadas por una Orden dictada en 1651. En el barco también se localizó una campana con la leyenda ‘Jesús, María y José’ datada en 1751, además de cerámicas, vidrio, liendreras, suelas de zapatos o huesos de animales que ayudaron a contextualizarlo».
En esta operación «sin precedentes» intervienen además de Milagros Alzaga, otras mujeres sobre las que igualmente recae gran parte de responsabilidad. Hablamos de Nuria Rodríguez Mariscal, especialista en arquitectura naval y miembro del equipo de Alzaga, y de Teófila Martínez, alcaldesa de ciudad durante 20 años ( 1995-2015) y presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) desde 2019. Martínez ha confirmado que la Autoridad Portuaria ha invertido 2,6 millones de euros en este proyecto para cumplir con el compromiso de investigar el patrimonio sumergido en aguas de la Bahía: “La obra nos ha ofrecido la oportunidad de conocer restos arqueológicos de un valor incalculable que de otra forma no hubiera sido posible», ha dicho.
La coordinación entre la Autoridad Portuaria, el CAS y Capitanía Marítima ha sido imprescindible para poder afrontar los nuevos análisis que se pretenden hacer del buque y que, curiosamente, saldrán a la superficie al mismo tiempo él: «Podremos descubrir cómo se construían los barcos en el siglo XVII, pues no tenemos conocimiento, salvo una serie de órdenes, que son unos documentos donde se explica el calado que debían tener, la longitud máxima o los sistemas de clavazón, pero no cómo era la construcción», dijo Milagros Alzaga durante la rueda de prensa de presentación del proyecto en la sede de la APBA. «Y también saber el nombre del barco, que aunque difícil hay que intentarlo, pues incrementará el conocimiento de su historia, nos permitiría saber dónde ha sido construido, cómo desarrolló su vida útil, qué hacía en el puerto de Cádiz y cómo se hundió», avanzó.
Las conclusiones de la investigación serán recreadas en 3D y se divulgarán «para que la sociedad las conozca», añade la jefa del CAS. «Cádiz está unido a dos grandes hitos, su posición geográfica y su puerto, que ha sido su gran motor económico, el que ha impulsado el comercio, la interculturalidad y que durante tres siglos fuera junto al de Sevilla puerto de América», concluyó Milagros Alzaga en la misma rueda de prensa en la que también se supo que a los 2,6 millones de euros invertidos en esta gran operación hay que añadir 3 millones de euros más a causa de la revisión del proyecto ante los restos encontrados y la indemnización a la constructora por lo que supuso la paralización de la primera fase de la obra.
UNA OPERACIÓN SIN PRECEDENTES
Sacar el Delta 1 a la superficie y completar su estudio llevará varios meses de trabajo al equipo especializado de buzas arqueólogas del CAS. Nuria Rodríguez Mariscal, especialista en Arquitectura naval, es quien va a dirigir esa investigación que Milagros Alzaga coordina y nos detalla paso a paso, pues ya han hecho trabajos similares en otros pecios.
M.A.: –«Lo que queda de los restos del barco Delta se llevará al muelle 5 de Navantia, bajo una carpa de veinticinco metros por veinte, con un sistema que lo mantenga húmedo. Así estudiaremos todas las capas constructivas: primero el forro interno y después el externo. Cada una de las maderas va a ser fotografiada y escaneada y se tomarán muestras de todas ellas para hacer estudios de la cronología, del tipo de madera y, si tenemos suerte, podríamos también saber cuando se cortó el árbol del que salió la pieza».
MATARILE, RILE, RILE…
Da vértigo sólo pensar en la tarea que tienen por delante estas profesionales, conscientes encima de que cargan con esa sospecha más o menos remota de discriminación de género de la que tienen que liberarse sí o sí, a fuerza de demostrar su capacidad de trabajo. Me tengo que sentar antes de preguntarle a Milagros.
M. del S.: -El equipo de Arqueología Subacuática del CAS ha logrado salir airoso de proyectos de mucha envergadura, con un trabajo impecable ampliamente reconocido. Mientras la gente se pregunta cómo lo hacen a mí me viene a la memoria aquella cantinela infantil de las llave que se perdieron en el fondo del mar y que suena a matarile, rile, rile… A lo mejor las han encontrado bajo las aguas y abren con ellas eso que se llama «liderazgo horizontal».
M.A.: –«En nuestro trabajo la labor en equipo no es una obligación sino una necesidad. Por eso es importante crear un liderazgo femenino comunicativo, que encuentre un equilibrio saludable entre nuestra dedicación laboral y nuestra vida personal porque no somos máquinas. Nuestros ejes son el respeto y la empatía».
«Las mujeres, añade, impulsamos un liderazgo más horizontal, menos jerárquico que el masculino aunque, claro, siempre hay excepciones. En mi caso procuro que esas relaciones horizontales me permitan crear un ambiente laboral inclusivo donde todas las voces sean valoradas desde un enfoque colaborativo, comunicativo, y, sobre todo, empático, sin que por supuesto falte el sentido del humor».
LAS BUENAS PRÁCTICAS
Curiosamente, el secreto de la eficacia del equipo de arqueólogas del CAS acaba también de ser sacado a flote por sus protagonistas. Donde algunas quisimos ver la magia de esas llaves inocentes perdidas y encontradas en el fondo del mar, estas mujeres apuntan al esfuerzo, convencimiento y decisión a modo de Decálogo de buenas prácticas. Un documento si no pionero al menos poco habitual, elaborado por este el grupo de buzas a petición del Área de Recursos Humanos de su propia empresa, el IAPH.
M.A.: -«Aunque nos extrañó que nos encargaran desarrollar este decálogo, cada una de nosotras contribuyó aportando los hitos que consideraba propios de nuestra forma de trabajar. Y para nuestra sopresa coincidimos en todos ellos y terminaron formando parte de un catálogo consensuado que presentamos públicamente en su momento».
¿Que dónde está el mérito de etiquetar lo propio cuando estas mujeres son capaces de catalogar, cuaderna a cuaderna, el esqueleto de busques varados en el fondo marino, más antiguos que un tambor y envueltos en sedimentos caducados desde hace siglos? Pues lo tiene y con doble intención:
M.A.: –«Compartir nuestras claves de trabajo en equipo persigue por un lado, permitir que se nos indique aquello que podemos mejorar y por otro, ofrecer una especie de recurso común a los grupos que consideren oportuno aplicar estas recetas en sus entornos de trabajo».
Y no es fácil, aunque basta con usar las fórmulas del respeto, la cooperación, la confianza, el buen humor, la comunicación, el compromiso, la proactividad, la flexibilidad, las vivencias y la empatía. Milagros Alzaga ha podido pero ya venía curtida: desde chica supo compartir la grandeza de dos tierras, la vasca y la andaluza, y de mayor aprendió a flexibilizar su zona de confort, unas veces por debajo y otras por encima del nivel del mar, según el momento.
Nani Carvajal es directora y editora de Mujeres del Sur
Fotos: Servicio de documentación del repositorio IAPH
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