Las mujeres tenemos mucho que decir sobre todo lo que ocurre en el mundo que vivimos. Hoy inauguramos esta sección con un artículo de la colaboradora habitual de Mujeres del Sur, Cristina Martínez.
LA AVARICIA ROMPE EL SACO
Por Cristina Martínez
Somos uno de los países con mayor número de horas de sol, por ello, es normal que echemos mano de un recurso que no se agotará ni en ésta ni en otras generaciones pese al abuso que hagamos de él. De ahí que la proliferación de placas solares en nuestro país sea una bendición.
Ahora bien, creer que las placas no dejan huella es una falacia y una ingenuidad. Para su construcción se necesitan unos recursos (silicio, cobre y aluminio) que no son ilimitados y, además, hasta que no pasan unos cuantos años las placas no son energía verde, pero eso es preferible a agotar las reservas de combustibles fósiles en una sola generación. Lo que estamos llevando a cabo…
España se está inundando de placas solares, perfecto. El problema es que esas placas se están instalando en campos agrícolas cuando tenemos tierra de sobra no cultivable (sólo que esa instalación tiene un coste más elevado), como para evitar semejante despilfarro de nuestros recursos.
Para hacer un bien se están haciendo los deberes mal, muy mal.
Estamos poniendo placas en el lugar de los cultivos, bosques gigantescos de placas, y eso nos obliga a comprar los cultivos a países del Magreb o de América Latina.
Volvemos a lo mismo. No se pueden utilizar zonas agrícolas incluso si para el agricultor que vende o alquila sus tierras ésa es la opción más rentable. Por el contrario, se debe proteger al agricultor para que eso no ocurra y se debe prohibir ese mal uso de la tierra.
En cualquier caso, como lo están haciendo en otros países (en el desierto de Atacama, en Chile, por ejemplo), se está cultivando la tierra bajo las placas con ingeniosos métodos que a nosotros nos traen al pairo porque no son muy rentables.
Como siempre prima la avaricia y el dinero rápido. Comida para hoy y hambre para mañana.
¡Menudo país le estamos dejando a nuestros hijos…!
Cristina Martínez Martín es escritora, profesora jubilada y empresaria.