Mujeres del Sur

PSOE:

Romper el silencio, derribar el patriarcado

Por Yolanda de la Bandera Corpas

En los últimos meses, en la familia socialista estamos viviendo días difíciles. Las denuncias de acoso y vejaciones en el ámbito laboral y político que han presentado compañeras del partido están poniendo en cuestión la senda feminista que, como organización, decimos defender. Y creo que es necesario hablar claro.

Por si alguna lectora no lo conoce, el Partido Socialista recoge en sus estatutos, reglamentos y Código Ético afirmaciones tan básicas -pero tan importantes- como estas:

  1. El PSOE es un partido feminista.
  2. No se puede ser socialista sin ser feminista.
  3. Los y las socialistas nos declaramos abolicionistas del género como construcción social y cultural, de la prostitución y de los vientres de alquiler.
  4. El feminismo es el movimiento más profundamente democrático del siglo XX y debe ser el centro de una propuesta política esencialmente democrática como lo es la socialista.
  5. El partido debe desplegar todas las medidas necesarias para prevenir el acoso sexual o por razón de sexo.

Frente a esto, hay partidos -hablo de PP y Vox- que no contemplan el feminismo en sus líneas ideológicas, no pueden reivindicar una trayectoria histórica en derechos de las mujeres, no incluyen la igualdad ni la paridad ni la lucha contra la violencia machista en su normativa interna. Es más: alguno de ellos expone incluso posiciones contrarias en varios documentos. Y ninguno tiene la agenda feminista como eje central.
A día de hoy, el PSOE es el único partido que ha tenido la valentía de incluir en las resoluciones de su 41º Congreso la declaración de ser abolicionista del género.

Dicho esto, permíteme lanzarte una pregunta a ti, lectora, mujer:

¿Te has encontrado alguna vez en una situación incómoda por comentarios o actitudes de compañeros de trabajo, familia o amigos, hacia ti o hacia otra mujer?

Estoy convencida de que el 95% responderá sí.

¿La razón? Muy sencilla: la cultura patriarcal de la que venimos.

Yo misma he escuchado muchas veces, dentro y fuera de la política, bromas machistas en una comida o en una reunión. He crecido con ese ambiente. Me he sentido incómoda, pero era “lo normal”. Hemos crecido con ello. Y precisamente por eso sé que estas actitudes no desaparecen solas.

¿Qué tiene que ver esto con lo que está sucediendo en el PSOE?

Para mí, que la estructura del partido se esté moviendo ante los hechos que hemos conocido es un síntoma de sanación y de evolución. Algo que muchas mujeres en otros partidos, organizaciones y empresas querrían para sí.

No podemos censurar que estos casos estén saliendo a la luz en el PSOE. Solo en un partido que no tolera estas actitudes es posible que se denuncien. Ahora bien, cuando esto ocurre, hay varias cuestiones fundamentales.

  1. La respuesta inmediata de la organización

La respuesta está siendo distinta según el territorio, sí, pero a todos debemos exigirles más eficacia, protocolos más claros y una a plicación más rigurosa. Y quiero decir algo sin rodeos:

A los partidos que se dan golpes en el pecho porque “en sus filas no hay casos”, estoy convencida de que no es porque no los haya, sino porque nunca serán públicos. Nunca serán transparentes. Y ese silencio no es un logro, es una renuncia.

2. La respuesta de sus dirigentes y exdirigentes

Debemos huir del oportunismo. No se puede poner en cuestión a una víctima según la afinidad personal o política con el presunto agresor. Ese mensaje sería devastador: significaría que, si el agresor es amigo de alguien con poder, la víctima pierde credibilidad. Y eso es revictimizarla. Tampoco podemos utilizar las diferencias políticas para ajustar cuentas.

Muchas mujeres sabemos lo que es quedar fuera de espacios, no por ser mujeres, sino por los egos políticos -a veces incluso de otras compañeras-. Y también sabemos que hay compañeras que hoy exigen lo que ayer, cuando tuvieron responsabilidad y capacidad de actuar, no hicieron. No se puede pedir ahora una contundencia que no se ejerció entonces. La coherencia feminista también implica asumir dónde no estuvimos a la altura. Por eso hoy quiero decir algo alto y claro:

COMPAÑERAS: HAY QUE ESTAR CON LAS VÍCTIMAS Y NO CON LA OPORTUNIDAD PERSONAL.

3. La respuesta de la militancia

Tenemos una militancia inteligente, feminista y cada vez más comprometida con los derechos de las mujeres. Y está a disposición de su organización para apoyar todas las medidas necesarias que permitan erradicar la cultura patriarcal que sigue tan presente en nuestra sociedad.

Como socialistas, no debemos tener miedo al “qué dirán”. Al contrario: debemos sentirnos orgullosas de militar en un partido donde estas actitudes no se validan y se repudian. Donde las denuncias no se silencian, sino que se escuchan y se actúa.

Estoy convencida de que en los próximos días veremos iniciativas encaminadas a erradicar cualquier abuso de poder y a garantizar protección -social y legal- a las víctimas. Porque el feminismo no se declara: se practica. Y si queremos transformar la sociedad, también debemos transformarnos por dentro.

Yolanda de la Bandera Corpas es militante socialista.