NOS QUIEREN MUERTAS

«El masculinismo defiende a ultranza la vuelta atrás: una mujer sometida al hombre y privada de la igualdad de oportunidades. Y aquellas que se atreven a salirse del guion y a denunciar el maltrato, muertas…«
Por Cristina Martínez

Al ver el tráiler de una película donde las mujeres ocupan el lugar de los hombres, ejerciendo sobre ellos una opresión tan cruel como la que los talibanes imponen a las mujeres en Afganistán, no pude evitar preguntarme, incrédula, cómo habíamos llegado a semejante grado de desquiciamiento.
Es solo una película y no es la única, en Netflix vi otra: “No soy un hombre fácil” que propone de nuevo esa inversión de roles y supongo que debe de haber algunas más…

Tal vez esas películas puedan hacer comprender a los hombres lo que supone ser mujer en un mundo dominado por el patriarcado.
La realidad actual es que muchas de nuestras hijas y nietas dan por hecho la igualdad, y creen que ya no es necesario luchar; desconocen o no dan importancia a que sus madres y abuelas tuvieron que pelear como leonas para obtener lo que debería haberles sido concedido por el hecho de nacer: igualdad de oportunidades.
En este contexto de despreocupación bastante generalizada por parte de la juventud, envejecimiento de las luchadoras de base y la implantación gradual de una cultura extranjera que anula por completo a la mujer, los hombres se agrupan en torno a la llamada Machosfera: un espacio virtual donde proliferan discursos antifeministas y consejos abiertamente misóginos.
¿Por qué temen los hombres a las mujeres que, con tanto esfuerzo y voluntad, han ido ascendiendo hasta ocupar los lugares que les corresponden?
¿Por qué consideran que la igualdad entre hombres y mujeres puede poner en peligro sus prerrogativas?
El masculinismo y la misoginia que ese movimiento lleva aparejados nacen como reacción al avance de las mujeres hacia la igualdad. El masculinismo defiende a ultranza la vuelta atrás: una mujer sometida al hombre y privada de la igualdad de oportunidades. Y aquellas que se atreven a salirse del guion y a denunciar el maltrato, muertas…
Resulta insoportable constatar que en el mundo se sigan cometiendo tantos feminicidios. Ningún país está libre. Se registraron según Naciones Unidas 83.000 mujeres y niñas asesinadas el año pasado. Esos asesinatos se producen en todos los estratos sociales aunque la incidencia sea mayor en aquellos menos cultivados.

Nunca las mujeres pensamos, en nuestro lento y esforzado camino hacia la igualdad, que una plaga semejante se desataría como consecuencia de una reivindicación justa.
Lejos estábamos de sospechar que la conquista de un poco de justicia, tras siglos de injusticia, provocaría reacciones tan virulentas…
Convencer a los hombres de que no pierden, sino que ganan, al tener parejas igualitarias es un objetivo prioritario.
Y, además, la educación primero en la casa y luego en la escuela, y unas leyes que castiguen esos asesinatos con contundencia y severidad es lo único que de momento puede ayudarnos a frenar ese cáncer social. Ahora bien, no olvidemos que las instituciones de justicia siguen estando controladas por los hombres, y los hombres tienen tendencia a perdonar a sus pares…
Cristina Martínez Martín es escritora, profesora jubilada, empresaria y feminista.
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