.-Si no logramos convencer al Gobierno María Salmerón acabará en la cárcel tras llevar 22 años resistiendo el acoso de su maltratador.
.-Lo más triste es que pueda acabar entre rejas por la escasa coherencia del Gobierno que presume de ser el más feminista de la historia de nuestro país.
Por José A. Lozoya
No deja de ser llamativo en este caso sin resolver desde hace 22 años, que parecen más movilizados los apoyos a María entre los medios de comunicación, las juezas o sus vecinas de Montequinto, que entre los feminismos o los hombres por la igualdad. También es raro el poco interés que veo en llamar por su nombre a su maltratador (Antonio Ruiz Daza) o en conocer a sus apoyos en esta batalla, empezando por su actual pareja (Inmaculada Ocaña de Valdivia) que fue en las listas de Ciudadanos a la Alcaldía de Sevilla, y también fue fundadora de la Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Género, que contó en su presentación con Francisco Serrano (ex presidente y expulsado de VOX en el parlamento andaluz).
Conocer la red de apoyos de Antonio Ruiz nos ayudaría a comprender la importancia de la batalla que están librando los partidarios del Patriarcado sobre los cuerpos y las vidas de María y de su hija Miriam. Tampoco estaría de más aclarar que no puede hablar de amor un padre que antepone sus intereses a la felicidad de su hija.
En esta dinámica de aclaraciones, resulta también urgente que el gobierno defina si tiene algún plan B para evitar la injusticia que puede estar a punto de cometerse contra una mujer cuyo único delito ha sido proteger a su hija de un maltratador. Alguien debería de explicarnos las razones por las que no hubo nadie en el Ministerio de Justicia que fuera capaz de encontrar un resquicio legal para solventar los problemas que planteaba la concesión de este reclamado indulto. E igualmente, si es cierto como se ha dicho, que el expediente fue llevado al Consejo de Ministros y Ministras dentro de la carpeta de «no aprobado» para evitar que fuese debatido, y que ni siquiera se pudo someter a la consideración del Ministerio de Igualdad.
María Salmeron y el resto de mujeres de este país merecen conocer con todos los detalles y la máxima transparencia lo sucedido en torno a este caso que simboliza, desde hace décadas, la lucha por romper las barreras legales y patriarcales que todavía impiden la protección de menores ante sus maltratadores.