
LIDERAZGO FEMENINO Y ÉPOCAS OSCURAS
Por Cristina Martínez

Está claro que la testosterona, lejos de resolver los problemas, los agrava. La gobernanza de la Tierra en manos de los hombres atraviesa un deterioro insoportable: calentamiento global, democracias que se erosionan y se transforman en dictaduras, guerras y conflictos que derivan en genocidios (no solo en Palestina), contubernios, corrupción, y el auge cada vez más amplio, peligroso y extendido del fanatismo islámico que convierte a las mujeres en esclavas.
El panorama no puede ser más desolador.
El mundo está armado hasta los dientes, y esas armas de destrucción masiva podrían acabar con la vida en el planeta. Si seguimos el camino marcado por grandes dictadores, sedientos de poder y expansionismo, cualquier día podríamos saltar todos por los aires y la Tierra se volvería inhabitable.
Sin embargo, el paso de las mujeres por el poder en los últimos siglos ha sido —y sigue siendo hoy— en un 90 % más tranquilizador que el de los hombres. Un breve repaso histórico demuestra que, salvo excepciones, casi todas las mujeres que han detentado el poder han conducido a sus países por aguas más seguras, mejorando la situación social y económica, sin importar su orientación política. Las jefas de Estado, tanto de ayer como de hoy, tienden a evitar los conflictos siempre que es posible.

Golda Meir, primera ministra de Israel desde 1969 a 1974. Fue la primera mujer en Israel y tercera en el mundo en llegar a tan alto cargo. Intentó conciliar la paz con los palestinos y nos hace mirar al pasado con cierta nostalgia.

Sirimavo Bandaranaike, se convirtió en la primera mujer «Primera ministra» del mundo cuando fue elegida para ese cargo en Sri Lanka, ejerciéndolo durante 18 años en tres mandatos distintos (1960-1965, 1970-1977 y 1994-2000). Protagonizó uno de los mejores periodos del antiguo Ceilán.

Michelle Bachelet, tras haber perdido a su padre en prisión y sufrir torturas durante la dictadura de Pinochet, se convirtió en la primera presidenta de Chile ejerciendo el cargo en dos periodos no consecutivos, entre 2006-2010 y 2014-2018. Logró una reconciliación nacional con importantes avances sociales, siendo recordada como una de las mandatarias más queridas de su país.

Angela Merkel, canciller alemana desde 2005 a 2021, fue un ejemplo de política conciliadora, moderada y austera.

Indira Gandhi fue asesinada en 1984, pero antes logró combatir con eficacia la pobreza y las desigualdades en la India. Desempeñó el cargo de primera ministra entre 1966 y 1977 y nuevamente desde 1980 has su muerte. Además ocupó también carteras en Exteriores, Finanzas, Interior y Defensa.

Benazir Bhutto en Pakistán corrió la misma suerte, aunque también dejó un legado de apertura política. Fue asesinada en 2007 en Rawalpindi, tras ocupar el cargo de primera ministra de su país desde 1988 a 1990 y desde 1993 a 1996.

Sheikh Hasina, una exprimera ministra que ha estado dos décadas (1996- 2001 y 2009 -2024) gobernando un país considerado ingobernable: Bangladés. Si bien el progreso fue significativo en su país, enfrentó enormes desafíos y el año pasado tuvo que huir a la India tras un levantamiento masivo contra su gobierno acusado de autoritarismo y corrupción.

Claudia Sheinbaum en México está demostrando ser una líder firme en tiempos difíciles.
Giorgia Meloni ha dejado atrás la etapa bufonesca de Berlusconi, instaurando un gobierno más serio y estructurado. Gro Harlem Brundtland en Noruega y Mette Frederiksen en Dinamarca han demostrado ser excelentes jefas de Estado.
Países como Nueva Zelanda o Islandia, gobernados por mujeres durante años, suelen ser noticia por razones positivas. Muchas otras presidentas y primeras ministras, incluso en naciones pequeñas, gobiernan en paz y con discreción, alejadas de la ostentación y la arrogancia que con frecuencia caracteriza a los hombres en el poder.
Teniendo en cuenta estas premisas y la peligrosidad en la que se encuentra el planeta, tal vez ha llegado el momento en que las mujeres tomemos el relevo del poder para sobrevivir en esta época oscura.
Cristina Martínez Martín es escritora, profesora jubilada, empresaria y feminista.
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