ADIÓS A LA ARCHIVERA SEVILLANA MÁS UNIVERSAL
Acaba de dejarnos una gran mujer, una excelente profesional, trabajadora y sabia, que hizo revivir nuestros asuntos del pasado cuando sólo eran legajos y fajos de papeles amontonados en sótanos y trasteros. Antonia Heredia Herrera, la gran archivera sevillana, se despide después de haber dedicado su sabiduría y esfuerzo al patrimonio documental del Archivo de Indias durante sus primeros 30 años de vida profesional, del Archivo General de Andalucía (1995-2004) y del centenar centenar de pueblos sevillanos desde su cargo de directora del Archivo de la Diputación Provincial (1972-1995).
Doctora en Historia de América, la sevillana nacida en 1934 trabajó de forma incansable durante setenta años por nuestra memoria colectiva y por preservar todo lo que se guardaba de ella. De hecho se la considera nacional e internacionalomente como una de las maestras de la archivística actual, excelencia que se traslada también a su extensa labor docente.
Antonia Heredia transmitió sus conocimientos desde la Universidad Internacional de Andalucía con su máster de Gestión Documental y Administración de Archivos, e impartió cursos en numerosas universidades de América latina y Portugal. Impulsó la revista centenaria «Archivo Hispalense», participó en la redacción del Reglamento de Archivos Andaluces de la Junta de Andalucía y creó el primer plan español de organización y descripción de archivos municipales.
Con la modestia y afabilidad propia de las personas sabias, Antonia Heredia acometió el invetario de los fondos de los hospitales y centros benéficos que se pudieron conservar desde la Edad Media y que hoy día se encuentran vinculados a las Diputaciones Provinciales. Tuve el privilegio de ser testigo presencial tanto de ese complicado trabajo como de otros similares pues coincidí con Antonia en la Diputación sevillana cuando ejercí como Jefa de Prensa en el organismo provincial (1981-1983) donde tanto el entonces presidente, Manuel del Valle, como la vicepresidenta, Amparo Rubiales, supieron valorarla y le permitieron trabajar sin cortapisas de ningún tipo.
El Ayuntamiento sevillano concedió a Antonia Heredia la Medalla de Oro de la Ciudad en 2008 y dos años más tarde recibió el más alto galardón de la provincia. Fue miembro de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias, Artes y Letras y vocal de la cátedra General Castaños. El legado que nos deja la gran archivera hispalense, que coincidió en su trabajo de investigadora con colegas del prestigio de Ramón Carande, José de la Cámara, Pierre Chaunu o Enriqueta Vila, tiene el incalculable valor de su esfuerzo rompedor en un mundo masculino, de su altruismo frente al engolamiento intelectual y de la eficacia propia del buen hacer de personas como ella, versadas en humanidad. Descanse en paz.
Nani Carvajal