ACTRIZ REVELACIÓN DE LA SERIE «LA PROMESA» QUE BORDA EL POPULAR PERSONAJE DE «MARÍA FERNÁNDEZ»
Por Nani Carvajal
.-Es su primer gran papel en formato audiovisual. Tiene muchas tablas en el teatro pero su sueño es hacer cine.
.-Dice que a las mujeres les queda mucho que conquistar todavía en el mundo artístico pese a los avances conseguidos en todos los géneros.
.-La serie «La Promesa», que se emite en La 1 de TVE tiene más de un 10% de audiencia, supera la media de la cadena y ha firmado ya su renovación por una temporada más.
«María Fernández» se llama Sara Sánchez Molina, de nombre artístico Sara Molina a secas. Es una pelirroja inconfundible para quienes a diario la siguen en la sobremesa de La 1 por su naturalidad, su acento andaluz, su pizpireta menudez y su mirada intensa. En más de un millón de personas se contabiliza la audiencia que ha popularizado su personaje y convertido «La Promesa», como su propio nombre indica, en una prometedora serie para la cadena pública (se emite de lunes a viernes en TVE 1 a las 16,30).
–«El personaje de María Fernández –nos cuenta Sara Molina- empatiza mucho con el público porque es como la voz de la calle. No tiene filtro, suelta lo primero que piensa y logra que la gente que ve la serie se sienta identificada con ella. Es un personaje muy agradecido y si a eso le sumas todos los condicionantes del guión resulta muy divertido, yo me lo paso pipa.»
Ciertamente Sara Molina disfruta de su personaje cada tarde desde que «La Promesa» se estrenara el pasado 12 de enero y la nueva serie ocupase en la cadena pública la franja horaria de «Servir y Proteger». «María Fernández» se ha convertido en toda una revelación dentro de un notable reparto en el que tiene la suerte de ser la íntima amiga de la protagonista, «Jana Expósito» (Ana Garcés): ambas trabajan como criadas en la finca de los «Marqueses de Luján», ambientada en la campiña cordobesa en 1916, cuando la guerra de Marruecos.
En la vida real el escenario de La Promesa es el palacio de El Rincón, una fortaleza del siglo XIX situada en Aldea del Fresno (Madrid), propiedad de Tamara Falcó quien lo heredó de su padre, el Marqués de Griñón, después de que este muriera de coronavirus en los primeros días de la pandemia. Precisamente El Rincón ha sido el lugar elegido por la también hija de Isabel Preysler para celebrar su enlace matrimonial con Íñigo Onieva el pasado 8 de julio.
En sus más de 150 años de historia por el palacete han desfilado diferentes miembros de la realeza. De hecho, Alfonso XIII organizaba allí cacerías y se sabe que, tanto el rey emérito, como Felipe VI se han alojado en sus aponsentos. Tamara Falcó ha contado que de pequeña dormía en La habitación del Príncipe, llamada así por ser la que ocupaba Don Juan Carlos de niño.
UN TRABAJO INTENSO
Decía Picasso que «si la inspiración te llega, mejor que te coja trabajando» y Sara Molina apostilla que si «la oportunidad se te presenta, mejor que la afrontes preparada». Así de claro lo tiene esta joven que nació en Barcelona hace 27 años pero a los diez se trasladó con su familia a Villacarrillo (Jaén) y que no ha dudado en echarse al hombro muchas horas de estudio y de trabajo desde que hace 12 se fue a Sevilla a cursar Arte Dramático. Sabe que su momento le ha llegado con «La Promesa» y ahí es donde, hoy por hoy, le toca demostrar su talento:
S.M.:.-«Trabajamos de lunes a viernes muchas horas porque se graba un capítulo diario. Al principio es difícil, te requiere mucho estudio, mucho tiempo, mucha energía… hasta que te haces al ritmo. Como al principio no estaba acostumbrada, mientras me hacía con el personaje me costaba hasta dormir pero una vez que ya lo coges y pasan dos o tres meses baja la intensidad pues ya conoces a tus compañeros, el set, el funcionamiento del equipo de trabajo y se te presenta todo un poco más sencillo.»
M.S.: «¿Pensaste alguna vez que tu preparación profesional estaría a la altura de una serie seguida a diario por más de un millón de personas?
S.M.: -«Confiaba en mí pero al no haber tenido experiencia anterior en un proyecto audiovisual tan grande me sentía con mucha inseguridad, aunque el trabajo de interpretar en sí mismo sí me sentía capaz de hacerlo. Aquí no hay tanta expresividad como en el teatro, tienes que jugar más con las miradas, los planos y a la vez gestionar bien el estrés que conlleva un proyecto como este que tiene detrás a tanta gente.«
Entre los sueños y el cotilleo se desenvuelve capítulo a capítulo, el personaje de «María Fernández», una doncella más del palacio. La riqueza y la pobreza, la servidumbre y el poder son los ejes por los que discurren las distintas tramas de un guión centrado en una época en la que el mundo era bien distinto al actual especialmente para las mujeres:
M.S.: -¿Cómo ves el cambio de las mujeres de principios del siglo XX a las del siglo XXI?
S.M.: –«Ha habido una evolución muy clara de las mujeres y de hecho ,nosotras, las jóvenes del siglo XXI, a veces no comprendemos cómo podían considerarse normales ciertos comportamientos de entonces, como por ejemplo el que la vida de una mujer al casarse pasase a depender completamente de la esfera del marido. Hay muchas cosas que no entendemos de aquellos años -el exceso de paternalismo hacia las mujeres o la cantidad de prohibiciones que tenían- y, lógicamente, en el rodaje los directores nos marcan muy claro lo que se refiere a la época.«
«Las mujeres hoy somos visibles, tenemos nuestro lugar, nos hemos plantado en muchos aspectos y nos ha mejorado la vida. Ahora podemos ser independientes y autosuficientes. No como antes»
MICROMACHISMOS
Pero la igualdad de las mujeres no se ha conseguido aún en todos los campos y menos, asegura Sara, en algunos tan masculinos como el sector artístico y audiovisual: «Hay todavía mucho que hacer. Nos quedan muchos micromachismos que cambiar. Comparo mi experiencia y veo que en el set en el que estoy trabajando somos muchas mujeres, pero en lo que se refiere al equipo técnico no hay tantas. El otro día vi por primera vez a una mujer foquista (1) haciendo su trabajo.
La potencia del personaje que interpreta Sara Molina en «La Promesa» tiene también el atractivo de su acento andaluz: «Lo que pasa es yo tengo muchas influencias porque nací en Barcelona donde estuve viviendo durante diez años. Después nos fuimos a Jaén porque mi familia es de Villacarrillo y también he vivido mucho tiempo en Sevilla y Cádiz. Pero la serie se desarrolla en Andalucía y el guión recopila muchas expresiones y refranes que al final suenan bien porque es el resultado de un esfuerzo entre lo que yo aporto y lo que yo recibo.»
Voluntariosa y optimista para todo lo que se relacione con su trabajo, Sara Molina considera imprescindible la motivación y el esfuerzo personal para sobrevivir en un mundo tan competitivo y difícil como es el artístico. «Yo no me puedo quejar -dice- pero la verdad, ahora mismo fácil no es nada. Tienes que proponerte algo y trabajar en ello, responderte al por qué lo quieres hacer porque la motivación y el trabajo diario son lo más más importante. Tiene que auto motivarte tú todos los días y ser muy insistente. Así es como creo que llegan las oportunidades y somos capaces de aprovecharlas».
Hasta ahora la trayectoria profesional de Sara Molina se ha centrado, sobre todo, en el teatro donde, además de fundar junto a varias creadoras escénicas andaluzas la compañía «Hartateatro» ha actuado de actriz en obras como “Queremos saber”, “Musas de Andalucía”, “Paraíso perdido” y “Enlorquecidas”, bajo la dirección de Jose Luis Camacho, Alfonso Zurro, Juan Dolores Caballero, Marta Ocaña respectivamente. En 2021 se atrevió a cambiarse de banda y codirigió la obra «La triste fiesta de los fantoches» estrenada dentro de la Programación del Festival MITIN del centro TNT de Sevilla.
S.M.: -«Desde la otra parte ves no solamente el papel de actuar, de interpretar, sino también el de dirigir y de tener una visión asumida y propia de la obra que enseñar a los demás que deben fiarse de tu criterio. Para mi codirigir esa obra supuso aceptar una perspectiva diferente que ahora, cuando me veo dirigida, también la tengo, y percibo el trabajo de una forma súper respetuosa.»
“La Triste Fiesta de los Fantoches” es una versión libre de de “La Rebelión de los Objetos” de W. Maiakovski. Esta pieza combina la poética de las palabras del autor con una propuesta escénica, manchada de tintes expresionistas, que utiliza el movimiento como modo de expresión y rebelión con la premisa de la coreógrafa Pina Bausch: “expresa con el cuerpo lo que no seas capaz de transmitir con palabras”, su modo de creación inspira este proyecto, presentando a los personajes con una composición física alejada de todo realismo.
HACER CINE
M.S.: ¿Cine o teatro, interpretación o dirección, por qué te decantas?
S.M.: –«Me gusta todo y me gustaría hacer de todo siempre. Aunque ahora esté con una serie diaria me encantaría poder volver al teatro y, por supuesto, grabar cine que hasta ahora no lo he hecho y es lo que desearía hacer«.
Mientras le llega su momento cine Sara Molina saborea el éxito de su primera serie televisiva. Se ha convertido en uno de sus personajes más populares y lo percibe. «Me está llegando mucho y muy positivo cada día. A la gente le está gustando la serie, la audiencia sube, es como una sorpresa diaria. Hay quien dice que está salvando la cadena,» opina con satisfacción.
No ha querido hacernos spoiler ni con el desenlace de sus amoríos en «La Promesa» – ya parece que no se casa con «Salvador», el novio que se le marchó a la guerra, dio por muerto y finalmente volvió aunque, eso sí, bastante trastornado- ni con sus nuevos retos profesionales. «Todo lo que venga va a ser grato y será una sorpresa bonita. De momento me quedo en España porque es donde tengo trabajo. Intento hacer pocos planes porque se pueden truncar y no tiene sentido», dice la actriz.
Sin duda el debut de Sara Molina en la pequeña pantalla ha supuesto toda una revelación para el público y la propia productora de la serie, además de un paso de gigante en su carrera artística. Quienes esperaban de ella un papel discreto por interpretar un personaje secundario no han atinado. Su popularidad es creciente. Su secreto, un trabajo impecable que la conduce derechita al cine.
(1) En el sector audiovisual, el/la foquista profesional debe captar y registrar imágenes e iluminación en productoras de cine y vídeo.
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De momento no piensa casarse ahora mismo está así bien
Fuentes cercanas al portal le aseguraron que los coproductores Bambú Producciones y Studio Canal deberán entregar ahora 119 capítulos para la serie por un valor de 7 millones de euros.
Uno de los aspectos más destacados de la telenovela de TVE es la manera como han recreado el estilo de hace un siglo, lo cual incluye el vestuario y las locaciones.
Ana Garcés es la actriz que interpreta a Jana, una muchacha que llega a La Promesa con un solo objetivo: vengar la muerte de su madre y encontrar a su hermano. Sin embargo, en medio de su plan, se enamora de Manuel.