Por una «España feminista…» y también «plurinacional», «igualitaria», «republicana» o simplemente a secas, «¡Por España!» (Santiago Abascal), nuestros flamantes diputados y diputadas han utilizado las fórmulas más variopintas para demostrar públicamente -algunos por imperativo legal- su compromiso con la Constitución.
«Todas las fórmulas se ajustan a lo previsto», ha puntualizado la nueva presidenta de la cámara alta, la socialista Francina Armengol, asegurando que así lo permite el artículo 4 del Reglamento, en una resolución de la Presidencia de la Cámara de 1989 y en la última sentencia del Tribunal Constitucional.
De todas estas fórmulas, la utilizada por la representante de Sumar en la Mesa de la Cámara, Esther Gil, es la que más me convence: «Por una España feminista». Un juramento valiente que Mujeres del Sur asume y propone completar con enunciados como estos: «Por una España que respete los derechos de las mujeres y de las niñas»; «…que no discrimine la divergencia»; «… que no margine a quienes se declaran LGTBI+»; «…que se comprometa plenamente con la inmigración»; «…que no segregue a nadie por sus opiniones»; «…que no coarte los sentimientos»; «…que abandone el sectarismo»; «…que frene la violencia sexual, los crímenes machistas, las agresiones y los malos tratos contra las mujeres y menores y no rebaje las penas a los delincuentes condenados por estos delitos»; «…que no excluya a los débiles»; «…que vigile y obligue al pago de salarios igualitarios y justos e impuestos equitativos»; «…que reduzca la pobreza»; «…que no juzgue por el físico o el color de la piel»; «…que combata el acoso y repudie a los acosadores»; «…que reconozca a los mayores»; «…que sea solidaria y compasiva ante la enfermedad»; «…que apueste por la inteligencia natural y artificial»; «…que no se corrompa y censure a los corruptos»; «…que proteja y cuide a las personas vulnerables»; «…que promueva la inclusión ; «…que defienda la libertad personal»; «…que apueste por la conciliación y la corresponsabilidad en las tareas del hogar y los cuidados»; «…que acabe con los techos de cristal en la ciencia, la política, la empresa y la tecnología»; «…que termine con la invisibilidad de las personas, especialmente de las mujeres»; «…que promueva una justicia avanzada y derogue el articulado carca que no se adapte a la actualidad»; «…que aliente las iniciativas públicas, privadas, individuales y colectivas»; «…que luche contra la discriminación de la mujer en cualquier parte del mundo»; «…que no deje a nadie sin techo, sin trabajo y condiciones de vida dignas»; «…que promueva el arte, la cultura y apoye la creatividad de las mujeres»; «… que salvaguarde el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos»; «…que se aleje de los cánones consumistas y no estigmatice a nadie». Podríamos seguir agrandando el párrafo muchas líneas más pero en definitiva, de lo que se trata es de inspirar juras de la Constitución que ella misma permite, por una España que ampare a su ciudadanía y brinde seguridad a las mujeres para que puedan vivir libres de amenazas machistas o de cualquier otro tipo.
Son sólo algunas propuestas de las posibles fórmulas que se me ocurren inspiradas en la contundente frase de la diputada Gil. Sugerencias para futuros juramentos constitucionales de sus señorías, que ahí les dejo para que los tengan en cuenta en posteriores ocasiones o, sin ir más lejos, por si hubiera repetición electoral.
Sara Lagos